Día 9: Verdades y Secretos

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Vicente me golpeó, jamás imaginé que sería capaz de hacer algo así, tan solo que eso fue solo el inicio, porque lo que ha intentado hacer supera todo lo anterior.

Ha ido un par de veces a mi casa, me ha obligado a intimar y he tenido que ceder, porque le amo, porque es lo que deseo y me he equivocado estúpidamente.

-Creo que este jueguito me gusta mucho más... Violar al novio de mi amigo... Es realmente delicioso... Un día podríamos hacer un trío, ¿no crees? Golosa...-mencionó hace unos días.

No le tomé mayor atención y es que estaba muriendo por dentro. Trato de comprenderme, pero me es imposible.¿Por qué me siento tan mal?  Si Bosch es la persona que amo, debería dar gracias que me ha perdonado.

Lo peor es que ya no sé si estoy fingiendo con Alonso. Me siento mal, algo se ha quebrado en mi interior y necesito que alguien fuerte me ayude a pegar los pedazos repartidos por doquier.

-¿Podrías abrazarme? - le pedí acongojado el otro día.

Tan solo me tocó y ya estaba llorando como un niño en los brazos de su padre.

-Amor...  ¿Qué te sucede?  ¿Alguien te ha hecho daño? - esa palabra, ese cariño, me impactó.

-Dímelo de nuevo... - le pedí ignorando sus preguntas.

Amor... Amor...  Amor...  Repitió sin parar, mientras mis oídos se llenaban de aquel calor.

Cuántas veces he deseado que Vicente me llame de esa manera y aunque he intentado todo por merecer su corazón, pareciera que nada es suficiente. Es demasiado perfecto para mí.

Si ya todo iba mal, empeoró cuando vi a mi amado coqueteando con alguien familiar.

Ahí estaban ellos dos, sentados bajo un frondoso cerezo, en el patio del colegio. Él se reía lindo, lindo como nunca lo ha hecho conmigo, porque jamás tuvo que conquistarme, siempre me tuvo.

Sin embargo, fue ella la que me sorprendió, que fuese esa chica la que estuviera a su lado. Era Eunbyul la elegida, aquella que estaba gozando de su preciada compañía.

Pensé lo peor, mis entrañas se retorcieron al creer que mi mejor amiga estaba flirteando con Bosch.

-¡Eunbyul!  ¿Qué  crees que estás haciendo? - le grité ofendido.

Los separé a la fuerza, la levanté decepcionado, pensaba que era mi amiga y en realidad estaba interesada en mi hombre.  ¿No era ella quien decía que lo encontraba asqueroso? ¿Todo era mentira?

-Yo no he hecho nada, es él quien me está molestando... jamás me interesaría en alguien tan desagradable como Vicente...- dijo la coreana antes de irse enfadada.

No supe cómo reaccionar, todo sucedió muy rápido. Me quedé viendo cómo se marchaba mi amiga, ¿acaso no tuve que creer primero en su lealtad?

-Eso dice ahora, pero tú sabes muy bien que nadie se me resiste... Caerá más temprano que tarde... ¿y sabes lo mejor? Que me calientan las que se hacen las difíciles y no son tan fáciles como tú...- escuché a mi espalda la voz del rubio.

Volteé y me percaté de algo que jamás había sucedido. Le estaba mirando con rabia, no me detuvo el amor que siento por él, sino que sólo me animaba el coraje de oírle burlarse de mí. 

¿Qué me está sucediendo? ¿Qué pasa con mi amor? Siempre pensé que sería eterno, más que mal, es lo que me ha mantenido con vida después de lo sucedido con Francisca y el odio de mis padres. De pronto le contemplé humano, ya no divino, lleno de imperfecciones y me aterré, porque finalmente estaba frente a un monstruo. 

-¿No te gustó sacarme celos con el feo y con Alonso? Pues ahora atente a las consecuencias... No había tocado a la china esa porque era tu amiga, pero ¿sabes?... Hace mucho he querido tenerla saltando sobre mi verga...- me susurró al oído.

Su aliento me pareció el de un animal feroz, acechando a su presa, asustándola y gozando con ello. El calor de su cuerpo me pareció repugnante, su aroma insoportable. Todo lo que había en mi interior se ha desvanecido, el amor que le profesé por años ha desaparecido y ahora no puedo creer que estuve enamorado de semejante bestia. 

-Te prohíbo que le hagas daño a mi amiga... Sí quieres hacerme daño, atácame a mí. No tienes por qué usarla a ella, Eunbyul no tiene nada que ver con esto... Escúchame muy bien. No voy a permitir que le toques ni un solo cabello, ¿entendiste?- Defendí a quién siempre me ha escuchado y ha estado ahí a pesar de todos mis pecados. 

Fue capaz de pegarme y en ese momento no dudaría en hacerlo de nuevo. Tomó mi brazo e intentó doblarlo para doblegarme.

-No harás nada, porque de lo contrario le contaré a todo el mundo que mataste a Francisca... Recuerda que Verónica y yo estábamos ahí...- me amenazó descaradamente, para luego lanzarme contra el suelo sin piedad, como a un trapo viejo. 

Estaba derrotado, disminuido como hace mucho no lo experimentaba. Los malos recuerdos llegaron a mi cabeza como una pesadilla, mientras veía cómo mi verdugo se marchaba triunfante, limpio de toda culpa, cuando en realidad...

-Si tú hablas yo también lo haré... ¿O acaso no te acuerdas... que fuiste tú quien la violó? Te vi Vicente, sé toda la verdad y no querrás que siga comentando los otros secretos que he averiguado sobre ti...- se acabó, no seguiré apoyándolo más.

Me miró atónito, sorprendido de la acusación que levanté contra él. No, ya no se reirá de mi nunca más. Ahora sabrá de lo que soy capaz de hacer.

ADVERTENCIA: La belleza es peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora