No podía verme al espejo, sin embargo, sabía que todo mi rostro estaba hinchado. Los golpes me desfiguraron la cara, estaba tan moreteado que apenas podía abrir los ojos.
-Resististe como un guerrero, te felicito por ello... A mi la primera vez, Leonardo me botó tres dientes... A ti solo uno.... - dijo Marcela a modo de consuelo, aunque el hecho de tener la dentadura incompleta me causó más tristeza.
Luego de esa paliza vinieron muchas otras, tantas que no logro recordarlas todas.
¿Cuánto tiempo habrá pasado?
Me pregunté los primeros meses. Cuando mi cuenta llegó a 180 días creo que me detuve, ya no tenía caso contar mis penurias con las puestas de sol, y es que cada vez ganaba más la idea que terminaría muriendo en aquel sótano. ¿Qué utilidad tenía contar mi agonía entonces? Porque ella llegaría más temprano que tarde.
-Nuestros cuerpos podrán morir, pero nuestra alma quedará y perdurará... Confía en Dios, él todo lo ve y juzgará a los pecadores... - me solía decir la anciana que tenía por compañera.
Nunca fui religioso, de hecho, odiaba todo lo que tuviera que ver con un dios, mandamientos y reglas hechas para fastidiar la libertad de todos, tan solo que estando allí, completamente desamparado, comencé a encontrar un consuelo en las palabras de amor de Marcela.
Me dormía con los pensamientos de una energía superior que me estuviera esperando, que me abrazara cuando muriera y me aliviara de tanto sufrimiento.
¿Para qué continuar con esta pesadilla que he llamado vida?
Me terminé convenciendo de eso, y es que desde que tengo uso de razón, no he parado de sufrir.
Mis padres nunca me quisieron. Tal vez mis primeros años fueron más cariñosos, pero mientras fui creciendo me fui dando cuenta que no me soportaban. Todo empeoró con la muerte de Francisca y los juicios en tribunales. Ahora, al saber que ellos estaban enterados de la verdad, comprendo que fue la excusa que tuvieron para dejar de fingir que me querían y comenzar a tratarme como siempre quisieron, como un simple problema. ¿Qué hice tan mal para merecer su rechazo? ¿Habrá sido nacer homosexual?
Incluso eso me llegué a cuestionar durante aquellos meses encerrado.¿Cuándo me di cuenta que era gay?
A mi mente solo vino el recuerdo de Vicente, de mi primer amor. Un día, cuando jugábamos, simplemente me di cuenta que me gustaba, que soñaba la idea del príncipe azul y el castillo con él, no con una niña. Antes de él no hubo confusión, porque no me importaba. Luego de él, fue aceptar que era diferente y que me gustaban los chicos.
¿Habré sido violado? Me lo pregunté, y es que si Vicente fue agredido, explicando su comportamiento, ¿por qué el mío no?
Ningún recuerdo llegó a mi cabeza, jamás nadie se me acercó con esas intenciones antes de Vicente.
Oh mi querido primer amor. Por él también sufrí, con su muerte y con el accidente de Francisca.
Y ahí llegamos al único ser que ha podido amarme, el chico que entregó su vida para salvarme. ¿Y para qué? Si Verónica acabará conmigo de todos modos. Alonso, ¿me perdonarás por haberme rendido tan fácil?
Una noche, mientras pensaba en mis desdichas, apareció Verónica. Está vez fue distinta, ya que en sus manos llevaba una linterna. Alumbró el calabozo y por primera vez pude verle por completo, divisar cada esquina repleta de mierda, y las murallas negras por la humedad. Incluso distinguí las moscas que revoloteaban por el techo.
-Quería verte mejor, ver aquellos pellejos que tapan tus huesos... Estás realmente asqueroso, eres un cadáver en descomposición... - Verónica se reía de mí mientras me alumbraba.
Cómo se me hizo costumbre, me senté al lado de Marcela, sin hacer ningún gesto, esperando a que se fuera pronto aquel monstruo. Aunque esta vez fue no fue como siempre, porque la anciana no dejaba de verme, sentía como si su miraba me estuviera quemando la piel.
Volteé y me encontré con sus ojos cansados derramando lágrimas, las primeras que pude verles. ¿Estará conmocionada al poder verme bien por primera vez? Y es que durante todos estos meses solo me había sentido en la oscuridad y divisado apenas por la luz que escurre del agujero en el techo.
-¿Qué te pasa vieja decrépita? - la encaró su nieta.
-Esos ojos... - es todo lo que mencionó Marcela, mientras seguía llorando a más no poder.
-¿Qué sucede aquí? - escuchamos de pronto la voz grave de Leonardo, había oído el llanto de su madre probablemente.
-¿Qué hiciste?... Le juraste a Leonor que no le harías daño... ¡Rompiste tu promesa! - por primera vez la anciana encaraba a su hijo.
-¿De qué hablas? ¿Qué tiene que ver mi madre en todo esto? - le respondió Verónica.
-Niña estúpida, ¿acaso no reconoces esos ojos? ¿Nunca antes los habías visto?.... Dios santo, si es el vivo retrato de su madre...-Marcela se levantó para encarar a la joven, antes de seguir con Leonardo.
-¿Por qué? ¿Por qué lo trajiste de vuelta? ¿Acaso no te bastó que naciera aquí? ¿También quieres que muera en esta mierda? - reveló la anciana, golpeando con sus manos a su hijo.
-Yo quería darle mi amor, lo iba a hacer mi esposo, todo sería perfecto.. Pero él me traicionó, me abandonó igual como hizo la perra de su madre, que se embarazó de su amante.... Él se buscó el mismo final que Leonor... - respondió el hombre, mirándome fijamente, aunque hablándole a su progenitora.
Y en ese momento pude darme cuenta cuál era la razón por la cual Leonardo siempre quiso tenerme, ahora puedo comprender sus palabras. Me deseó desde mi infancia porque quería realizar en mí, lo que no pudo hacer con su esposa, con aquella mujer llamada Leonor... Con mi verdadera madre...
ESTÁS LEYENDO
ADVERTENCIA: La belleza es peligrosa
Mystery / Thriller¿Por qué está lleno de gente hermosa pero fría? ¿Acaso la belleza no puede ser acompañada de bondad? La Scuola Bianchessi fue fundada por una de las mujeres más hermosas del país, y por ello, ha decidido crear un lugar donde la hermosura física se...