Día 62: La confesión de Marcela

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Leonor Fisher fue la única heredera de la familia que controlaba Fisher and Oldman, junto con tantas otras empresas que había fundado su padre, don Adolfo. Toda su vida fue normal, asistió al colegio y luego a la universidad. Como hija única, debería hacerse cargo de los negocios familiares una vez su padre se retirara. Esa idea, ese destino, fue el que la llevó a la ruina.

¿Cómo amar un destino que ya te habían trazado? Mientras crecía la mujer tenía cada vez más claro que lo suyo no era la economía. Estudió ingeniería civil para darle en el gusto a todos, sin embargo, ella siempre quiso ser actriz.

Estaba resignada a seguir con esos planes, cuando a su vida llegó la solución a sus problemas, conoció a Leonardo Almeida, un compañero de su facultad que no poseía riquezas, que provenía de una familia de esfuerzo, pero que con su inteligencia había logrado llegar a la universidad. Poco a poco comenzaron a ser cercanos y de pronto, casi sin darse cuenta, ambos terminaron enamorados.

El romance no le gustó a don Adolfo, él no era digno de una señorita de clase como era Leonor. Intentó de todo por separarles, sin lograrlo y es que los unía algo mucho más fuerte que un amor, era una idea la que los juntaba. Leonor vio en Almeida al candidato perfecto para hacerse cargo de Fisher and Oldman, si se convirtiera en su esposo, ella podría dejar de lado sus responsabilidades y por fin ser libre. Lo que ella nunca previó fueron las verdaderas intenciones de Leonardo, esas que afloraron de a poco después de su matrimonio secreto.

A como dio lugar, el hombre se ganó la confianza del patriarca Fisher y con mucho cuidado, fue electo Gerente General del holding, cuando el anciano decidió retirarse. La empresa nunca anduvo mejor hasta la llegada de Almeida y es que con mucho esfuerzo, consiguió contratos que nunca antes habían logrado. Todo iba de maravillas para el aspirante a dueño de aquella fortuna, todo parecía brillar hasta que Leonor encontró a su verdadero amor.

-¿Quién era ese hombre?- le pregunté a Marcela, quien me contaba detenidamente toda la verdad.

Luego de haber revelado la verdad tras mi nacimiento, Verónica entró en pánico y atacó a su padre por no confiarle su mayor secreto. Leonardo decidió llevársela y al quedar nuevamente solos, la anciana me abrazó fuerte como había hecho aquella noche en que nací en medio de aquel infierno.

-No lo sé, cariño... Lamentablemente, aunque estuve encerrada muchos meses con tu madre, ella jamás quiso decirme el nombre de tu padre...- respondió Marcela, para luego seguir con su narrativa.

Leonor incursionó en el teatro al haber conseguido al mejor reemplazable posible en los negocios familiares. Jamás se había sentido más plena, por fin encontró su verdadero ser y con ello, a un hombre que la amó como nunca antes.

Al decidir vivir libremente su romance, liberó la bestia que estaba atada en Leonardo. Colérico, el hombre le amenazó, todo el patrimonio de su familia estaba en sus manos y podría dejarlos en la calle. Él no podía permitir que le arrebataran el poder conseguido con aquel matrimonio.

-Aunque mi hijo sea un demonio, debo reconocer que si ha amado realmente a alguien en esta vida, ha sido a Leonor.... Quizás por eso se volvió loco al saber que ella no le correspondía...- reveló la anciana.

-Muchas personas son rechazadas, y no por eso hacen las barbaridades que ha hecho Leonardo...- repliqué.

-Supongo que yo tengo la culpa de todo ello... Su padre era un hombre violento y alcohólico... Le conocí cuando apenas era una niña y creí en sus palabras de amor. Fue mi peor error y es que con el tiempo comenzó a golpearme, a abusar sexualmente de mí.... Lo único que me retuvo a su lado fue mi hijo, hasta que las cosas pasaron a mayores... Mi esposo comenzó a traficar drogas y hacerse amigos de hombres tan malos como él... Pronto me convertí en el juguete de todos esos animales. Fueron torturas tras torturas... Aguanté lo más que pude, hasta que mis fuerzas de madre se agotaron y decidí huir.... Sé que tuve que marcharme con mi hijo, tan solo que fui débil, creí que no podría hacerme cargo de él... Leonardo se crió con esos hombres...Ocupó mi lugar cuando apenas tenía ocho años.... Yo le abandoné y ahora me hace pagar por mis culpas....- Marcela lloró tras contarme su pasado.

Leonardo se volvió loco, no podía creer que la única mujer a quien había amado le fuera infiel, le había abandonado de la misma manera en que madre lo había hecho. Tan solo que esa vez, él no se quedaría de brazos cruzados.

Lo único que necesitaba era un heredero, un hijo al cual proteger y utilizar como resguardo de sus intereses. En ese momento, hicieron un trato. Leonor quedaría embarazada de Almeida, tendría al legítimo heredero y luego se marcharía. Leonardo se haría cargo de aquel hijo para así velar por los intereses del niño, para seguir controlando Fisher and Oldman.

Parecía un trato justo, tan solo que la mujer no quedaba embarazada nunca. Durante aquellos meses, Leonor no pudo ver a su amante, su esposo quería estar seguro que el bebé que engendrara fuera suyo.

Al darse cuenta que su plan no servía, decidieron buscar ayuda médica especializada y en ese momento, supieron que Leonardo era infertil, su sueño de tener al legítimo heredero de aquella fortuna, se disipaban. Sin embargo, que como Leonor ansiaba marcharse de su lado, le propuso adoptar a un hijo y hacerlo pasar por el fruto de su matrimonio.

-Y debo suponer que ese bebé es Verónica...- interrumpí las palabras de Marcela.

-Así es, aquella muchacha no es más que la hija mejor de un campesino, que prefirió venderla por un poco de comida...- escuché de la boca de la mujer.

Leonor fingió el embarazo y cuando dio a luz, mostró a la niña que habían comprado. Todo el mundo creyó en su historia, y tras dos meses de fingir ser la madre perfecta, cumplió con su palabra y se marchó sin decir adiós.

-Se reunió con el amor de su vida e intentó marcharse del país. Lo que no pudo imaginar jamás, es que Leonardo nunca pierde, y tal como hizo conmigo, la secuestró para luego encerrarla en el sótano de la mansión que había mandado a construir... Así es como conocí a tu madre...- volvió a sollozar la anciana mientras me platicaba.

Para su desgracia, en su vientre se había engendrado un hijo, fruto de su romance secreto. Almeida al saberlo, enloqueció y es que el otro hombre había logrado lo que el jamás. Yo soy el fruto de aquello, era yo el niño que engendró Leonor, el verdadero heredero de la fortuna Fisher.

-Ella no iba a permitir que te mataran, por eso volvió a hacer un trato con mi hijo... Se suicidaría para así dejarle toda la herencia a su supuesta hija, y con ello, permitirle a Leonardo el control de todo.... Pero no lo haría, hasta saber que estabas sano y salvo con una buena familia... Supongo que el hombre aceptó la oferta porque algo de amor quedaba en su pecho y es que podría haberla matado embarazada y todo, sin embargo, esperó hasta que nacieras para luego regalarte y así, conseguir que su esposa se matara.... Cariño, ella se sacrificó para que tú pudieras vivir... y ahora, esa bestia que ayudé a crear, quiere destruir todo ese amor que dejó en ti.... pero no, yo no lo permitiré. Honraré el recuerdo de Leonor y te ayudaré a salir de este infierno... No te preocupes Valentín, tu final no será en esta cárcel...- Marcela tomó mi rostro y convencida juró que me salvaría. 

Mi corazón palpitaba descontrolado, ¿cómo haría la anciana para sacarme?


ADVERTENCIA: La belleza es peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora