Día 84: En la cima

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-¿Y cómo puedes confiar en él?-fue lo único que me preguntó Eunbyul después de contarle lo sucedido con Daniel.

Claro que no tengo razones para creer en él, es muy extraño que justo luego de mi nombramiento como presidente de las Empresas Palmer, haya decidido besarme.

-Yo creo que está tratando de conseguir nuevamente el control de las compañías... de una manera muy burda y desesperada...- la coreana decía sin piedad.

-¿Y qué hago entonces?... ¿Finjo que nada sucedió? ¿Le sigo la corriente hasta ver de qué es capaz y atraparlo en sus mentiras?- pregunté inquisitivo.

-Creo que esa es la mejor idea que has tenido... A veces es mejor tener cerca a tus enemigos, para saber perfectamente qué intenta... Tan solo que... Son los Palmer, los reyes de las intrigas y las pruebas estúpidas. Sinceramente, la razón por la que te besó puede ser cualquier, incluso verdadero amor...- con aquella familia se puede esperar de todo.

Mi lío amoroso parecía no tener solución. Es fácil decidir seguir los pasos de otra persona, pero cuando hay sentimientos involucrados todo es más complejo, porque quizás intentas engañar al otro, sin embargo, puede ser que tú mismo acabes cayendo en la trampa.

Tras lo sucedido en la azotea de la torre Palmer y al acabar la fiesta, me reuní con Javier en la oficina principal de ese edificio, donde se sienta el presidente del conglomerado más importante del país.

-¿Por qué hiciste esto? ¿Por qué no te quedaste tú con el puesto en vez de dejar a alguien joven como yo? Tú tienes mucha más experiencia...- estaba muy confuso esa noche.

-Puedo tener experiencia, pero me falta determinación... Siempre he sido así. No solo hace falta una buena idea, sino que la valentía suficiente como para actuar, y tú la tienes... Al igual que Antonio. Tal vez por eso, dejando de lado nuestro parentesco, es que estoy confiado de tus aptitudes para dirigir el conglomerado...-no me estaba hablando aquél que es mi padre, sino que el hombre de negocios.

-¿Y qué debo hacer desde ahora? ¿Solo trabajar sin más? ¿Hacer las paces son los Palmer? ¿Ser su enemigo? ¿Qué? ¿Qué papel cumplo yo en todo esto?- son tantas las preguntas que siguen estando en mi cabeza.

-Creo que no soy yo quien debe escribir tu papel en esta historia, sino que tú mismo... Recuerda que el único que puede dirigir tu propia vida eres tú, nadie más... Solo ten en cuenta, que cualquier decisión que tomes yo la apoyaré...- y tras ello Javier me abrazó fuertemente, entregándome todo el calor que su cuerpo podía brindar.

Es raro sentir ese sentimiento de protección tras todo lo que me ha sucedido, es como si la vida quisiera mostrarme que también hay belleza en este mundo y no solo desolación como había pasado antes.

Mientras Javier me dice que debo hacer lo que estime necesario, mi mejor amiga me recalca que en lo romántico no puedo confiar en el hombre a quien amo, en aquel que ha decidido regresar a mí cuando ya le daba por perdido.

-¿Qué crees que deba hacer?- decidí pedir consejo a la persona más sabia que conozco: Marcela.

-Cariño... esto ya no es el sótano de allá abajo donde nos tenían cautivos. Esta es la vida real, donde nada puede ser tan malo... Sácate esa idea de la cabeza y solo guíate como lo has hecho toda tu vida, solo deja de pensar y vive... Solo eso, no pienses tanto...-tomó mi mano para acariciarla y mirarme como una abuela contampla a su nieto, con todo el cariño que una piel arrugada posee, con esa mezcla entre amor y sabiduría.

Y tenía razón, quizás ya he pagado todo mi mal karma de la vida pasada y ahora no me sucederá nada. ¿Cómo el destino se va a ensañar tanto con una sola persona? Aunque por las dudas, mantendré mis defensas alerta, por si alguien quiere aprovecharse nuevamente de mi ingenuidad.

El día gran día de mi nombramiento oficial como presidente de las Empresas Palmer fue una mañana fría, las nubes cubrían el cielo de la gran ciudad. La gente en la calle caminaba un tanto melancólica, mirando el suelo mientras se desplazaban a su destino. Más que una atmósfera de festejo, todo parecía como un funeral.

Me bajé de la limusina de mi padre justo en frente de la torre más alta de la ciudad. Esta vez no se trataba de una alfombra roja antes de una fiesta, sino que era un arribo administrativo, sin tanto lujo y con más pesar por los trabajadores que júbilo.

Comprendía que nadie quería que Antonio dejara de liderar el conglomerado, más que mal, es su fundador y cara más visible. Y yo soy el enemigo acérrimo, ése que hace algunos meses quería hundir esas mismas empresas y dejar a todos los presentes al nombramiento, cesantes. ¿Quién podría quererme en aquel lugar? Caminé hasta el hall de acceso sin hacer mayores gestos, entendía que nadie querría mi simpatía.

-El destino de cualquier sistema es el desorden. Esa fuerza que tiende a desarmar lo establecido es conocida como entropía. Y todos estamos sometidas a ella, incluso yo... He dirigido las empresas durante más de treinta años y el día de hoy, cedo mi lugar a alguien joven, a un hombre que es capaz de continuar con este legado...Muchos recordarán las largas disputas entre el Grupo Pfeiffer y nosotros, y por ello, pensarán que hoy arriba a nuestra dirección el enemigo, alguien que no quiere nuestro bienestar, sino que nuestra destrucción... pero quiero que eliminen esos pensamientos de su cabeza, na de eso sucederá... El día de hoy, pongo mi confianza en las manos de Valentín Pfeiffer, sabiendo que pondrá el mismo empeño que puso todos estos años para competir con nosotros, para llevarnos a un mejor lugar, para seguir creciendo y contribuyendo a desarrollar nuestra querida nación... Sin más tardanza, los dejo con el nuevo presidente de Empresas Palmer, Valentín Pfeiffer...- fueron las palabras que Antonio pronunció frente a todos los trabajadores del holding.

No parecían mentiras, su rostro emitía veracidad, no era libreto orquestado para quedar bien frente a todos, sino más bien, parecía una confesión, un texto de liberación de aquella enemistad que ambos poseíamos.

-Buenos días, como ya muchos sabrán soy Valentín Pfeiffer, nuevo presidente de Empresas Palmer... ¿Qué más puedo decir que no haya dicho ya Antonio? -no sé la razón, pero mi discursó de pronto se convirtió en una conversación casual. Deseché todo el texto que tenía escrito. De pronto, me sentía a gusto allí.

La ceremonia terminó y todo parecía más ameno, sentía incluso que hasta les simpatizaba a los trabajadores del lugar. Todo había sido muy protocolar hasta que finalmente me quedé a solas con el mayor de los Palmer.

-No creas que te respeto por ser tú, solo lo hago por lo mucho que le debo a tu padre... No olvido que me querías ver hundido, a mí y a la empresa que ahora, paradójicamente, diriges...-se había acabado la bondad, tal parecía que su discurso solo era una muy buena actuación.

-Y yo no olvido las pruebas desquiciadas se le ocurre de vez en cuando... aunque tampoco puedo sacarme de la cabeza el consejo que me dio Javier. Que al final, si hizo todo aquello para alejarme de Daniel, es porque me teme... le doy miedo... y eso me lleva a ser un soplón, no vaya a ser que esté cayendo nuevamente en una de sus trampas... Daniel y yo nos hemos besado. Quizás no significó nada, tal vez es parte de un plan suyo... o solo de él, pero quiero que sepa que me gustó mucho tener el cuerpo de su hijo cerca del mío y que voy a hacer todo lo posible para quedármelo... o solo follármelo un poco... No sé, todavía no lo tengo decidido...-le miré directamente a los ojos y le encaré sin miedo, olvidando todo el poder que tiene entre sus manos, porque... al final, soy yo quien es poderoso ahora.

-Me das miedo sí... porque tienes el mismo demonio que yo en tu interior... Algún día dije lo mismo que tú, y mírame... ahora estoy casado con ese hombre... ¡Buena suerte! Prometo que esta vez no me entrometeré...- y estrechándome la mano, el hombre se colocaba a un costado de mis planes con Daniel. ¿Otras de sus pruebas o un acto genuino? Solo el tiempo me lo aclararía. 

ADVERTENCIA: La belleza es peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora