-Que lindo el osito, me gustó mucho... - casi le grité a Borja mientras caminábamos por la feria.
En nuestro colegio, existe una semana dedicada a los talleres, donde todos quienes pertenecen a un grupo muestran sus aptitudes. Los de costura, sus prendas nuevas. Los de deportes, un partidos de alguna disciplina. Los de coro, realizan una demostración de canto.
Yo no pertenezco a ninguno, que pereza, prefiero coquetear con chicos durante las tardes.
En fin, anduve tomado de la mano con Rodríguez por la feria, para que todo el mundo se diera cuenta que estamos juntos. Bueno, no somos novios, pero nos hemos dado un par de besos y salimos los fines de semana.
Lo que más quería, es que Vicente nos viera, que se muriera de los celos al ver a su amante con otro.
Por su parte el feo se ha portado bien, como si se hubiera percatado que soy su única opción de estar con alguien. Parece que la Almeida ha salido de su mente.
-Si te gusta, puedo regalártelo... Lo ganaré por ti... - sonrió el nuevo tras decirle que me gustaba el osito de peluche.
Esto ya parecía serie romántica juvenil, y era lo idea, que el feo se enamorara de mí.
Pasó un par de monedas y comenzó a dispararle a unos patos de metal que cruzaban por las montañas pintadas en el fondo. Aunque se esforzaba, el pobre no podía darle a ninguno.
-Pobre imbécil... Te enseñaré cómo se hace... - apareció de pronto Bosch.
Sí, comenzó la guerra.
Pensé y es que había logrado llamar la atención de mi amado. El rubio pagó por las balas y comenzó a disparar.
Creo que estuvieron media hora así, intentando ganarle al otro, aunque para ser sinceros eran los patos los que iban venciendo.
-Ay por Dios, son un par de inútiles... - me cansé, así es que pagué por las balas y comencé a disparar.
A la tercera, solo con tres oportunidades logré derribar al plumífero y gané el peluche que tanto quería.
-Que vergüenza me dan...- Dije antes de retirarme con el peluche y dejarles en vergüenza. Oh sí, la reina marica les ganó. ¡Sufran!
Creo que no tuve que hacer eso, porque los ánimos se crisparon aún más y de pronto, tras salir de mi victoria, me encontré con que Vicente golpeaba a Borja en la cara. El feo cayó estrepitosamente al suelo. Pensé que se quedaría llorando ahí, tan solo que se levantó y empujó a mi amado. Ambos en el suelo se revolcaban y... peleaban por mi amor.
-Nunca te voy a perdonar que me hayas quitado a Verónica...-pronunció con dificultad Rodríguez.
¡Hijo de la &%#!$%!
El muy retrasado peleaba no por mí, sino que por la maraca ésa. Claro, con sus tetas enormes, de vaca prostituta y sus ojos azules, atontaba a todos los hombres del colegio, hasta al inspector de patio.
-Ella siempre ha sido mía. Ni se te ocurra volver a acercarte a ella..- respondió Bosch antes de propinarle un golpe certero en la quijada.
¡Los odio!
Me dejaron en vergüenza allí, se suponía que era yo su premio, el chico por quién morían, tan solo que en el fondo, todo se trataba de la Almeida. ¿O sea que nada de lo que he hecho ha valido la pena? ¡Puta vida!
Decidí retirarme, no quería seguir siendo humillado, solo que en ese preciso instante apareció mi enemiga.
-Qué te dije... he ganado hace mucho... Esos dos están enamorados de mí...- presumió la muy zorra.
No dije nada, no estaba en posición de responder. ¡Qué rabia! Ahora lo único que quiero es dejar callada a la vaca. Le voy a ganar, aunque sea lo último que haga en esta vida.
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ADVERTENCIA: La belleza es peligrosa
Mystère / Thriller¿Por qué está lleno de gente hermosa pero fría? ¿Acaso la belleza no puede ser acompañada de bondad? La Scuola Bianchessi fue fundada por una de las mujeres más hermosas del país, y por ello, ha decidido crear un lugar donde la hermosura física se...