Día 15: Mal Tercio

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He intentado se todo con tal de conquistar a Daniel, no me había esforzado tanto desde que conocí a Vicente.

Le he seguido después de clases, he llegado "por casualidad" a las tiendas donde suele comprar, he ido a visitar parientes que viven cerca de su casa, si incluso que he leído de economía para saber qué está haciendo su padre.

-No sé para qué te esfuerzas, si nunca vas a ser lo suficientemente inteligente para entender esos asuntos - me dijo mi padre cuando me vio leyendo una de sus revistas.

Morí de rabia al escucharle y lo peor es que tenía razón, porque no comprendí nada de nada. Soy una cara bonita, no un cerebro brillante.

Al final conquistar a alguien que no tiene la cabeza entre las piernas es más difícil de lo que parecía.

De todos modos, la suerte estaba de mi lado y para matemáticas me tocó hacer un trabajo con él. La profesora eligió los grupos y justo quedé en su equipo. Aunque claro, no todo podía ser color de rosas, porque la Almeida también estaba inscrita.

Si la odio tanto, aunque no lo haya planeado, estaba interfiriendo en mis planes de nuevo.

-Él es mío, así que sácale los ojos de encima... Siempre quieres todo lo que es mío... - sentenció Verónica cuando me enfrentó.

Ésta si que es sinvergüenza, si fui yo quien era amigo de Vicente primero y ella se metió después porque se le calentó la panocha... Hay que ser muy cara de raja para echarme toda la culpa.

No le hice mucho caso y solo me dediqué a crear una manera para aprovechar esta oportunidad. Estuve dos días enteros ideando algo y nada, mi cerebro está atrofiado.

Salimos de clases después de almuerzo y nos fuimos los tres a la mansión Palmer, para hacer el trabajo ese.

No pasaron ni dos segundos en la limusina del rubio cuando la zorra esa ya se había sacado la blusa del uniforme y dejaba ver sus tetas cubiertas por una diminuta polera.

Vaya, si tengo mala suerte, los ojos de Daniel se fueron de inmediato a esos pedazo de carne rancia. Hetero tenía que ser.

Llegamos a nuestro destino y el chico estaba turnio de tanto que miraba de reojo a la Almeida. Ya me había dado por vencido, la muy suelta estaba ganando. ¿Qué iba a mostrar yo? No podía bajarme los pantalones y enseñarle mi aclamado trasero, ¿o sí?

Fuimos directo a la recamara del chico, un cuarto enorme y repleto de libros. Parece que es muy culto y debo suponer que por eso se hizo amigo se Borja. Ay el feo ése , ¿qué estará haciendo?

Mientras redactábamos el trabajo, los ojos verdes del rubio estaban más pendientes de la carne blanca de Verónica, que del teclado del computador.

Yo me aburrí como ostra, era el mal tercio y no sabía cómo sacarme de encima ese malestar.

Llegamos a la pregunta tres y nadie pudo responderla.

-Creo que el conjunto es vacío... - dijo la tonta esa.

-¿Cómo va a ser vacío tarada? Yo veo muchos números ahí... - le respondí fastidiado.

Craso error, los dos se rieron de mí. Ni idea qué vemos en matemáticas, yo sólo le copio a algún compañero no tan tonto y luego se la mamo.

-Creo que deberíamos llamar por ayuda... - se resignó Daniel.

Buena idea. En ese momento se me ocurrió la mejor de las ideas. Eunbyul está en el grupo de Borja. Así que le dije que con venciera a su grupo para que viniera a la casa de Palmer e hiciéramos todos juntos el trabajo.

Ahí se les acabó el paraíso a la parejita, porque cuando vieron al feo ingresar al cuarto, se dieron cuanta que no podían seguir. La Almeida quedó mojada como rollo de gorda.

Ahora tengo idear algo para que esos dos se separen, Daniel se enamore de mi, Verónica sufra y Borja se arrepienta de rechazarme.

ADVERTENCIA: La belleza es peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora