Día 22: Culpabilidad

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Sé que no somos novios, pero me siento como si lo fuéramos. Desde que Borja me confesó lo que sentía por mí, no nos hemos separado en ningún momento. Creo que es la primera vez que me siento pleno, con alguien a quién amo puramente, sin ninguna aspiración de popularidad o interés oculto en mis acciones.

-Me cuesta un poco todavía... Nunca pensé que me enamoraría de otro hombre... Tienes que tenerme paciencia... - me dijo la otra tarde en mi cuarto.

Quería que tuviéramos relaciones. Obvio, no hay amor sin sexo, tan solo que no me salió como imaginé. El muy anticuado todavía no puede pensar en penetrar mi trasero.

Está bien, tampoco podía obligarlo, aunque sí puedo ayudarlo un poco.

-¿Qué es eso? - me preguntó asustado.

-Tienes que aprender, y qué mejor que con porno... - le respondí mientras veía a aquel negro vergón.

Tiene que aprender el arte desde ahora, debe satisfacerme como se debe. Ay Dolce&Gabana, espero que lo feo se le haya recompensado con pene, que la tenga muy larga y gruesa.

~*~

Yo he podido salir adelante, pero Eunbyul no, sigue sumida en el abismo, no puede recuperarse después de haber asesinado a Vicente.  Ni siquiera ha asistido a clases, va a terapia con el psicólogo y está tomando medicamentos psiquiátricos.

La fui a visitar hace unos días y la encontré mucho más delgada, pálida como nieve fresca. No soy una persona de piel, me gusta el tacto solo en el sexo, pero esa vez no pude resistirme y la abracé con toda la fuerza que podía. La quiero mucho y no quiero seguir viéndola así.

-Discúlpame... Prometí que te protegería y no pude estar a tu lado cuando él te atacó... - susurré en su oído, aún teniéndola entre mis brazos.

No tuve que decir esas palabras, porque inmediatamente comenzó a llorar. Supongo que es muy pronto para abordar aquel tema, así es que cambié la conversación.

-Estoy saliendo con Borja, ¿no te parece genial? - señalé entusiasmado.

La coreana sólo atinó a mirarme, como si buscara alguna respuesta en mi rostro y después de no encontrar lo que quería, se levantó de su cama y abrió la puerta de la habitación.

-Quiero estar sola... Prefiero que te vayas... - su rostro serio me atemorizó.

-Pero... Quiero ayudarte, si te quedas sola peor sería... - quise hacerla entrar en razón.

-¡Fuera! ¡Lárgate de aquí! Si no fuera por tu obsesión con Vicente, él nunca me hubiera atacado... Todo esto es tu culpa... Tú puta culpa... - gritó descontrolada.

Estaba fuera de sus cabales, desquiciada como nunca había visto a nadie. Sus piernas temblaban y su rostro estaba enrojecido.

Preferí marcharme, dejarla tranquila, aún cuando sus palabras me destrozaron.

Aparte de en Borja, solo he pensado en aquellos gritos, en cómo mi mejor amiga me culpaba por lo más horrible que le ha sucedido en la vida.

Es difícil seguir adelante después de ello, más que mal mis padres siempre me han culpado de lo malo que le ha sucedido, y ahora otra persona que quiero me echa la culpa de sus desgracias. ¿Será que todo lo que toco lo destruyo?

ADVERTENCIA: La belleza es peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora