Día 24: Descifrando la verdad

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Por primera vez me quedé callado, y es que ni siquiera podía moverme. De pronto todo se volvió gris, una espesa neblina me cegó y no pude ver nada más que a aquellos dos, sonriéndome y hablándome como si la madre hubiera aprobado la relación de su hijo. Obviamente escondí la foto de Francisca debajo de la alfombra nuevamente, lo último que quería era ser descubierto.

Muchas interrogantes se han creado alrededor de Borja, especialmente tras la muerte de Vicente y aquella declaración de amor tan abrupta, ¿no es que estaba tan enamorado de la Almeida? Algo no encaja acá y aunque no soy la persona más inteligente del mundo, sé perfectamente que no es momento de actuar, sino más bien que de investigar.

Mi vida escolar se volvió una agonía, ya no tenía a mi lado a mi mejor amiga, el chico por quien siempre me despertaba animado ahora está muerto y el amor correspondido de mi nuevo novio, parece estar diluyéndose con el tiempo, como una mentira apareciendo como verdad de a poco.

El invierno llegó de pronto a la ciudad, las mañanas blancas empañaban los vidrios de las aulas y las gotas de lluvia repletaban las calles. Recuerdo ver el vapor salir de mi boca mientras hablaba, mientras intentaba socializar con aquellos aduladores, esos muchachos que me halagaban por mi belleza.

-No sé por qué estás con aquel feo, si tú eres una preciosura... Podrías quedarte conmigo, te aseguro que te puedo hacer gozar más que ése...- alardeó uno de los tantos que me rodeaba.

-Lo dudo, porque él tiene una vergota enorme...-respondí mintiendo, porque ni siquiera se la he visto.

Las risas y los cuchicheos se multiplicaron entre ellos. Por un minuto desvié la mirada, vi al fondo del patio, allí donde mi amado estaba conversando con su mejor amigo, con el heredero de la fortuna Palmer. 

Desde que vi la foto de Francisca en la casa de Borja, no he podido verle de la misma manera, es como si de pronto una flecha hubiera atravesado mi corazón y mi amor por él se fragmentara un poco. Quiero creer que es solo una coincidencia, que como su mamá es profesora puede tener recuerdos de una alumna fallecida, tan solo que... ¿por qué esconderla? ¿Qué quieren que no sepa?

Y ahí estaba la respuesta, de pronto los recuerdos llegaron a mi cabeza. ¿Cómo pude olvidarlo?¿Cómo todo el mundo pudo obviar esa información?

-Si yo tuviera hijos les enseñaría a quererse más... ¿no te da vergüenza estar haciendo esto en la escuela? ¿Te sientes bien porque todos creen que eres guapo? Pues déjame decirte que en realidad no te amas lo suficiente, o sino no estarías buscando amor en estos pendejos calenturientos...- fue el sermón que la profesora de matemáticas me dio hace dos años.

No recuerdo bien con quién, pero estaba follando en los baños y de pronto gemí tan fuerte, que llamé la atención de esa vieja que justo estaba caminando por fuera. Nos reprendió mucho, estaba iracunda, especialmente conmigo, como si el otro no hubiera estado cogiendo también. Recuerdo muy bien la escena porque ella reaccionó como una loca, una desquiciada. Es como si sus palabras se hubieran grabado en mi cabeza. Sin embargo, solo ahora puedo darme cuenta de lo que hizo en ese momento. ¿Cómo fui tan ciego?

Ella siempre fue muy reservada con su vida privada, nadie sabía si estaba casada, si tenía familia o no, y de pronto, apareció con Borja y la demanda a la Scuola por discriminación. Todos creímos que era normal, que tenía una vida fuera del colegio, tan solo que en ese momento, cuando se enfadó de sobremanera, me reveló la verdad.

Si yo tuviera hijos... ¿Qué madre podría olvidar a sus crías? Por muy ofuscada que estuviera, no podría obviar la existencia de su hijo. Entonces... ¿qué pasó en ese momento?

~*~

-¿Amor? Nunca me has hablado de tu padre... ¿Qué pasó con él?-pregunté mientras recostaba mi cabeza en sus piernas.

Tras las clases, nos dirigimos al parque. Las hojas cafés en el suelo, la brisa húmeda y el calor de nuestros abrigos nos acompañaban. Él respondió con normalidad, no teniendo ningún tapujo.

-Fue una pareja de mi mamá, estuvieron juntos un tiempo, pero no se casaron... cuando ella quedó embarazada él se marchó...- confesó mientras me acariciaba el cabello.

~*~

-Creo que hubiera sido mejor colocarle otro nombre a su hijo... debe ser doloroso nombrarlo como su padre, aun después que los abandonó...- dije de pronto mientras lavaba los platos en la casa de Borja.

El fin de semana pasado, me invitaron a almorzar. Se suponía que era para darme la bienvenida a la casa, porque la profesora había aceptado nuestra relación. Mi novio me comentó que le había costado aceptar su homosexualidad, tan solo que terminó resignándose y ahora ve con buenos ojos nuestro romance.

Así es que para tratar de impresionar, me ofrecí a lavar los platos juntos con mi nueva suegra.

-¿Quién te dijo eso? ¿Fue mi hijo?... Bueno, es que en realidad siempre me gustó su nombre e independientemente de lo que hizo, él siempre será su padre... ¿Te cuento un secreto? Para serte sincera, siempre he creído que aparecerá de nuevo y querrá conocer a su hijo, ¿no crees que se emocionaría al saber que fue nombrado igual que él?- parecía distendida, casi como una amiga, quien en confianza me contaba un secreto, murmurando para que Borja no escuchara. 

La velada fue magnífica, parecía que me había ganado el aprecio de la profesora de matemáticas. Ellos dos estaban relajados, como si todo anduviera bien, tan solo que no era así, porque acababan de darme la razón.

-¿Su nombre?... Bueno, él se llamaba Luís...-respondió mi novio aquel día en el parque.

Su padre se llamaba Luís y aun así, la profesora me confesó que le había colocado a su hijo Borja como a su progenitor, con la esperanza que algún día volviera. ¿Qué tipo de familia olvida el nombre de uno de sus integrantes? Por muy mal padre que fuera, nadie puede olvidar su nombre... ¿No será acaso que Borja no es hijo de esa vieja? ¿Por qué están mintiendo entonces? ¿Qué ocultan? ¿Qué quieren lograr? O peor aún, ¿qué tienen que ver ellos con Francisca?

ADVERTENCIA: La belleza es peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora