Día 86: Rumores

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Cuando tienes dinero y poder, también posees fama y los medios hablan sobre tu vida como si fueras un artista. Por esa razón, es que mi reencuentro con Víctor no pasó desapercibido. No sé cómo, pero un fotógrafo plasmó el beso que me dio a la salida de la cárcel.

Supongo que en otra etapa de mi vida me hubiera molestado que se inmiscuyeran en mi vida privada, sin embargo, ya nada me importa mucho y hasta he visto con gracia lo que dicen de mí. Algunos se escandalizan porque estoy con un ex convicto, alguien que estuvo involucrado en un asesinato. ¿Cómo puedo estar con alguien que hace tan mal a mi reputación como empresario?

-En realidad, no me voy a preocupar por lo que ustedes piensan. Soy libre de hacer lo que yo quiera... ¿o les tengo que pedir permiso? - le respondí a unos paparazis que me hicieron esa pregunta a la salida de la Torre Palmer.

Obviamente mis declaraciones solo aumentaron la polémica y con ello, traerme problemas en mi nuevo puesto de trabajo.

-Creo que, si nuestro líder está centrado más en su vida amorosa que en los negocios, no vamos a avanzar nunca...-mencionó uno de los gerentes de las Empresas Palmer en una reunión de gerencia.

-Estoy de acuerdo. Desde siempre nos hemos caracterizado por nuestra seriedad, creo que estos rumores que andan apareciendo por los medios no le hace bien a nuestra firma...- Daniel apareció también comentando, como si estuviera dolido de lo sucedido.

-¿Eso era cuando estaba tu padre? Porque por lo que sé, él tuvo bastantes polémicas en sus primeros años dirigiendo sus empresas... Perdón, tus dos papás, porque don Guillermo también llamó la atención con su pareja haitiana. Y para qué hablar de la ruptura de mi padre con el tuyo... para regresar a los brazos de ¿quién? ¿Su primo? No sanguíneo, sabemos, pero se criaron como familia de todos modos... ¿Y ustedes se escandalizan porque me di un beso con un ex presidiario? Ay por favor, por lo menos yo no he matado a mi propia madre...- y creo que en ese momento me extralimité, porque el rostro de Daniel se desfiguró por completo.

-Si Antonio hizo lo que hizo fue para salvar mi vida... Cualquier padre hubiera hecho lo mismo en su lugar...- fue tanto su enojo que se precipitó contra mí y me agarró de la camisa.

-Está bien... lo siento, no fue bueno recordar eso...- intenté retractarme porque no quería que una de mis primeras reuniones terminara con golpes. Esto no es senado coreano.

Luego de eso comencé a hablar de la liquidez de la compañía, que ha ido mejorando las perspectivas a largo plazo de las empresas, que ahora que soy su presidente tendremos tarifas preferentes en los puertos, y temas netamente financieros.

Supongo que tenía que ganarme el aprecio de quienes dirigían las empresas, porque ellos son leales a Antonio. A menos que...

-¿Cómo se te ocurre hacer esto? ¿Estás loco? - una semana después de nuestra última pelea, Daniel apareció enfurecido en mi despacho. La secretaria no fue capaz de detenerle.

-Buenos días señor Palmer, ¿cómo está? Creo que así es como se inicia una conversación ¿no? – fui sarcástico, aunque sabía por qué se había molestado.

-¿Cómo pudiste despedir a todos los gerentes? Ellos son quienes han hecho grande este conglomerado, son gente de confianza... No se merecían esto...- y era la medida que había notificado en la mañana de ese mismo día.

-¿Leales a quién? ¿A tu papito? Pues deja recordarte que él ya no dirige las Empresas Palmer y que soy yo quien busca confianza ahora... Además, eran todos muy viejos, quiero nuevos aires en el consejo...- solo me expresé, divirtiéndome con la cara desfigurada de Daniel.

ADVERTENCIA: La belleza es peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora