Día 42: Las razones de Verónica

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-¿Qué daño te había hecho Alonso?... ¿Por qué eres tan cruel con nosotros?- le pregunté a Verónica tiempo después de ver a Alonso caer desde lo más alto de la Torre Palmer.

El ver a aquel chico morir, fue algo de lo que nunca podré reponerme, mucho menos al saber que fue por defenderme. ¿Por qué? ¿Por qué se enamoró de mí si nunca le correspondí? Ahora me siento tan egoísta, si ha sido el único hombre que me ha amado, de tal manera lo hizo que entregó su vida para salvar la mía. ¿Por qué no me fijé en él? ¿Por qué fui tan estúpido? Esas preguntas no me las puedo sacar, rondan por mi mente como fantasmas.

-¿Qué me han hecho? Pues... Han ayudado a Francisca... ¿Por qué tienes que recordarle al mundo el asunto de la muerte de esa víbora?...- respondió con tranquilidad la ojiazul, como si no hubiera acabado con la vida de una persona hace minutos.

-¿Qué?... Jamás he hecho algo por ella, si he intentado abrir el caso de su muerte, es porque tu papá le pagó a los míos para que todo quedara como un accidente, pero... fuimos Vicente y yo a quienes todos culparon... ¿sabes cuánto sufrí por los ataques del resto? Soy inocente y tú eres quién tenía que sufrir todos esos golpes...- estaba aturdido, no podía creer la actitud de aquella criminal.

-Por favor, si mi papá se encargó de cerrar el caso como un accidente... ni siquiera fuiste a la cárcel y además, tus papás se llevaron mucho dinero. ¿De qué sufrimiento estás hablando? Deberías sentirte agradecido por todo lo que hizo mi familia por ti...- replicó la Almeida.

En ese momento me callé, era como si me estuvieran contando nuevamente la historia. Esta vez ya no era Verónica la antagonista, sino que de alguna manera extraña lo era Francisca. Sé todo lo que hizo la de cabellera negra, tan solo que nunca he podido enterarme a ciencia cierta, de sus razones. ¿Por qué la mató? Supuse en un principio que era por envidia, ya que Vicente estaba obsesionado con ella, tan solo que en ese momento, teniéndola delante de mis ojos, pude percatarme que había algo más, que existía un odio más profundo entre ellas.

-¿Por qué lo hiciste?... ¿Por qué la mataste?- rompí el silencio que se había creado.

La muchacha se enfadó al escuchar mi pregunta. Frunció el ceño e introdujo el arma nuevamente dentro de su chaqueta. No iba a responderme, se dirigía hasta el ascensor para retirarse del lugar. No iba a dejar que se marchara, necesitaba saber sus razones.

-¿Entonces era verdad?... En ese curso circulaba un rumor, uno bastante tonto que ni siquiera me acordaba... pero ahora me hace sentido...¿Francisca era amante de tu papá? ¿Ella era la mujer por la que tu madre se suicidó? - inyecté mi veneno sin compasión, aquella perra tenía que contarme toda la verdad.

Verónica se detuvo de pronto, en seco, como si cuerpo se hubiera petrificado por completo. Se quedó de pie bajo la noche estrellada, quieta como una estatua, dándome la espalda y esperando a que aquella pesadilla se disipara en su cabeza. Y justo eso es algo que no iba a permitir.

-Pero que asco... Tu mejor amiga se cogió a tu papá, y además tu mamá tuvo la mala suerte de descubrirlos... Claro, ¿cómo iba a competir contra una niña? Era obvio que había perdido a su marido por alguien mejor...- pronuncié cada palabra con la peor de las intenciones. Ella no se merece nada más que maldiciones.

-¿Crees que soy tan tonta?... No voy a caer en tus provocaciones... Ahora no es tiempo de andar husmeando en la vida de otros. Mejor céntrate en tus demandas, porque creo que sin Alonso no van a servir de nada....- pronunció aun de espalda, y sin volver a mirarme en ningún momento, se dirigió hasta el ascensor y se marchó tenebrosamente como la misma muerte.

Aquella desgraciada tiene razón, pero lo que ella no sabe es que existen muchas formas de hacer justicia. Si los tribunales no me sirven, entonces tomaré la justicia por mis propias manos. Juro que Verónica pagará y ahora no sólo lucho por lo que me hizo, sino que por lo que hizo con Alonso, prometo que se arrepentirá de haberlo matado. 

ADVERTENCIA: La belleza es peligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora