La Reina dijo:
"He llegado a saber, ¡Oh hijos míos! Sobre acciones que dejaron huellas y decisiones que implicaron dolorosos sacrificios. Las cuatro Elegidas habían tomado las riendas de su responsabilidad para con el continente.
Tras la revelación de Giselle, los engaños del Lobo Albino y la trágica muerte de Nazar, quisieron alejar a todos sus seres queridos del peligro. Y dejaron a Hanzel y Robin en la cabaña chata, a los siete enanos, y renunciaron a cualquier aliado de buen corazón que quisiera ayudarlas.
Sabían que el mundo corría peligro si se ponía de su lado, así que lo mejor fue solicitar los conjuros de Merlín, para que encerrara mágicamente a sus compañeros, que estuvieran presos en El Bosque Verde, y que no supieran de ellas, hasta haber culminado su misión.
La experiencia las atemorizaba, pero hacía que sus corazones evolucionaran considerablemente. Las había hecho más independientes, más aguerridas y un poco más fuertes, pues ahora más que nunca debían estar unidas, ubicadas y decididas.
Llegaron a Roseland con cinco bolsas de oro; las mismas con las que Hood había arribado la cabaña para despertar a Blancanieves. Pero esta vez iban nerviosas, cambiadas e intuitivas. El plan era sencillo; pagar al Herrero para que perdonara la vida del ladrón.
Ahora usaban botas, pantalón y chalecos de cuero marrón. Levaban camisas ajustadas, guantes asolapados y caperuzas abiertas, que resplandecían en el rojo vivo de la sangre y los bordados de oro exquisito. Phineax había condicionado sus atuendos para que estuvieran más cómodas a la hora de correr, o más bien, a la hora de pelear.
Cada una llevaba una espada fundida con diente de Colmillo de Sable; de esas cuya pulitura se resumía al afilado del hueso al carbón hirviente. Las había fabricado Krom; quien había decidido acompañarlas solo en esa oportunidad, debido a que Las Elegidas lo ayudarían a recuperar su trabajo.
Belle llevaba el cabello recogido en una coleta, iba con los brazaletes dorados y era la única que no usaba guantes. Aurora tenía la capucha puesta; dejando ver su cascada de rizos amarillos a un lado de la cara, y poseía el Reloj Dorado que tantos estragos le había causado a su doble mágica. Blancanieves tenía el cabello en una trenza que le llegaba casi hasta las pantorrillas, y mantenía consigo La Flauta de Hamelín y el cepillo de Rapunzel. Mientras Cenicienta seguía con su cabello corto, actitud rebelde y la Brújula Mágica, que El Mago Más Poderoso de Todos los Tiempos les había regalado.
El enano las guió esa mañana soleada, les indicó las cosas que debían hacer frente al Herrero y la manera en la que debían dirigirse a él. Siguieron su camino con cierta ansiedad, y por fin llegaron a un edificio que parecía más bien un taller.
Había cierto olor a metal bruñido, y el sonido de los mazos contra los yunques, alteraban el silencio silvestre del reino. Las calderas estaban hirviendo, y el carbón aún rojo brillaba entre los jóvenes raquíticos que trabajaban. Y el vapor, el calor y el desespero, abarcaban hasta el último rincón de la herrería.
Los muchachos de pieles percudidas les clavaron las miradas como si de monstruos se tratasen, y ellas apretaron las empuñaduras acristaladas de sus espadas. Se detuvieron en medio del gran patio techado.
—Tranquilas. No querrán quemarse con hierro caliente —Krom les susurró tomando la tensión de manera ligera, sabía que no estaban en un buen sitio para causar alboroto.
Un anciano, de más de noventa años de edad, caminó desde el fondo. Su piel era blanca y flácida por el pasar de las eras, su cabello blanco nieve y sus ojos azules y misteriosos. Las líneas de expresión le deformaban el rostro y el raquitismo en su cuerpo, hacía ver lo esquelético del cuello. Todo lo que usaba era una túnica holgada y rastrera en color verde oscuro, acompañada con un cinturón hecho en metal ahora oxidado.
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Cuentos de Luz Oscura
FantasyUna hermosa reina se ve obligada a entretener a sus hijos, tras la partida misteriosa de su adorado esposo. Aquellos cuentos de hadas que escuchó durante su juventud, le servirán de inspiración para entrelazar algunas cosas que supo de personas que...