"El Santorus Black llegó a las costas de Endingtopia, y lo que Aurora vio en el horizonte, fue tétricamente doloroso. Fuego, humo, desolación, cadáveres, esclavos, destrucción y tinieblas. Sobre LoudRia estaba esa nube verde, la misma que la había cubierto durante La Guerra de Los Gemelos; opacándolo todo, ennegreciendo el cielo y ocultado estrellas, lunas y soles por igual.
La Elegida podía escuchar los relámpagos, truenos y centellas de su poderosa magia escarchada. Y había un aire de pena, temor y tristeza; como si la más poderosa de las maldiciones hubiera caído sobre el continente entero.
La gente moría de hambre, la magia se limitaba a sus grandes consortes y los suburbios estaban totalmente destruidos. Mariposas negras volaban en busca de flores, y los pájaros Chupahuesos hacían fila entre los cuervos, para alimentarse de las carnes de los hombres.
Sintió una rabia que la carcomía de adentro hacia afuera, y tuvo ganas de llorar ante tanta culpa, pero se resistió. Ahora era más fuerte que antes.
—Es aquí —dijo Barbanegra, y acto seguido, sus piratas desembarcaron con el barco atracado entre la arena de la orilla.
Al fondo estaba el castillo entre muros de piedra; ese que en su tiempo fue el más dorado y esplendido de todos los demás, pero que ahora estaba sumergido en un bronce apagado, corroído y súbito. Había sido el hogar de Aurora por muchos años, y dónde sus padres han debido estar en lugar de la bruja a la que esperaban.
La Elegida estuvo nerviosa durante la espera, pues había escuchado ciertas cosas sobre la hechicera que gobernaba en el oeste. Era cambiaformas, poderosa, irracional y vengativa. Su historia le sonaba familiar, y había esclavizado a los Winkies para emprender la búsqueda inútil de su propio hijo.
Estuvo a espaldas de Jonas Pearl, y detrás de ella habían ubicado la caja de tamaño humano, el saco donde tenían al Espantapájaros y las cadenas que ataban al hombre mitad león. Hasta la tripulación terminó atemorizado, pues aquella bruja no perdonaba, no fallaba y nunca perdía; tal y como el humo verde lo predecía.
Bastaron minutos, para que un hada Cambiaformas apareciera entre los humos de un destello carmesí. Era una dama aterradora; de tez pálida, bata aceituna y cabello castaño. Iba raquítica, y con las cuencas oculares profundas. Empuñaba su cetro de calavera negra en la punta, y que del otro lado poseía el filo de una hoja; ancha y puntiaguda. Pero esta vez, lucía un broche a la altura del pecho; esa Hoz de Neptuno que La Bruja del Sur había regalado a Aurora. Ella lo notó.
Estaba acompañada por criaturas espantosas; de esas totalmente verdes. Que tenían escamas en el cuerpo, pechos peludos y plumas que abarrotaban sus espaldas. Poseían cabello de cardos, dientes afilados y garras en los cinco dedos de manos y pies. Eran cadavéricos, y sus ojos parecían refulgir en el brillo de una luz carmesí.
No era así como Jonas recordaba a los Winkies, pero sabía que durante las noches, aquellas criaturas felpudas, se transformaban en portentos atemorizantes. Capaces de destruirlo todo y acostumbrados a beber los fluidos de sus cabras.
Morgana sonrió ante el éxito de la nube sobre su cabeza. Con su cambio había venido el control absoluto de Endingtopia y la parte oeste de todo el continente, había logrado su venganza contra los padres de La Bella Durmiente, y se había hecho con un ejército de monstruos que ella misma había creado.
Ocurrió una vez, que El Hada Oscura arribó Yata en la búsqueda inútil de su hijo perdido. Amenazó y devastó cada rincón de la isla, pero al verse frustrada, desencadenó una Maldición Cambiaformas sobre sus pobladores; convirtiéndolos en monstruos durante la noche, y perturbados arrepentidos durante el día.
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Cuentos de Luz Oscura
FantasíaUna hermosa reina se ve obligada a entretener a sus hijos, tras la partida misteriosa de su adorado esposo. Aquellos cuentos de hadas que escuchó durante su juventud, le servirán de inspiración para entrelazar algunas cosas que supo de personas que...