40: Revolución oscura

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La cortesana Megara entonaba una canción hermosa, pero definitivamente misteriosa:

Es otra noche de maldad;

un día más para jugar.

Soy oscuro, soy culpable;

he venido desde allá

La estrella deja de brillar,

pues un niño despierto está.

En mis brazos hay zozobra;

atractiva oscuridad.

El ángel ríe de maldad;

su juego acaba de empezar.

Niños gritan, niños lloran

y tú dormir deberás.

Niños gritan, niños lloran,

y por eso dormirás.

Llevaba por nombre "Atractiva Oscuridad" y era una canción de cuna de los primeros tiempos del reino. Las madres solían utilizarla cuando sus hijos no querían dormir a altas horas de la noche, o cuando los bebés permanecían mucho tiempo llorando.

Según las creencias campesinas, la canción invocaba a un demonio del Pandemónium que era incontenible; que asustaba a los niños y se internaba en sus sueños para hacerlos sufrir la peor de las pesadillas.

Pero fue un asunto al que los príncipes no prestaron mayor atención, querían saber acerca de ese demonio y para ello; debían conocerlo.

—No deberían cantar esa canción —La Reina llegaba a la habitación de sus hijos con una bandeja de galletas azucaradas, las había preparado ella misma—. Dicen que esa canción invocó a cierta criatura que se comió varios niños mientras dormían.

Megara agachó la mirada con pena, le ayudó con la bandeja y sirvió una copa de hidromiel para La Reina. Luego salió en silencio.

—Madre, ¿Ese demonio existe?

—Solo existe tanto como nosotros queramos —respondió la mujer ahora tranquila—. Todo depende de nuestros temores.

—No, espera... —Sara intervino—. ¿Estás diciendo que si le tememos nos saldrá del ropero o algo así?

La Reina rió enseguida.

—No es su estilo —y trató de contener una carcajada—. Está internado en nuestros sueños, todos le tememos y todos estamos propensos a él. Solo que no lo vemos de la misma manera.

Los niños se miraron los rostros, y a continuación tomaron, cada uno, una galleta de la bandeja para comerla. Entonces cambiaron el tema de conversación.

Esta vez charlaban sobre lo último del relato de La Reina; El Príncipe Egoísta ahora Rey, y LoudRia sin magia, ¿A quién se le habría ocurrido semejante fantasía? Comenzaron a bombardear a su madre con ciertas preguntas que ella más o menos respondió. Luego La Reina se puso cómoda, probó un sorbo de hidromiel y dijo:

"He llegado a saber, ¡Oh hijos míos! Sobre el momento en el que el despiadado Príncipe Egoísta dejó a la tierra sin un halo de magia. Justo cuando se creyó que habría paz; la guerra más grande comenzaba. No fueron los destellos los que acabaron con vidas inocentes, y fueron los corazones amargos los que dieron inicio a un conflicto interminable.

Llovía, y entre las sombras; sus temores emergían como malvados cadáveres hambrientos. Había sangre en el suelo, relámpagos entre las nubes y un olor a leña quemada agonizante. Vio una sombra mucho más horrenda dibujarse entre las paredes; era un hombre alto, de uñas largas, cabello negro y colmillos pronunciados.

Cuentos de Luz OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora