CAPITULO 53

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Alonso.

-Calmate Alonso, la encontraremos.

-¡No me voy a calmar, no solo se largo ella sino que sabia donde estaba mi bebé y no me lo dijo... Se la llevó, prácticamente me la quitó. No sé que demonios le pasa en la cabeza pero no tenia el derecho a hacer eso!

-Vale, quizá hizo mal en irse de aquí y encima llevarse al bebé en vez de volver aquí, pero no quiero que te pongas histérico.

-¡No puedo estar de otra manera! Y lo siento pero tendré que tomar medidas.

-¿De qué hablas?

-Jos, ella esta débil, probablemente en un gran riesgo de morir, tengo que encontrarla.

Me retire del hospital para conducir hacia una estación de policía, no hago esto porque crea que Sam es incapaz de cuidar de nuestra bebé, lo hago porque puede pasarle algo, según la doctora puede tener un sangrado gracias a que en el trabajo de parto se laseraron las paredes de la matriz, ella en verdad hace cosas testarudas, no piensa en nada.

Baje en la estación dirigiéndome hacia el encargado, era alguien que ya conocía, hablamos varias veces tras el "suicidio" de Jos y, recientemente, por el secuestro de nuestra hija. 

-Señor Villalpando...

-Necesito su ayuda... como sabe, secuestraron a mi hija hace poco... Mi novia recibió una llamada anoche y se fue, huyó del hospital... Me entere hoy porque me llamó diciendo que tenia a la bebé y que se iría lejos... Necesito que la encuentren.

-Okey, okey... Verá tenemos en custodia a dos mujeres, el encargado de un motel de paso nos informo sobre que tenían un bebé escondido, cuando vieron a su mujer entrar ahí supieron que eran las del secuestro... Por desgracia, cuando llegamos ella ya no estaba y las mujeres se rehúsan a hablar.

-sentí el odio acumularse en mi pecho-. Déjeme verlas.

El oficial asintió y ordenó a otro que me llevara a la celda donde estas estaban. El pasillo era largo y oscuro. Nos detuvimos unas cuantas celdas antes del final y pude ver a esas malditas sentadas en el suelo.

-¡Alonso!-se levantaron y acercaron a la reja-.

-¿Dónde está?

-¿Quién?

-metí la mano y tome de la nuca a Aranza-. No te hagas imbécil... ¿Dónde está Sam?

-¿S-Sam?

-apreté el agarre-. O me dices dónde está ¡o te mato!

-Señor...

-¡Callese, habla maldita rata!

-La verdad no sé... Di-dijo que desaparecería para dejarme el camino libre contigo.

-la solté de golpe haciéndola caer al suelo-. Si ella no aparece hoy haré que se pudran aquí dentro.

-Espera, Alonso... ¡Alonso!-regrese frente a ellas-. No debe estar muy lejos... Iba sangrando.

-¿Y la dejaste ir?

-¡Sabes que no me importa lo que le pase, para mi mejor si se muere ahí afuera junto con esa bastarda!

-Da gracias que hay una reja entre nosotros.

-¿Qué? ¿Quieres matarme?-se acerco a la reja lo suficiente para poder ahorcarla-. Hazlo.

Río cínicamente, listo, era todo. Tome su cuello entre mis manos y comencé a apretar, el pánico se hizo presente en su rostro inmediatamente, me había subestimado demasiado. Isabella intentaba hacer que la soltara rasguñando y golpeando mis brazos pero no cedía. El guardia que se había alejado de la celda no se había dado cuenta.

Tonta Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora