CAPITULO 23

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Alonso.

¿Por qué mis ojos pesan tanto? Tanto que no puedo abrirlos. Una luz me cegaba a pesar de tener los ojos cerrados. No sabía que pasaba. Luego, como un rayo, los recuerdos de ese día llegaron a mi cabeza. Yo perdiendo el control. El camión delante de mí cegándome al instante... El impacto. Incluso el segundo...

Mis ojos se abrieron en ese instante dejando escapar de mis labios un profundo suspiro.

Una tenue luz estaba sobre mi cabeza. Moví mi mirada a los distintos puntos del lugar en el que me encontraba. Una habitación blanca, el sonido de un aparato me saco de balance ¿estaba en el hospital?

-¿Alonso...?

Esa voz. Esa delicada y tierna voz. Era Sam. Abrí mi boca pero mi voz no salia. Era como si se quedara atrapada en mi garganta.

-¡Doctor!

¿Mamá? Estaba aquí. Dios, sigo sin entender. ¿acaso estoy vivo?

Vi a Sam acercándose sigilosamente a mi. Sus ojos estaban llorosos, en su mirada podía notar que no podía creerlo.

-Alon...

Puse mis ojos en ella. Era como si fuera la primera vez que la vi. Es como si me estuviera enamorando nuevamente de ella.

-¿S-Sam...?

Abrió la boca y un sollozo se escapo de ella. La cubrió ahogando sus ganas de llorar.

-Despertaste, t-tu...

-¿Donde estoy?

Que pregunta más estúpida, fue lo primero que pensé. La puerta se abrió dejando a la vista a un grupo de enfermeros que hicieron que mi Sam saliera de la habitación. Uno de los tipos esos encendió una lampara cerca de mis ojos haciéndome entrecerrarlos. ¿Qué carajo le pasa?

Checaron mis pulsaciones, ajustaron no sé que cosa en el aparato que estaba a mi derecha y quitaron el respirador que tenia en mi boca como un tubo, eso dejo un sabor realmente horrible.

-Alonso, ¿Cómo te sientes?

¿Cómo me siento? Como si hubiera dormido mil años.

-Bien...

-Mm... Iré a hablar con tu madre. Descansa...

-Con todo respeto, doc, ya descanse demasiado-trate de moverme pero un intenso dolor inundo mi cuerpo, de pies a cabeza.

-No te muevas-dijo la enfermera a mi lado, sosteniéndome por los hombros, el doctor se había marchado-, tuviste un fuerte accidente, estuviste en coma por tres meses, cariño.

-¿Tres meses?

-No sabes lo que hemos pasado todos por mantenerte con vida... Incluso el director del hospital nos exigió hacerlo.

No entiendo... El director del hospital ¿qué tiene que ver?

-Dime... ¿recuerdas algo?

-Sam... Quiero verla.

-No sera permitido, solo tu familia puede pasar, por el momento.

La puerta se abrió dejándome ver a mi madre. Cubrió su boca en señal de sorpresa y se acerco lentamente a mi cama mientras los enfermeros empezaban a salir.

-No hagas movimientos bruscos-dijo la enfermera.

Mi mamá llego a la orilla de mi cama y acarició mi mano. Su otra mano la posó en mi cabeza peinando torpemente mi cabello.

-Mi rey... Gracias al cielo que despertaste...

¿Eso era todo? ¿En serio?

-Todos estábamos muy preocupados, tus hermanos, Sam, Bryan, Jos...

-¿Jos?

-Ha sido el que menos se ha apartado de ti...

-Vaya, la culpa es demasiada.

-Querido-acaricio mi mejilla-... Cuando estés mejor comprenderás.

-¿Eh?-hice una mueca de dolor. Sentía una horrible punzada en mi cabeza, dolía horrible.

-¿Te sientes bien?

-negué-. Me duele la cabeza...

-Llamaré al doctor.

-No...

Tarde, había salido. La enfermera que anteriormente estaba hablándome llego a mi lado y me dio una pastilla con agua.

-Debes estar tranquilo, te diste un muy fuerte golpe en la cabeza, cualquier molestia puede agravar la situación. Mantente tranquilo-asenti, ella se giro hacia mi madre-, no tarda en quedarse dormido así que le rogaría que saliera y lo dejara descansar. El doctor ya esta llevando a cabo unos estudios solo para descartar cualquier posibilidad de que recaiga. No se preocupe, todo es rutinario, con los pacientes que despiertan de un coma es normal que esto se practique...

Así que puede que el accidente me deje secuelas. Excelente, aparte de estar medio muerto tres meses, puede que quede idiota.

Mi vista se fue nublando poco a poco hasta que le perdí en mis sueños.

Tonta Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora