Capítulo 3

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Tomé el primer taxi que se cruzó en mi camino, le extendí la nota que Alice me había dado y marcho en esa dirección, mi mente solo había un objetivo.

"-Entregar e irme" – Nada mas – "Entre más rápido mejor"

No quería enfrentármele, no quería, porque si me enfrentara terminaría perdiendo y no es que no me gustara el hecho de perder, si no, que perder en esta ocasión solo desataría conflictos y de eso estaba cansada.

Cuando recién conocí a Edward quede enamorada de inmediato, fue inevitable y por más que lo evite siempre caí, supongo que el igual, ¿Por qué?, Fácil, hubo ese click que me lo confirmo, esa atracción y química, solo una sonrisa suya me basto para desmoronarme ante él, y claro el me aseguro que solo le basto mirarme a los ojos para sucumbirse ante mí. Fue intensa nuestra relación, llena de pasión, de entendimiento natural, de atracción mutua y sobre todo de amor, ese amor que te tranquiliza el alma, que te hace disfrutar hasta de las más pequeñas tonterías, de hacer mierda del tiempo imaginando toda tu vida a su lado en tan solo dos minutos, de amar el color rosa, porque así es como vez la vida cuando te enamoras de color rosa y sobre todo, para ti estando a su lado todo es posible.

-¿Se encuentra bien? – Pregunto el hombre que conducía el taxi, me miraba por el retrovisor, sonreí y ascendí.

Cuando me entere de su apellido fue un impacto enorme, lo recordaba como si fuera ayer:

-¿Quiere el empleo? – Pregunto una chica rubia y bien vestida mirando mis papeles, dirigió su mirada hacia mí y sonrió irónica.

-Por supuesto – Dije profesional y altanera, no es que pudiera crecer mucho en la casa de modas de los Cullen, pero trabajar allí resultaba la llave para abrir una multitud de puertas, y allí estaba yo intentando lo imposible.

-Ok – Dijo cerrando la carpeta con rudeza – Haz trabajado antes como asistente personal de un pequeño despacho de abogados lo que significa que tienes al menos un conocimiento mínimo de las funciones que se realizan – Ascendí, ella se puso de pie – Eso es algo – Sonrió – He tenido puras niñas que no tienen idea de nada. Vamos con la Señora Cullen, ella te realizara una... Entrevista – Me quede helada, jamás había escuchado de una postulación para un empleo tan rápida, camine detrás de ella, recorriendo aquel bonito y elegante lugar, se miraba a sencilla vista la limpieza y dedicación que todo mundo le colocaba a este lugar, las paredes eran de color blanco y las decoraban hermosas pegatinas, cuadros de diferentes tamaños y formas pintados con diferentes técnicas y temáticas, estaban juntos creando un hermoso estilo moderno y ostentoso, flores en cualquier esquina o superficie plana donde se pudieran poner, era un sitio hermoso, el sueño de cualquiera.

-Es aquí – Me dijo la chica sacándome de mis pensamientos, mire la puerta, allí detrás estaba mi oportunidad de crecer, ella entro sin avisar y me invito a pasar, me aproxime con paso nervioso e intente fingir decisión, mala idea... Yo no sé fingir – Esme, aquí hay otra candidata – Me mirada se posó en aquella mujer, destilaba belleza por donde quiera, no tenía más de cuarenta o al menos eso aparentaba su rostro, su cabello castaño, suelto y perfectamente arreglado le caía hasta los hombros, se formó una limpia sonrisa en sus labios.

-¡Que joven eres! – Dijo levantándose de su asiento y extendiéndome su mano – Soy Esme Cullen, un placer – Dijo estrechando mi mano y dándome un sorpresivo beso en la mejilla.

-Soy Bel... Isabella Swan – Dije recuperando mi aliento, su perfecto rostro fue turbado por un leve ceño fruncido.

- ¿Segura? – Sonrió - ¿Cómo te gusta que te llamen? – Negué y sonreí.

-Solo Bella – Pedí rasguñado discretamente mi oreja para despertar.

-Bueno Bella – Dijo tomando la carpeta que la rubia le extendía – Gracias Cintia, ¿Quieres tomar algo? – Pregunto señalándome un asiento cercano al suyo y caminando hasta su lugar inicial, negué – Gracias entonces – Dijo invitando a Cintia a salir.

-Suerte – Menciono con amabilidad, Esme miraba la carpeta con atención, me sentí pequeña en ese momento, era una mujer verdaderamente imponente y no precisamente en ese sentido, era bella, parecía muy audaz e inteligente.

-¿Sabes? – Dijo mientras cerraba la carpeta – La experiencia no siempre es necesaria – Dijo mirándome y entrelazando sus dedos, colocando los codos encima de la mesa de cristal – Podemos tener veinte años trabajando en el mismo lugar y haciendo las mismas cosas y aun así no tener idea de nada – Me miro, buen punto, aclare mi garganta – Estudias Administración.

-Si así es – Dije cruzando mis pies tensamente, ella ascendió y me miro.

-Bien Bella, ¿Vives sola? – Pregunto con una sonrisa.

-Mis padres – Dije taciturna.

-¿Por qué quiere trabajar? – Se recargo en el respaldo acolchado de su silla, suspire.

-Bueno – Dije mordiendo mi labio inferior – Quiero pagar mis estudios – Solté sin más – No quiero ser una molestia – Ella frunció el ceño – Lo he sido por 24 años – Sonreí tímida.

-Independizarte – Dijo con una sonrisa – ¿Por qué piensas que aquí conseguirías tu objetivo? – Sonreí de nuevo y miré mis dedos.

-No lo creo – Dije sincera, ella ascendió, sonrió y volvió a colocar los codos en la mesa.

-¿Qué haces aquí? – Pregunto al ver mi silencio.

-Quiero aprender – Sonreí, yo era todo menos una mentirosa, era la verdad, no pretendía crecer, pretendía saber y aunque no ganara nada, lo aprendido no se quita jamás – Ella sonrió satisfecha – Esta es una empresa interesante, es una nueva temática para mí, como vera... - Ella rio.

-No Bella... No veo nada más y nada menos que una chica desafiante y sincera – Se puso de pie, la mire un poco asustada – Me encanta tu carácter – Me quede descolocada, ¿Dónde me había perdido? - Veraz Bella, el puesto no es para mi secretaria, ya tengo una y muy eficiente – Dijo mirando por el gran ventanal – Busco... Mmmm – Parecía buscar la palabra – Un miembro más de mi familia, no digo que no hayan llegado aquí chicas exquisitas para el trabajo, verdaderamente idóneas... Pero todas intentaban sorprenderme – Volví a su asiento – Y llegas tu... Sincera, sin tapujos... Casual – Dijo sonriéndome ampliamente – Eso quiero alguien desenfadado, jovial, a mi hija le encantara conocerte – Aun seguía descolocada, ella lo noto porque rio – Soy una muy buena analista, las preguntas que te hice solo tienen dos respuestas la mentira y la verdad, me dijiste la verdad y con humildad, eso quiero para mí y mis hijos, para mi familia... - Sonreí – Mira Bella como tal no tengo un examen si no una intuición de mi parte sé que no me equivoco, ¡Bienvenida! – Dijo extendiéndome su mano, la tomé dudosa, sonreí, Cintia entro por la puerta riendo.

-Te has quedado – Dijo con una sonrisa sincera – Que buena – Dijo aun riendo, me quede congelada.

-¿Sucede algo? – Pregunto Esme sin borrar su sonrisa.

-Edward está aquí, quiere verla – Dijo mientras miraba hacia afuera, ¿Edward?, eso me recordó a él.

-Hazlo pasar – Dijo mientras colocaba su mano en mi hombro – Es mi hijo tienes que conocerlo al final de cuentas tendrás muchos tratos con el – Ella camino hacia la puerta y yo me puse de pie.

Lo vi entrar fue como un balde de agua fría, abrazo a Esme con dulzura y luego nuestras miradas se unieron, el pareció extrañado, pero sonrió al verme, yo me encontraba descolocada en magnitud, ¿Era el hijo de mi nueva jefa?, ¿Era Edward Cullen?

-Hijo ella es Bella Swan.... Bella él es mi hijo – Dijo tomando del brazo a su hijo, me quede atónita, por supuesto que lo era, trague saliva. Mire a Edward.

-Un placer Señor Cullen – Dije extendiendo mi mano, el frunció el ceño.

-Ella trabajara con nosotros es mi asistente así que llévense bien – Dijo mientras sonreía – Cintia por favor llévala a recursos, ¿Esta bien? – Cintia ascendió, seguí a Cintia.

-Señora Cullen – Miré a Edward reteniendo mi impulso de llorar – Señor – Dije atragantándome y partí del lugar. 

Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora