Capítulo 126

473 26 7
                                    


-Es precioso Alice – Dije admirando al pequeño Elliot desde los brazos de Alice, esta me sonrió.

-Lo sé, aun no puedo creerlo, tenerlo en mis brazos es... Es casi magia – Sonreí con nostalgia.

El pequeño Elliot era hermoso, de tez pálida, sus cabellos eran de un bronce brillante, tenía los labios particulares de Alice, la nariz de Jasper, sus ojos era imposible verlos, parecía un pequeño oso en invierno, dormía profundamente, solo podía ver las expresiones que entre sueños hacía. Era la cosa más tierna de ver.

-Al fin haces una cosa bien – Dijo Edward en forma burlona, Jasper soltó a reír con delicadeza, Alice hizo un mohín, seguido de un berrinche entre dientes lo cual solo nos hizo reír mas.

-¿Y tú cómo te sientes? –Pregunto Alice mirándome, mientras apapachaba al pequeño Elliot entre sus brazos, era increíble mirar a Alice en este momento, no perdía el estilo de cierta manera, pero mirarla tan casual, con pantalones pijama de un color azul, era muy extraño, sonreí ante mi pensamiento.

-No puedo mantenerme de pie – Confesé exhausta, mire a Edward, este hablaba con Jasper animadamente, Jasper parecía estar aturdidamente agotado.

-¿Has sentido algo más? – Pregunto Alice mirándome con preocupación.

-¿Contracciones?, ¿Algún síntoma de que las niñas... - No supe que responder ante su pregunta, me quede en sumo silencio mirándola a los ojos, creo que mi miedo se vio reflejado en mi rostro.

-No siento que se muevan Alice – Confesé temerosa – Hable con Griss hace unos días, dijo que era normal, pero... Debo admitir que estoy asustada – Alice coloco una mano encima de la mía y me sonrió con timidez.

-Todo está bien, no tienes idea de cuantas veces hice a Jasper correr al hospital por el mismo motivo... - Asentí.

-No he alarmado a Edward por que solo basta con que me queje un poco para que haga una odisea... Sé que nada malo pasa pero... El resquemor está allí – Susurre.

**********************************************************************

-Gracias mamá – Dije mientras tomaba el té que me extendía amablemente, ella me sonrió y se sentó a mi lado.

-Tu padre y yo hicimos algunas remodelaciones en tu habitación para las niñas – Dijo de pronto con mucho entusiasmo en su voz – Claro por si alguna vez nos visitan – Reí.

-Que seguro será muy seguido – Dije entusiasmada por ver la habitación de las bebes - ¿No abras echado todas mis cosas a la calle? – Pregunte mirándola con diversión.

-Claro que no... Bueno solo un par de cosas – Dijo riendo, haciendo obvio que mentía – Te traje todo lo que creí que querrías, están en el auto – Dijo señalando la puerta.

-Gracias – Dije bebiendo un sorbo con cuidado.

-¿Cómo te has sentido? – Pregunto colocando una mano en mi vientre, como instinto coloque una mano sobre la suya, asentí.

-Estoy bien, las bebes están sumamente quietas, pero están bien... Solo esperamos la fecha para tenerlas ya a nuestro lado – Dije sonriente.

-Sus vidas darán un increíble giro – Dijo mi madre acomodando un mechón de cabello – Recuerdo cuando naciste, Dios... Yo era la embarazada en labor de parto y un policía que se supone tiene nervios de acero, tan sumamente nervioso que ni siquiera recordaba cual era la llave del coche – Soltamos a reír – Llego un punto en el que yo era quien decía "Tienes que respirar" – Reí con mucha diversión, podía imaginar la imagen graciosa d Charlie, con sus ojos abiertos como platos y pálido de la impresión – Pero eso estaba justificado – Dijo mi madre acariciando mi cabello con dulzura – Tu padre estuvo los 9 meses hablándole a mi vientre todas las noches después de llegar al trabajo, siempre hacia las mismas preguntas, en el mismo orden, ¿Cómo estás?, ¿Cuidaste de mama?, ¿Tienes hambre? – Rene sonrió con nostalgia – Y cuando naciste fue lo mismo, pero esta vez tu respondías con quejidos y con balbuceos, lo tenías enamorado – Dijo alegre – A partir de allí fuiste nuestra razón de ser... - Me sentía llena de calidez.

-¿Crees que sea una buena madre?, así como tú – Pregunte mirándola, ella me sonrió.

-No solo una buena madre... Sino una de las mejores – Dijo besando mi frente y apapachándome con dulzura. Hubo un momento de silencio – No puedo creer que Edward y tu padre tengan algo en común – Dijo mi madre mirando escaleras arriba, asentí.

-Debe de estar mostrándole los nuevos juguetes que está creando – Dije con diversión, mi madre se puso de pie – Dijo que le encantarían a Charlie y estuvo ansioso por que él fuera el primero en usarlos – Deje la taza de té en la mesita que estaba al lado del sofá y me puse de pie con mucha dificultad.

-Subiré por ellos, es hora de almorzar, ¿Tienes hambre? – Asentí y antes de que pudiera decir algo, sentí recorrer algo cálido por mis piernas, el aire se fue de mi cuerpo y tuve que sostenerme de lo primero que pude encontrar.

-Mamá – Susurre apenas audible.

-Es apenas subir, ¿Cierto? – Pregunto ella volteando a verme, su expresión se emblanqueció profundamente, sus ojos estaban a punto de salirse de sus cuencas.

-¡Edward! – Grite con fuerza, el pánico se apodero de cada uno de mis pensamientos y de cada célula de mi cuerpo.

¡Aun no era tiempo!    

Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora