Capítulo 46

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Me había mudado de nueva a casa de mis padres, necesitarían ayuda y para ello estaba yo aquí, Edward estaba en casa la mayoría del tiempo y resulto un buen contrincante con las cartas para Charlie, pasaban horas y horas solo en una partida, también un buen acompañante para ver partidos por televisión, y cuando Charlie no estaba, resultaba ser para mi madre un buen parlanchín, la pequeña caja de las maravillas. Lo más triste el que después se tenía que ir, y aunque Rene insistía, Edward no parecía estar de acuerdo, siempre se despedía.

-Te extraño – Dije mientras me acurrucaba en su pecho.

-Y yo a ti – Dijo besando mi cabeza.

-¿Por qué no te quedas? – La semana que había estado sin dormir entre sus brazos se me había hecho más que eterna, me había acostumbrado estar a su lado cada mañana y compartir más que el tiempo.

-No creo que sea oportuno, mi vida, tengo que irme – Me quede extrañada.

-¿Pasa algo? – Él negó con la cabeza y beso mi frente.

-No... No pasa nada – Suspiro – Solo tengo algo de trabajo – Parecía estar sumido en sus pensamientos – Discúlpame – Pidió mirándome, negué con la cabeza.

-Lo entiendo – Sonreí.

-Nos vemos mañana – Parecía distraído, beso mi frente y se fue, lo vi partir en su coche, toque mis labios en señal de faltante, nunca había visto a Edward tan distraído y distante, frio recorrió mi cuerpo y no era por ser noviembre.

No pare de dar vueltas en mi cama toda la noche, aquel beso faltante me estaba dando en que pensar, necesitaba hablar con alguien y quien mejor que Alice, mire el reloj en mi mesita de noche eran las dos de la madrugada.

-Lo siento cuñada – Di un salto de mi cama y tome mi móvil de mi escritorio y marque su número, cinco llamadas y Alice aun no respondía, vaya que Alice dormía muchísimo – Vamos Alice – Dije marcando una última vez y entonces respondió - ¿Alice? – Un gemido se escuchó del otro lado de la línea – Lo siento yo... - Un suspiro se escuchó por parte de Alice.

-¿Qué pasa? – Murmuro - ¿Rene está bien? – Alice se escuchaba más consciente y preocupada.

-Si está bien... Yo solo necesito hablar contigo – Un silencio profundo se escuchó.

-¿Qué tan grave es? – Pregunto completamente despierta.

-Edward y yo – Murmure.

-En 10 estoy allí – Escuché como corto la línea, sonreí mirando el teléfono, Alice era única en su especie.

Bajé en puntillas al salón para no hacer ruido y me senté en el sofá mirando hacia la calle esperando a Alice, el silencio inundaba el salón, lo único que se podía escuchar era el reloj empotrado en la cocina, cerré mis ojos y comencé a contar el Tic, Toc, Tic, Toc... Del reloj, pero en mi mente venia Edward y su comportamiento, ¿Qué estaba pasando?, ¿Dónde me había perdido?, ¿Algo había cambiado entre nosotros?, ¿Qué cambio?, ¿Acaso la distancia?, quizá ya había arrepentimiento de su parte. Mi mente comenzaba a jugarme verdaderamente chueco.

-Alice llega ya – Suplique.

Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora