Capítulo 129

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Bella

No había un solo sonido en todo el lugar, se escuchaba más privado, más pacífico, comencé a sentirme más consciente de lo que pasaba con mi cuerpo, sentía la necesidad de estirar mi cuerpo, pero de nuevo estaba esas pequeñas molestias por todo mi cuerpo.

Abrí mis ojos lentamente, con el pánico de que la luz fuera a deslumbrarme pero fue todo lo contrario, era tenue, de colores agradables, mi ojos rápidamente se adaptaron a la habitación, mire a mi alrededor, había flores por toda la habitación, eso me hizo sonreír, podía adivinar solo por la apariencia de cada ramo de quien pertenecían, la presencia de Leah y su hermano estaban en aquellas flores morada y poco convencionales, seguramente había sido Seth, Esme y Carlisle por la sutileza del color rosa claro, una explosión de colores, naranja, verde, alguna que otra flor morada, rosa... Era Alice y su extravagancia y un ramo de flores de alforfón, sonreí, esas eran de mis padres, esas flores significaban la unión, mi padre había conquistado a mi madre con esas pequeñas flores, por último el más cercano a mí, el que logre tocar, era un ramo de rosas blancas.

-Edward – Susurre con dificultad, mi garganta estaba seca.

-¿Bella? – Lo escuche susurrar por alguna parte de la habitación, intente incorporarme para buscarle, pero el dolor me hizo retroceder, técnicamente fue como un golpe en el estómago y entonces fui plenamente consciente de lo que estaba pasando, toque mi vientre. Mis pequeñas ya no estaban conmigo – Estas despierta – Se acercó a mí con una sonrisa en sus labios, la cual correspondí de la mejor forma que tenía en ese momento, pero resulto en una mueca extraña de dolor, él rio - ¿Cómo te sientes? – Pregunto devolviéndome a mi postura anterior, se inclinó sobre mí y beso mi frente.

-Bien... Un poco confundida – Confesé con sinceridad.

-Es normal, no te preocupes solo has dormido 12 horas – Mi cuerpo se tensó de una forma inmediata.

-¿Nuestras bebes? – Pregunte con rapidez - ¿Cómo están nuestras hijas? – Pregunte de forma insistente, él me sonrió y acaricio el entrecejo de mi frente, asintió.

-Están bien – Aseguro con una amplia sonrisa – Ambas están muy bien, solo necesitan estar en cuidado por un tiempo corto, son hermosas – Mi cuerpo se relajó por una décima de segundo.

-Quiero verlas – Dije tomándolo del brazo, él sonrió.

-Lo entiendo mi amor, pero en este momento necesitas quedarte en cama – Negué con la cabeza e intente ponerme de pie de nuevo, pero el dolor me hizo soltar un grito, Edward me devolvió a mi posición anterior.

-Escucha... No puedes hacer esfuerzos – Dijo intentando que lo comprendiera y así era, lo comprendía, pero no le daría la razón.

-¡Quiero verlas! – Grite, nos miramos directo a los ojos, sentía una desesperación profunda – Por favor – Suplique con un murmullo, Edward soltó un suspiro, acaricio con su dedo pulgar mi mejilla, eran lagrimas que recorrían abiertamente mis mejillas. Toco un botón al lado de mi cama.

-Tranquila por favor – Acaricio mi brazo con dulzura, beso mi frente una vez más, me aferre a sus ropas, a su aroma, tenía un extraño miedo, un pánico que no podía explicar.

-Te amo – Susurre entre un lloriqueo, él acaricio mi espalda y me apretó con delicadeza.

-Y yo te amo muchísimo más – Dijo después de soltar un suspiro, ese suspiro parecía encerrar un millón de sensación y las que más podía acertar era algo superior a la felicidad.

En cuanto Edward explico a la enfermera lo que yo quería una silla de ruedas se hizo presente en mi habitación, Edward me cargo con muchísimo cuidado y me deposito con suavidad en la silla, la enfermera iba a nuestro lado por el pasillo deteniendo el suero, él me empujaba con lentitud, muchísima lentitud, pero me repetía a mí misma que debía mantener la calma, no es que Edward fuese lento... El camino me parecía una eternidad a mí. Entramos al área de cuidados infantiles, Carlisle parecía sumamente entretenido en el área, al vernos sonrió ampliamente, una sonrisa tranquilizadora.

-¿Cómo te sientes? – Pregunto mirándome con suma atención, pasando de cualquier otra cosa, asentí.

-Bien, yo... - Sonrió.

-Vienen por sus hijas – Dijo con obviedad – Iré con ustedes – Dijo señalando el pasillo por donde antes él había venido.

-¿Cómo están ellas? – Pregunte rápidamente, Carlisle hizo un sonido de aprobación con su garganta.

-Hermosas y perfectas – Dijo con una sonrisa de orgullo y mucha emoción en su voz, Carlisle dio un par de órdenes a unas enfermeras, estas asintieron y se fueron – Pasen por aquí – Dijo él abriendo la puerta para que Edward y yo pudiésemos pasar, Edward coloco una mano en mi hombro y con la otra me empujo levemente, tome su mano y la apreté ligeramente, aunque eso me provoco un pequeño dolor sin importancia debido al catéter, dos enfermeras fue lo primero que vi, estaban atendiendo a mis pequeñas desde la cuna, una soltó un par de lloriqueos, aquello me hizo erizar la piel, mi corazón ensancho de todas las emociones que estaban fluyendo en ese momento – Señoritas – Llamo Carlisle, ellas voltearon a vernos y formaron una sonrisa.

-Con permiso – Dijo una de ellas y ambas comenzaron a salir.

Nos acercamos lentamente y en ese momento mi corazón dejo de latir para renovar su palpitar en un ritmo diferente, era como si hubiese nacido de nuevo, estaban en la misma cuna, una junto a la otra, rodeadas por cojines y mantas.

-Son hermosas – Susurre metiendo mis manos entre los finos barrotes de la cuna, su rostro era lo único que podía ver, sus pequeños rostros blancos, pero con un tinte rosado, una se removía totalmente inquieta, como si buscara liberarse de la manta color blanca que la envolvía, la otra estaba inmóvil, tan quieta que bien podría pasarse por una pequeña muñeca de porcelana – Son... Son preciosas – Dije limpiando con el dorso de mi mano libre las lágrimas que caían, acaricie el rostro de una de ellas, de la pequeña inquieta y se removió en busca de mi tacto y soltó a llorar – Shh... - Dije acercándome más a ellas, intentado traspasar aquellos barrotes a como fuera lugar – Aquí esta mama – Dije acariciándola suavemente intentando mitigar su llanto, la más tranquila comenzó a removerse incomoda, molesta, Edward se colocó a su lado, teniendo la dicha de poder tocarlas a sus anchas.

-Aquí esta papá también – Dijo cariñosamente, ambas reaccionaron moviéndose en busca de la voz de su padre, reí con emoción, ternura – He pasado un buen rato con ellas – Dijo acariciándolas como si de pétalos de una flor delicada se tratasen.

-¿Puedo... Puedo cargarlas? – Pregunte mirando a Carlisle que estaba como espectador de una de las más hermosas escenas que quedarían en mi memoria por siempre.

-Por supuesto que sí – Dijo Carlisle animando a Edward a tomarlas en sus brazos.

Y así lo hizo, tomo a una de ellas, a la más dormilona de las dos, todo aquello era hermoso mirarlo como la tomaba colocando una de sus manos debajo de su cabeza y la otra en su espalda, la levanto con lentitud y la apego a su cuerpo, no podía parar de llorar, pero eran lágrimas de pura emoción, de puro amor, él se acercó a mí con ella entre sus brazos, me miro y nuestras sonrisas se ensancharon mucho más. Esta sería la primera vez que cargaría a una de mis hijas, se inclinó un poco hacia mí, coloque mis brazos preparada para recibirla, Edward deposito a la pequeña dormilona en mi brazos, mi cuerpo entero se estremeció al sentir su pequeño cuerpo, era un ser cálido, delicado, se acurruco contra mí en cuanto me sintió, mi corazón dio un vuelco entero, seguido de otro y otro y otro, le plante un beso en su frente, esta no hizo un solo movimiento, solo se quedó acurrucada contra mí, Edward trajo consigo a la pequeña inquieta.

-Mami tienes que hacerme un espacio – Dijo Edward, reí mirándola atentamente, hice un espacio en mi brazo, la deposito con sumo cuidado, sentí como mi corazón se llenaba de dicha, me sentía entre las nubes, estaba feliz y no tenia idea de como demostrar esos sentimientos, solo las acurruque contra mi, Edward nos encerró en sus brazos y deposito un beso en cada una de nostras, bese levemente sus labios y nos quedamos allí, disfrutando de cada uno de nosotros, de nuestra pequeña familia que nacía aquí.             

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⏰ Última actualización: Oct 07, 2018 ⏰

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