Capítulo 34

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Narra Alice

El evento se prolongaba demasiado, los jueces estaban enfrascados en una "Divertida" discusión para la decisión de los ganadores, eso nos ponía nerviosos a todos, Bella y Edward se encontraban perdidos para todos, excepto para mí, pero era lo mejor mantenerlos así, no parecían poder controlar sus miradas y sus deseos palpables el uno por el otro.

-Sigo buscando a tu hermano y no... - Dijo mi madre mirando a todos los lados – No lo encuentro, ¿En verdad no lo has visto? – Pregunto frunciendo el ceño, negué con la cabeza, bebí de mi copa de champagne y sonreí ampliamente.

-Ríndete por un momento, mira allí esta Carmen – Dije tomándola del brazo y caminando entre la multitud, distraerla sería fácil, mi madre no podía con dos cosas a la vez y menos cuando estas le ponían de los nervios, ambas señoras comenzaron una charla animada entre bromas y risas acaloradas. Comencé a escabullirme, necesitaba aire, los nervios no me dejaban tranquila, por primera vez me encontraba enteramente alterada, y toparme con Victoria no mejoraban las cosas. Salí al jardín, una brisa fresca me golpeo suavemente el rostro, se sentía bien, deambule por unos minutos en silencio mental.

-¿Qué hace señorita? – Sonreí por automática respuesta.

-Que formal – Me burle, él sonrió.

-Tu madre me pidió que te buscara, están por dar los resultados – Solté un suspiro - ¿Pasa algo? – Pregunto mirándome atentamente, sentí una tempestad en mi estómago, esa agradable tempestad que llevaba sintiendo meses atrás, Jasper tenía los ojos más hermosos que yo pudiese ver en toda mi vida, ¿Era quizá un gris o un azul? - ¿Alice? – Pregunto, pestañee varias veces seguidas y mire la copa de champagne entre mis manos.

-Esto afecta – Murmuré, reí.

-¿Te encuentras bien? – Coloco su mano en mi hombro, parecía muy preocupado, ascendí. Suspire.

-Miro tus ojos – Confesé, el me miro aún más confundido y sorprendido – Tienes... - Dije colocando una mano en su mejilla, él se estremeció ante mi tacto – Unos muy bonitos ojos, ¿Azul... Gris – Reí – Ambos? – El coloco una mano encima de la mía.

-Tu dime – Propuso él.

-Un hermoso matiz – Volví a confesar, acaricio mi mano como si fuese una costumbre, una caricia muy dulce, algo que mi corazón que no podía explicar, era algo diferente, algo que jamás había sentido.

-No puedo decir lo mismo de tus ojos – Ladee la cabeza decepcionada – Tengo algo diferente... - Prosiguió él al mirarme, acorto la distancia que nos separaba, coloco ambas manos en mi rostro, suspire – Tus ojos son preciosos Alice, son cálidos, me recuerdan ah algo que nunca tuve...

-¿Cómo? – Pregunte intentando concentrarme en sus palabras y no en aquel tacto suave, sonrió y negó con la cabeza.

-Concéntrate Alice – Pidió sonriente, solté un par de risitas burlonas.

-Deja de tocarme si deseas hablarme – Lo mire atentamente a los ojos y el a los míos.

-¿Me perdonarías? – Pregunto dejando mi mente en una nube mental.

-¿El qué? – Pregunte, sonrió de lado, coloco su mano en mi espalda, se inclinó hacia mí, fue allí cuando sus labios se posaron sobre los míos, me tomo por sorpresa al principio, pero después fue como si mis labios le pertenecieran y los de él me pertenecieran a mí, había esa electricidad que me describían en las novelas románticas, ese nerviosismo que las protagonistas describían, pero creo que ellas se habían quedado cortas. Se apartó de mí, parecía debatirse en decir algo.

-Hay algo que no te perdonaría – Mi voz sonó chillante, el frunció el ceño confundido – Que no lo repitas – Sonreí ampliamente.

-No podría vivir sin tu perdón – Soltamos a reír y de nuevo nuestros labios se reunieron ansiosos el uno por el otro, era una sensación maravillosa, ahora podía entenderla, ahora sabia el por qué Bella y Edward se perdían el uno por el otro. Estaban enamorados, tal y como lo estoy yo.


Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora