Capítulo 26

872 40 2
                                    


Me encontraba en camino a casa de mis padres, mi mente estaba divagando en cómo explicarles a mis padres que me iría de nuevo esta noche. No quería mentirles, pero decirles que había pasado la noche con él, darían el grito en el cielo. Baje frente a la casa, me aproxime a ir a la puerta, utilice mis llaves y entre sin más.

-Ya llegué – Dije colgando las llaves en el perchero, miré a mi madre sentada en el salón.

-Bella – Dije poniéndose de pie, me estrecho entre sus brazos - ¿Cómo estás? – Dijo mirándome de pies a cabeza.

-Estoy bien, ¿Cómo están papa y tú? – Dije pasando la vista hasta donde pudiese ver.

-Toco turno nocturno en la comisaria, se fue preocupado por ti – Sonreí - ¿Dónde estuviste? – Me adentre en el salón, deje mi bolso en el sofá individual, mi mente se fue por el lado de la honestidad, si algo tenía mi madre era la forma de escuchar sin juzgar.

-Estuve... En el departamento de Edward... - Voltee a verla – Pase las noches con él – Su rostro no cambio de expresión – Mam... - Me interrumpió.

-Lo sé – Dijo caminando hacia donde estaba anteriormente y tomo el periódico – Te reconocería donde fuera – Sonrió – Te pidió matrimonio – Dijo entusiasmada – Que romántico, me recuerda a Charlie – Dijo sentándose – Tu padre me pidió matrimonio en un paseo por el campo después de eso no nos separamos... - Suspiro – Bella, ¿Esta... - La interrumpí, me coloque de rodillas frente a ella y tome sus manos.

-Cometí el error de dejarlo por mi tontería de prejuicio, por miedo al que podría el pensar de mí, lo juzgue, perdí mi tiempo sin él y perderlo solo me hizo entender una sola cosa, que lo amo con todo mi corazón, se ha vuelto un bálsamo para mí – La mire a los ojos – Estoy enamorada hasta los huesos, mamá... Él me hace feliz.

-Lo se... Te brillan tus bellos ojos al hablar de él – Acaricio mi mejilla – Tienen que hacer las cosas bien y hablar con Charlie... - Ascendí.

-Está ansioso por hacerlo, pero... - Ella me interrumpió.

-Quieres estar con el... - Ascendí repetidas veces, acomodo un mechón de pelo detrás de mi oreja - ¿Sabes? Lo mismo hice yo... Tu abuela se enfureció dejo de hablarme y comenzó hablarme después de que naciste tu – Me quede seria – Mi niña, tan linda... - Beso mi frente – No voy a hacerte lo mismo, voy a apoyarte en todo lo que te haga feliz, solo quiero que te cuides.... Que estés bien, quiero conocer al chico guapo este... - Dijo señalándolo en el periódico – Dile que tiene una admiradora – Reímos al mismo tiempo – Pero insisto deben hablar con Charlie – Ascendí.

-Y lo aremos lo más pronto posible – Ella volvió a besar mi frente y me abrazo, respondí a su abrazo rápidamente – Solo quiero verte feliz – Dijo con llanto en la voz.

-Y lo soy – Me miro con una sonrisa en los labios.

Mi madre lo acepto con tranquilidad, me ayudo a guardar un par de cosas para mi aseo personal y para ir a mi trabajo el día siguiente y un par de cosas más, ella lloro cuando subí al taxi, no pude evitar segundarla, llamé a Edward, el respondió al segundo timbre.

-Hola – Dije ahogando mi llanto

-¿Sucede algo mi vida? – Sonreí, las lágrimas cayeron de inmediato.

-Estoy yendo al departamento – Dije colocando una mano en mi boca.

-Mi vida – Entendió en cuanto la última palabra salió de mi boca – Te veo en el depa... -Lo interrumpí.

-No... Tienes que ir con tu padre y yo estaré bien – Hubo un silencio.

-No puedo dejarte sola – Sonreí.

-Mi amor estoy bien no te preocupes solo quería escuchar tu voz – Solté – Te amo.

-Te amo mi vida, estás segura que... - Reí.

-No querido te espero en el departamento, ¿Si?

-Por supuesto mi amor, iré lo más rápido que pueda. Te amo pequeña – Sonreí.

-Te adoro.

Colgué sin decir más, deje caer mi cabeza hacia atrás y cerré mis ojos, aun había rastros de lágrimas en mi rostro, así dolía dejarlos, pero eso algún día pasaría tarde que temprano.

Llegué al departamento con mi pequeño equipaje en mano, entre en la habitación y me desvestí, me vestí cómodamente con un pantalón corto y una blusa básica color morada y me dirigí a la cocina, me mantuve ocupada cocinando pollo con verduras al horno, fue fácil sucumbirme ante la cocina, era una actividad terapéutica en verdad. Me quedé mirando el pollo dentro del horno, solo lo observaba, de nuevo me hundí en mis pensamientos, de pronto unas manos me abrazaron, me atrajeron hacia él, sonreí.

-Es una verdadera motivación el llegar a casa y verte aquí – Reí, me giré hacia él.

-Te esperaba más tarde – Confesé mientras colocaba mis manos alrededor de su cuello.

-Mi padre es un hombre muy directo, ambos lo somos, fue rápido y quiere conocerte, quiere conocer a la joven que me ha robado la voluntad – Sonreí.

-¿Yo? – Fingí estar ofendida.

-Eres una ladrona – Dijo con dulzura, miro en dirección al horno - ¿Qué haces? – Pregunto curioso.

-Pollo con verduras, ¿Te molesta? – Me miro como si hubiese dicho la grosería más enorme del mundo.

-Por supuesto que no, esta es tu casa y no tienes idea de lo feliz que esto me hace – Sonreí.

-Te amo – Pronuncie con dulzura.

-Uf y yo te amo más criatura – Me apretó contra él y sus labios se apoderaron de los mío con firmeza, con pasión y deseo – Y si vamos al postre – Dijo entre besos, negué con la cabeza, él se apartó de mi unos centímetros - ¿Cómo?

-Que no – Dije encogiéndome de hombros, él sonrió coquetamente.

-Hay mi querida Bella... - Todo paso tan rápido, de pronto estaba sobre su hombro - ¿Qué decías? Repítelo.

-¡BAJAME! Edward, no – Comencé a reír, esto era una felicidad que no cabía en mi pecho.


Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora