Capítulo 94

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¿Qué era aquel sonido?, era como golpeteos muy continuos, uno seguido del otro, más bien como un fuerte aleteo, era persistente, no me desagradaba, me mantenía conectada con el exterior, con él frio que sentía.

-Ambos están bien – Susurro una voz femenina muy conocida para mis oídos, era mi ginecóloga, ¿Qué hacía aquí? – Que irónico es esto... - Susurro con pesar – Esta sería la primera vez que escucharía los latidos de sus bebes - Entonces la emoción me invadió, me consumió entera y la necesidad de llorar no se hizo esperar, eran los latidos de mis bebes, aquellos aleteos constantes y vividos, eran ellos.

-La vida es irónica Griss – La voz aterciopelada de Carlisle se escuchó tan fría y apagada que me congelo por completo, parecía distraído, ¿Griss?, si era verdad, mi ginecóloga, hubo un largo silencio, pero yo me mantenía deleitándome de aquel sonido apreciado para mí, aquel bálsamo tranquilizador.

-¿Cómo esta... Tu hijo? – Se escuchó de pronto, mi atención se centró en aquella pregunta.

-Hacemos lo que humanamente se puede Griss, no sabré si hubo algún daño hasta que la hinchazón disminuya – Hubo un silencio – Es difícil trabajar con él – Susurro con voz apretada, parecía estar siendo estrangulado.

-Deberías... - De pronto la voz de la doctora se cortó – Hay muy buenos colegas que... - De nuevo se cortó – Tu hijo es un hombre fuerte, sé que somos médicos y que... - Soltó un suspiro – Tiene una familia que lo espera Carlisle, dos hijos, una futura esposa... - Aquello me comenzó a partir el alma, "Una futura esposa", ni siquiera recordaba mi anillo de compromiso, un dolor se expandía en mi pecho y solté a llorar, abrí mis ojos, vuelta a la realidad, me senté en la camilla interrumpiendo el sonido que producían los corazones de mis hijos, ambos me miraron.

-Bella – Susurro Carlisle mirándome atento con sus brazos cruzados en su pecho y dando pasos hacia mí, baje los pies y me quede sentada, derrotada y cansada al filo del colchón, no hubo palabras, creo que sobraban y de nuevo solté a llorar, ¿De dónde salen las lágrimas?, por supuesto... Tienen una función en nuestro organismo, pero si las vemos desde otro punto de vista, las lágrimas son un desahogo para el alma, te renuevan y te enlistan para un nuevo amanecer, ¿Por qué no podía ver mi nuevo amanecer?, estaba desesperada por que esto fuera un sueño, una simple fantasía creada por mi subconsciente y despertar de una vez, despertar entre sus brazos, con sus labios traviesos recorriendo mi piel y sus palabras acariciando mi oído, no había palabras, ¿¡Por qué no las había!?

-P-Puedo verlo... - Pedí cuando la voz al fin salió de mi garganta.

-Por supuesto... - Susurro, me ayudo a incorporarme y salió conmigo sosteniéndome para no desvanecer – Bella... Yo – Lo interrumpí.

-Dijo que si... No me importa, dijo que si – Susurre fuertemente – Nada me ara cambiar de opinión... Lo veré – La firmeza que salió de mi garganta no parecía ser mía, ¿De dónde salía esta voluntad?, de mi deseo fiero por verlo, poder estar allí, aunque él no lo supiera, no dijo nada, solo caminamos por un pasillo que me resultó eterno, de pronto paramos frente una puerta.

-Escucha, solo puedes estar unos momentos... - Quería decirme algo más, pero solo soltó un suspiro – Si... Si necesitas algo estaré aquí – Ascendí y me dispuse a entrar.

Lo mire, y por un momento pensé que me quedaría sin aire, pero resistí, lo mire directo.

-No... No... - Por un momento pensé que no era él, que era una equivocación, pero sí lo era, era él, tenía el rostro golpeado, con pequeñas cortadas esparcidas por su cuerpo, o al menos por lo que podía ver, un vendaje le rodeaba la cabeza, un torniquete en su pierna, múltiples monitores estaban conectados a su cuerpo, su piel lucia pálida, sus facciones cansadas y parecía sufrir dolor, un sonido agudo provenía de mi mente, estaba en algo más que en blanco, estaba en la nada, mis piernas temblaban, mis manos sudaban, toque su mano, estaba frio, caí de rodillas y un nudo fuerte apretó mi garganta – Yo... - No había palabra que pudiera salir de mi garganta, estaba atragantada del dolor, ardía profundamente, mi cuerpo entero ardía – Mi... Mi – Mordí mi labio inferior intentando mitigar el dolor, no cedía, al contrario iba en aumento, solo quería gritar, perder la razón, pero eso no pasaría, no podía, no podía hacer eso - ¿Cómo paso esto? – Susurre ahogada por mi silencioso llanto, me puse de pie, acaricie con mis dedos su rostro, estaba frio, me incline sobre él y bese su frente, me quede allí con mis labios en su frente, suplicante por verlo despertar – Por favor – Suplique, pero él no despertó, ni siquiera su respiración lenta y sutil se deformo, seguía igual, inmóvil, frio.

-¿Bella? - No me gire para ver al doctor Carlisle, sabía lo que me diría y no estaba dispuesta a escucharlo, negué con la cabeza.

-Por favor no... - Susurre aferrándome a Edward fuertemente.

-Es momento de realizarle algunas pruebas más, por favor – Susurro colocando sus manos en mis hombros, volví a negar – Prometo que volverás pronto, solo... - Me llevo con él, sin más que decir – Mantente tranquila, recuerda a mis nietos – Lo mire y sonreí, pero aquella sonrisa fue apagada por lagrimas – Tranquila, mi hijo es muy fuerte... Tiene muy bueno motivos por quedarse en este mundo – Aquella frase se sintió dolorosa en sus labios, pero me tranquilizo, muy poco, pero lo hizo y es que, así era Edward, jamás se rendía.

-¡Déjenme verlo! – Ambos nos quedamos clavados en nuestro lugar, era Kate, de pronto mi corazón se desquebrajo, sacudí aquellos pensamientos de mi cabeza, lo único que me importaba era él, Kate era un ser despreciable. Esme intentaba calmarla, Jasper tenía a Alice abrasada por la espalda, le susurraba cosas, pero ella no tenía un buen gesto.

-Kate – Susurro Carlisle, él se acercó - ¡Basta! – Grito fuertemente, alejando a Kate de su esposa - ¿Qué haces aquí? – Dijo alejándola, yo me acerque a Alice y a Jasper.

-Quiero verlo, ¿Dónde está? – Kate lloraba, parecía estar muy enferma, su cabello rubio estaba despeinado y enredado, bajo sus ojos había ojeras, estaba pálida y con piel seca, volteo a verme, sus ojos se llenaron de odio inmediatamente - ¿Qué hace esta maldita aquí? – Intento acercarse, pero Jasper se interpuso entre ella, Alice y yo.

-Aléjate Kate – Susurro Jasper de forma amenazadora, un silencio se apodero de todos.

-No es momento para dramas – Dijo Carlisle – Edward está entrando a unos exámenes, cállate – Dijo mirando a Kate de forma inexpresiva.

-Y aunque este en una habitación es mujerzuela no entra a ver a mi hermano – Dijo Alice en tono acido.

-¿Qué dices?, ¡Él es mío! – Grito fuertemente.

-Doctor Cullen – Susurro Alice mirando a su padre de forma apagada – Si esta mujer da un paso dentro de este hospital a menos que sea una paciente, mi hermano dejara el hospital – Carlisle la miro – Lo digo como responsable legal – Esme miro a su hija.

-Entendido – Dijo Carlisle – Pondré en aviso.


Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora