Ya habían pasado un par de días de que Edward se enteró del embarazo de Alice y creo que aún estaba atorado en el nombre de su hermana cada vez que la recordaba, reía y su rostro se transformaba tiernamente.
Edward no se había parado frente a sus padres solo por el motivo de que no se guardaría fácilmente el secreto de Alice que pronto se notaría, y ya se notaba, Esme le había hecho la observación de que sus senos estaban un poco grandes, las tonterías que tuve que hacer para cambiar el tema. Edward y yo nos habíamos puesto a las órdenes de la pequeña Alice embarazada y comelona, ya habíamos encontrado el momento para soltar la bomba, primero sería a Jasper, quien había estado distante con ella, pero lo que la jovencita no sabía era que Jasper le pediría que se casara con ella y esto con ayuda de Edward, y mía cuando me entere.
Edward y yo estábamos maniobrando para que ambas cosas sucedieran a la misma vez, y pronto tendríamos que ir a presentar la pasarela de otoño e invierno, que sería un viaje largo.
-Entonces necesitas las llaves de mi departamento... - Pregunto Alice mirándome con cautela y perspicacia, trague saliva incomoda y sonreí.
-Bueno... ¿Quieres que hagamos la sorpresa o no? – Pregunte extendiendo mi mano, ella entrecerró los ojos.
-Sí, pero habíamos quedado que sería fuera del departamento, en el salón de arriba – Dijo aun mirándome suspicaz, tenía que inventar algo bueno, solté un suspiro.
-Alice por favor, ¿Qué tienes en tu departamento que es tan... privado? – Pregunto colocando las manos en su escritorio e inclinándome hacia ella, frunció el ceño y me extendió las llaves.
-No hay nada... Solo que no entiendo por qué necesitan algo de mi departamento – Me sentí aliviada – Solo no muevas la caja dorada que está en mi closet y no los matare – Solté a reír, comencé a caminar de espaldas hacia fuera.
-Ok – Dije mientras salía corriendo hacia la oficina que compartía con Edward, me dispuse a entrar.
-¿Enserio vas a casarte? – Escuche una voz proveniente de la oficina, no hubo respuesta - ¿Por qué? – Era Kate, que hablaba con Edward.
-Porque la amo – Se escuchó su voz distraída.
-Pensé que nunca te casarías... - Reí silenciosamente y con mucha ironía.
-¿Por qué no? – Pregunto Edward con el mismo tono distraído – Isabella es una mujer muy hermosa y con muy buenos sentimientos... Es especial para todos aquí – Aquellas palabras me hicieron sentir bien.
-Para mí no – Dijo Kate en un tono cortante – Es más hasta me cae mal – Edward rio.
-Que novedad – Dijo Edward en tono arrogante.
-Tú y yo – Edward la interrumpió.
-Nunca hubo ni habrá un tú y yo, eres mi prima Kate – Quería entrar allí y preguntar un sinfín de cosas, pero corría el riesgo que ninguno de los dos me dijera nada, así que me quede frente a la puerta.
-No soy tu prima, te recuer... - Edward la interrumpió.
-Creciste a mi lado, como mi prima, mi segunda hermana – La voz de Edward se escuchaba una octava más arriba de lo normal.
-Siempre te he visto como hombre y sé que... - Abrí mis ojos tanto que sentí que mis ojos se salían de las cuencas.
-Nunca te vería como una mujer, jamás – Se escuchó como algo rotundo – Te quiero como una hermana, siempre te querré de esa manera.
-¡Pero yo no! – Grito Kate con fuerza.
-No hagas esto Kate, vamos aléjate – Un impulso me recorrió el cuerpo y entre empujando la puerta con fuerza, una sonrisa se formó en mis labios, una sonrisa que estaba verdaderamente forzada.
-¡Hola! – Dije con mucha efusividad, mire a Edward y a Kate, él estaba recargado en la pared y Kate en el escritorio - ¿Nos vamos? – Pregunte mirando a Edward, él solo ascendió.
-Nos vemos – Dijo Kate, cruzamos miradas, ella estaba molesta, me lo decía su cara y sus facciones, era evidentemente que no quería verme. Choco su hombro contra el mío y solté a reír.
-Nos vemos – Respondí con diversión, ella salió dando un portazo, mi sonrisa se borró automáticamente.
-Escuchaste – Dijo mirándome, ascendí.
-Ahora entiendo el sobrenombre "El trio de perras" – Dije intentando no gritar el nombre.
-Vamos – Dijo tomando nuestras cosas y extendiéndome mi bolso, me ayudo a ponerme mi abrigo, me miro y coloco sus manos en mi rostro, deteniéndome para que no volteara - ¿Estas enojada? – Pregunto intentando buscar mi mirada.
-Si – Dije en tono definitivo - ¿Por qué no me dijiste que ella esta perdidamente enamorada de ti?, pensé que me decías todo, ahora entiendo que no es así – Dije soltándome de su agarre – Es tarde – Dije yendo rápidamente al ascensor, él venía detrás de mí, lo escuche suspirar.
-Bella – Llamo con tranquilidad, voltee a verlo.
-Silencio – Dije en un susurro, guardo silencio.
Estaba furiosa, más que furiosa.
ESTÁS LEYENDO
Mírame y dime que no
FanfictionPROLOGO ¿Como no enamorarme de sus ojos? ¿Como no sentirme prisionero de su cautivadora belleza? Solo quería poder enamorarla, quería mirar ese rostro el resto de mi vida, estaba claro que ella le tenía a la gran diferencia que ella hacia entre nos...