Capítulo 93

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Narra Bella

Un sonido me taladraba la cabeza, era constante y rítmico, la cabeza me dolía bastante, apenas había podido cerrar los ojos, ¿Tan fuerte era mi dolor de cabeza que lo imaginaba en un molesto sonido?, entonces comencé a ser consciente, me senté en mi cama, con mi piel erizada por el frio y con un moretón en lugar de corazón, mi teléfono sonaba abruptamente y antes de que pudiera contestar, perdí la llamada, mire el teléfono.

-¿Alice? – Si, en definitiva era Alice y eran 5 llamadas perdidas, cuando intente marcar, volví a recibir una llamada, respondí.

-Bella – Dijo en un susurro apenas audible.

-Al fin se de ti... Pero, ¿No crees que es un poco tarde? – Pregunte masajeando mi vientre con delicadeza.

-Tenemos que hablar – Dijo en un tono tan sumamente sepulcral que me helo la sangre.

-¿Qué pasa? – Pregunte poniéndome de pie.

-Ábrenos... - Pidió, acto seguido colgó, mire el teléfono y lo deje en la cama, me coloque mi abrigo y salí hacia el salón, me dirigí a la puerta y abrí, me sorprendió ver a Jasper parado en la puerta y una Alice con el rostro hundido en sus pensamientos y un poco desquiciado, Jasper me miro, me miro profundamente, entonces lo supe, nada bueno estaba pasando.

-¿Qué-Que pasa? – Pregunte intentando tranquilizarme, pero no funciono, las lágrimas comenzaron a salir solas, sin siquiera pedir permiso.

-Es... Es Edward – Susurro Jasper, las piernas dejaron de resistirme y flaquee, Jasper me detuvo como por acto de reflejo, no pude resistirme a sollozar.

-¿Qué le paso? – Pregunte al borde de la histeria - ¿¡Donde esta!? – Grite sacudiéndolo.

-Relájate... - Pidió Jasper, tomándome de los hombros y mirándome a los ojos –Esta en el hospital, tranquila... - Susurro mirándome como si fuera una niña pequeña - Tranquilas las dos – Dijo mirando a Alice, ella también lloraba enardecida por el dolor.

-¡Llévenme con él! – Pedí desesperada, no se dijo nada más, solo salimos del departamento rápidamente, mis nervios estaban a flor de piel y no podía sentirme más miserable como me sentía, solo podía escuchar mi corazón desquebrajándose poco a poco, conforme el tiempo avanzaba y la distancia se acortaba, el dolor que sentía en mi pecho aumentaba, solo podía pensar una cosa, que él estuviera bien, porque si no lo estaba... Moriría de tristeza.

-Tranquilas – Susurro Jasper aparcando en el estacionamiento del hospital.

-¿Puedes decirme por qué demonios repites eso? – Grito Alice.

-Por qué no sirve de nada que estén desesperadas, solo están poniéndose en riesgo la vida de mis sobrinos y nuestros hijos – Dijo mirando a Alice con el ceño fruncido – Vamos – Dijo saliendo del coche y abriendo mi puerta, dirigiéndose hacia Alice, creo que estaba ansioso y nervioso, nada le ayudaba vernos desesperadas, pero no podía calmarme, estaba fuera de mi alcance, de mis deseos mismos.

En recepción nadie murmuro nada, solo entramos desesperadamente por los ascensores, continuamos nuestro camino hacia algún lugar del hospital, de pronto dos personas caminando de un lado a otro nos miraron, eran Carlisle y Esme, sus miradas se clavaron en mí, poco a poco me quede estancada en mi sitio, sus miradas me intimidaban, Esme que me miraba con lágrimas en los ojos y con mucho dolor.

-¿Cómo está? – Pregunto Alice mirando a su padre, este la tomo por los hombros y sonrió en un ademan tranquilizante.

-Está en quirófano – Susurro aun con una sonrisa en sus labios, pero aquella sonrisa estaba carente de algún humor – Solo queda esperar – Dijo mirándome a mí, mirándome profundamente, me estudiaba, lo sabía por qué sus ojos bajaban y subían por mi cuerpo repetidas veces – Bella – Susurro Carlisle, lo mire y de inmediato desvié la mirada.

Me mantuve alejada de la familia, no podía decir nada, las palabras no saldrían de mi garganta, lo sé porque las había intentado pronunciar, pero no había salido nada de mi garganta, las horas pasaban tan lentas, tan mortíferas para mí, no sabía que decir, que sentir, la desesperación me invadía y más desesperada me sentía por no poder patalear, gritar y perder el control.

-Tranquila – Pidió Jasper, extendiéndome un vaso de plástico, lo tome, era té de manzanilla – No puedes preocuparte – Lo mire, me parecía imposible hacer caso a sus palabras, pero había dos razones por la cual hacer el intento ­– Respira – Pidió sonriéndome, pero de nuevo estaba esa sonrisa, idéntica a la de Carlisle, sin ningún humor – Inténtalo – Pidió, alejándose de mí y caminando a Alice, mire mi reflejo en el té muy tenue, pero era mi reflejo y me miraba muy desgastada.

-Doctor Cullen – Llamo una doctora, había sangre en su traje, frio recorrió mi cuerpo, náuseas y muchos sentimientos cruzaron por mi cuerpo, todos se pusieron de pie.

-¿Cómo está? – Pregunto Carlisle rápidamente, la doctora miro sus manos y nos miró a todos.

-El joven Cullen perdió mucha sangre, un poco más de tiempo con la hemorragia y... - Negó con la cabeza – Logramos detener la hemorragia a tiempo, extrajimos exitosamente los fragmentos de cristal y otros elementos – Se detuvo antes de continuar.

-¿Pero? – Pregunto Carlisle mirándonos a todos.

-Pero las placas arrojaron algunas fisuras en el cráneo... - Soltó un suspiro agotador.

-Quiero ver esas placas – Dijo Carlisle interrumpiéndola de inmediato, Esme se desmorono en cuanto Carlisle desapareció, todos lo hicimos, sentía como mi cuerpo quedaba sin oxígeno, aquella expresión de Carlisle no me gustaba nada, mirando la expresión de Alice y Esme, mi sentido estaba tan atinado.

No hubo noticias por más de una hora, nadie a excepción de Alice estaba sentado, parecía muy agotada, no me imaginaba mi rostro, Carlisle apareció en nuestro campo de vista, estaba pensativo, un dedo en su barbilla y con sus ojos perdidos en algún lugar del mundo, paro frente a nosotros y nos miró, miro a sus esposa, la miro por un momento y luego me miro a mi.

-No podemos saber el daño, hasta que la inflamación del cerebro baje... - Aquellas palabras hicieron eco en mi cabeza y los sollozos desesperados de Esme por alcanzar aire, de pronto el piso se acabó, un mundo de negrura me acobijo entre sus fríos brazos.

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Dicen que cuando deseas algo, lo desees con todas tus fuerzas, así el destino, o la vida, no le quedara más remedio que dártelo, eso hacía, deseaba profundamente que él estuviera bien, pero que ironía, no sucedía, ¿Que era esto?, ¿Una prueba cruel de la vida?, si era así, suplicaba que esto terminara ya, porque no podía más.

::Ariiane::      

Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora