Capítulo 115

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-Yo Edward Cullen, te tomo a ti Isabella Swan como mi esposa, para atesorarte y cuidarte el resto de nuestras vidas, hacer que recuerdes todos los días de tu vida porque te enamoraste de mí, te protegeré y te amare a ti y a nuestros bebes siempre y a los que vengan – Sonreí y sentí un par de lágrimas escaparse de mis ojos, él las seco con las yemas de sus dedos, coloco la argolla de matrimonio en mi dedo, tome el anillo que Esme me extendía.

-Yo Isabella Swan, te tomo a ti Edward Cullen como mi esposo, para atesorarte y cuidarte el resto de nuestras vidas, hacer que recuerdes todos los días de tu vida porque te enamoraste de mí, te protegeré y te amare a ti y a nuestros hijos siempre – Coloque la argolla en su dedo, ambos sonreímos, se acercó a mí y beso mi frente, nos dedicamos a ver a la parejita de Alice y Jasper, quienes también decían sus votos matrimoniales, eran idénticos a los nuestros, pero entre sus palabras una broma salió, haciendo que todos riéramos.

La ceremonia continúo lentamente, con aquellos actos demostrativos de amor, llenos de promesas.

-Me encuentro contento de unir en matrimonio a estas dos parejas, que comienzan una vida llena de altibajos, de buenos momentos, de amor y yo solo como un medio, en nombre de dios, bendigo sus matrimonios y a esas criaturas que vienen en camino – Dijo sonriéndonos, Edward me miro y yo a él– Lo que ha unido dios, no sea separado por el hombre, dios los bendiga – Sonreímos – Pueden besar a sus novias caballeros – Reí, Edward me sonrió y con sus dedos recorrió mi mejilla.

-Te amo – Susurre aguantando las lágrimas, aquellas de emoción, de esas que se derraman en las bodas, de felicidad, de júbilo.

-Y yo a ti – Susurro antes de acortar la distancia entre nosotros, un beso, un beso... Tan cálido, tan vivo, besar sus labios, fundirnos en uno solo, el lugar estalló en aplausos y en muchos murmullos.

-Con ustedes El señor y la señora Hale, El señor y la señora Cullen – De nuevo estalló en aplausos, en felicitaciones, en lágrimas y en mucho cariño, volvimos por el mismo pasillo, pero esta vez del brazo de mi ahora esposo... Sí, mi esposo, reí.

-¿Qué sucede señora Cullen? – Voltee a verlo y sonreí más ampliamente.

-Mi esposo... - Dije mordiendo mi labio inferior divertida.

-Mi esposa... - Susurro, beso mi frente y palmeo cariñosamente mi vientre – Mis hij... - Lo interrumpí, colocando mis dedos en mis labios – Muy bien... - Dijo guiñándome un ojo.

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-¡Felicidades! – Chillo una chica un poco menos alta que yo, de cabello broncíneo rizado y unos ojos increíblemente expresivos, me daba la sensación que ella era pariente de Edward, ella abrazo efusivamente a Edward y me miro tímidamente – Que gusto conocerte al fin, Edward parloteaba mucho sobre ti por teléfono – Reí – Mi nombre es Maggie, soy prima – Dijo encogiéndose de hombros, asentí, lo sabía, me miro atenta y planto una sonrisa enorme en sus labios - ¡Mis primos! – Dijo emocionada y posando sus manos en mi vientre, aquel acto me tomo por sorpresa, sonreí, era una niña – Espero que seamos buenas primas – Dijo mirándome cariñosamente – Bienvenida al clan – Dijo haciendo que soltáramos a reír. Después de saludar a más familia de Edward y de ser recibida cariñosamente, técnicamente Alice y yo habíamos renunciado, no podíamos seguir en pie, era sencillamente horrible.

-Me duele hasta mi cabello... - Dijo Alice quitándose el tocado que adornaba su cabello, solté a reír.

-Ahora multiplícalo por dos – Dije recostándome en el pequeño sofá.

-Lo siento – Dijo con pesar, ambas soltamos a reír.

-Tengo una pregunta para ti – Dije mientras me quitaba los tacones, Alice asintió y se sentó frente a mí - ¿Cómo sobreviviremos a este día? – Pregunte mientras miraba mi anillo de bodas, sonreí.

-No te preocupes, nos retiraremos pronto, recuerda lo que dijo la doctora sobre tu embarazo – Asentí – Y hablando de embarazo – Dijo mirándome con picardía, comencé a negar con la cabeza.

-Alice... - Ella me interrumpió.

-Ay por favor, yo si te dije – Dijo haciendo un mohín con su labio inferior, solté a reír.

-Si... Pero yo no – Dije colocando una de mis manos en mi vientre, comencé a masajearlo con cariño – Edward y yo lo diremos juntos – Dije mirando hacia todos lados - ¿Y nuestros esposos? – Dije divertida, aunque aquella palabra me hizo reír y a Alice también.

-Bueno, ambos están saludando a los invitados – Sonreí, solté un suspiro, este día seria inmensamente largo. Las puertas de la habitación se abrieron, sonreí al ver a rostros conocidos, mis padres y mis suegros.

-Bella, Alice – Dijo Esme sonriendo ampliamente, mi madre detrás de ella y nuestros padres hablando animadamente.

-Hija – Dijo mi madre colocando sus manos en mis hombros y besando mi cabeza, me abrazo – Mi niña – Dijo cariñosamente - ¿Cómo están? – Pregunto.

-Yo cansada y Bella multiplicado por dos – Dijo sonriéndonos.

-Lo siento mucho – Dijo Esme.

-¿Cómo se sienten? – Pregunto Carlisle sonriéndome y pasando de mí a Alice y viceversa.

-Bien... - Dijo Alice – Solo deseo unos zapatos cómodos y un masaje – Reí, Carlisle asintió.

-¿Y tú Bella? – Pregunto.

-Cansada – Susurre, en verdad lo estaba.

-¿Quieres descansar?, podemos llevarte a casa... - Negué con la cabeza.

-Solo estoy cansada – Sonreí.

-¿Estas segura? – Pregunto preocupado, asentí, me miro atento – Aun así, te pediré que te mantengas tranquila y cualquier molestia que tengas, házmela saber, Alice... - Antes de que Carlisle dijera algo más ella hizo una señal con su mano como si su padre fuera un general del ejército, reí e imite el movimiento de Alice, soltamos a reír todos los presentes.

-Bueno, es momento de irnos, los invitados los esperan – Dijo Esme sonriendo ampliamente, Alice y yo soltamos un suspiro largo y cansado.  

Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora