Capítulo 107

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-No pude pegar el ojo... - Susurre casi dormida – No han dejado de moverse – Dije palmeando mi vientre con dulzura.

-¿De verdad? – Dijo Rene colocando su mano en mi vientre, ascendí con mis ojos cerrados.

Mis bebes se habían comenzado a mover hacia una semana atrás y desde entonces era extraño sentirlos quietos y Edward tomaba cada oportunidad para sentirlos junto conmigo, desde aquel momento dormía muy pocas horas en la noche y en el día era imposible.

-Pero... Estoy bien – Dije sonriendo.

-Aja... - Dijo mi madre – Pues no lo creo – Susurro – Estas revolviendo tú té con el mango de la cuchara – Dijo mi madre haciendo que abriera los ojos y mirara a mí en la dirección de mi té, era verdad, solté un suspiro.

-Estoy cansada, pero muy feliz, mis bebes están creciendo sanos y enormes – Mi madre sonrió – Yo solo quiero que ustedes estén bien – Dije colocando mi mano en el lugar donde alguna partecita del cuerpo de uno de mis hijos se encajaba.

-Bueno yo venía por ti, la prueba de vestido es hoy, ¿Lo olvidaste? – Chasquee mis dedos y me puse de pie con mucha, pero mucha dificultad.

-Lo olvide – Dije caminando hacia las escaleras – Puedes llamar a Edward y decirle, rayos lo olvide completamente – Dije subiendo los escalones, uno a uno y lentamente, muy lentamente.

En cuento entre a la habitación me dispuse a cambiarme, en realidad no había mucho que pudiera hacer conmigo, nada me entraba y literalmente mi guardarropas había cambiado mucho, era todo cómodo y amplio, sin embargo jamás perdería la compostura, puesto que Leah y la misma Alice compraron todo esto y aun no me queda claro si algunas prendas las diseñaron, en fin, me mire en el espejo, cepille mi cabello y lo deje suelto, tome mi bolso y salí de la habitación, baje las escaleras, mi madre aun hablaba por teléfono, estaba riendo.

-Oh, espera... Ya ha bajado, nos vemos pronto Edward – Espero su respuesta y luego me extendió el teléfono, lo tome y lo coloque en mi oreja.

-Hola mi amor – Dije caminando a la cocina - ¿Cómo estás? – Pregunte dejando mi bolso en la encimera.

-Bien, pero estoy un poco preocupado, ¿En verdad quieres ir?, me refiero que apenas dormiste anoche, te puede sentir mal... - Ascendí y sonreí.

-No te preocupes, no estoy sola, además serán un par de minutos – Dije en tono tranquilo.

-Si... Pero... - Lo interrumpí cariñosamente.

-Edward Cullen, todo estará bien, volveré rápido – Lo escuche suspirar, un silencio recorrió la línea.

-Bella... Cualquier cosa, cualquier molestia – Reí.

-Claro que sí, yo diré cualquier cosa... Y te llamare por cualquier cosa, lo prometo – Creo haberme adelantado de todas sus peticiones, siempre me pedía lo mismo, siempre... No estaba tranquilo si no lo repetía 100 veces antes de irse y aquello me hacía sentirme bien, era tierno, me encantaba y cada vez que llegaba a casa, soltaba a preguntas, ¿Cómo estás?, ¿Te sentiste bien?, ¿Estuvieron inquietos?

Por supuesto, el deseaba quedarse, pero sencillamente yo no se lo permitía, tenía trabajo, trabajos muy importantes que realizar y aunque los hacia desde casa, no podía dejar una empresa en la nada.

-Ok... - Susurro poco convencido – Bella... Cuídate – Susurro, sonreí.

-También cuídate, te amo – Dije lanzándole un sonoro beso, él rió.

-Te amo mucho más – Sonreí, colgué sin más, sonreí y solté un largo suspiro.

-¡Bella cariño ya es muy tarde! – Ascendí, tome una botella con té helado junto a mi bolso y camine hacia el salón, algo no me sentaba bien.

Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora