Capítulo 73

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El día en el trabajo había sido tan pesado que los ojos se me cerraban solos, yo había tenido que digitalizar los diseños de otoño-invierno en la base de datos de la Casa de modas, ya que a Edward le había surgido un problema grave en su compañía, me estaba quedando dormida con la tableta electrónica en el escritorio y la pluma táctil en mi mano presionada sobre la misma.

-Despierta Isabella Swan, despierta – Dije aun con los ojos cerrados, pero moviéndome para intentar despertarme, nunca antes el sueño me había atacado tan intensamente, pero este día había sido específicamente agotador. Tocaron a mi puerta, abrí uno de mis ojos y solté un suspiro enorme – Adelante – Dije bostezando, escuche el repicar de unos tacones contra el vitropiso.

-¿Podemos hablar? – Pregunto una voz gélidamente femenina, la reconocí espontáneamente y el sueño se esfumo de golpe, ya estaba sentada frente a mí con sus largas piernas cruzadas y su mirada incrustada sobre mí, su melena rubia recogida en una coleta alta, Kate.

-Ya estas sentada – Dije recargándome en el respaldo de mi silla y cruce mis piernas, coloque el codo en el reposabrazos y coloque mis dedos en mi barbilla. Había mucha tensión y frio recorría la oficina.

-Quiero que lo dejes – Dijo después de un silencio largo, pero muchos cruces de miradas peligrosas.

-¿Qué? – Dije confundida, ella sonrió sínicamente.

-Quiero que dejes a Edward y lo quiero ya – Dijo inclinándose hacia mí y mirándome amenazadoramente, aquellas palabras habían causado en mí una furia que no podía explicar, no le daría el gusto de verme enojada, sonreí y solté a reír con diversión - ¿Cuánto quieres? – Pregunto después y solté a reír de nuevo.

-Eres muy simpática – Dije con ironía implícita en mi frase – Hasta me caes bien – Mentí con mucha facilidad.

-Tómatelo enserio, ¿Cuánto quieres? Te doy la cantidad de dinero que quieras para que desaparezcas de la vida de Edward – Me puse de pie tan bruscamente que golpee el escritorio tirando cosas.

-Me estas ofendiendo – Dije bruscamente.

-¿Qué estás haciendo aquí? – Dijo con una sonrisa amplia en sus labios – Él es un hombre de mundo, exitoso y tú eres... - Me miro detenidamente – Una oportunista – Se puso de pie – Una niña estúpida – Sonreí me hervía la sangre, reí con peligrosa diversión y le solté una bofetada, esta resonó por toda la oficina, ella coloco su mano en su mejilla - ¿Cómo te... - La interrumpí.

-¡Lárgate! – Grite tan fuerte que no dude en que todo el edificio me háyase escuchado – ¡Lárgate de una buena vez! – Me miraba como si quisiera matarme y no se movía, mi desesperación aumentaba, camine hacia ella, la tome del brazo.

-¡Suéltame estúpida! – Grito, la tome con fuerza y la saque a empujones de mi oficina, Alice y Esme estaban viniendo hacia aquí, pero sus sonrisas se borraron de inmediato - ¿¡Cómo te atreves!? – Grito aun mirándome.

-¡Me atrevo por que puedo! Y si eres lista no te vuelvas a acercar que la próxima no será una bofetada – Dije aun con tanta rabia que las palabras salían forzadas, Kate levanto la mano para golpearme, pero Alice la empujo.

-No te atrevas Kate – Dijo Alice – Lárgate – Continuo con serenidad, Kate pataleo y salió echando maldiciones por todos lados, apreté mis dientes tan fuertemente que pensé que los dientes se me caerían.

-¿Q-Que paso? – Pregunto Esme, tomo mi mano y comenzó a acariciarla, no me había dado cuenta que tenía mis uñas incrustadas en las palmas de mis manos.

-Quiero irme – Dije caminando hacia mi oficina y tomando mis cosas, Alice y Esme detrás de mí.

-¿A dónde vas? – Pregunto Alice.

-A casa...– Salí de la oficina corriendo, me subí al primer taxi que encontré y marque un número, al segundo tono respondió.

-Mamá – Dije ahogada en mi propio llanto.

-¿Cariño?, ¿Pasa algo? – Limpie mis lágrimas.

-¿Puedo ir a casa? –Pregunte.    

Mírame y dime que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora