Mírame y dime que no

Capítulo 77

Salí del cubículo con la prueba en mi mano y mis ojos abiertos como platos, entre en la habitación dando un portazo, Edward volteo a verme.

-¿Qué sucede? – Pregunto poniéndose de pie, no respondí solo lo mire – Bella... - Llamo él acercándose a mí – Estas pálida, ¿Te sientes bien? – Pregunto tomando mi mano, su rostro fue turbado por un leve fruncimiento de su ceño, tomo mi mano y la levanto entre nosotros, no despegue mi vista de él, sin embargo sus ojos se centraron en lo que había en mi mano, me miro y volvió su vista a la prueba de embarazo – Esto... - Ascendí interrumpiéndolo, él la tomo de mis manos y la miro, la miro por unos instantes – Esto... Es... - Dijo Edward mirándome atentamente, me puse a llorar en su pecho, así sin más.

-Negativa... - Dije aferrándome a él con fuerza, lo escuche soltar un suspiro y correspondió aquel compungido abrazo.

-Ya... Ya mi vida – Me susurro en el oído, ¿Por qué sentía tanto dolor?, era como si hubiesen agarrado mi corazón con un picahielos y lo hubiesen hecho trizas en cuestión de segundos – No llores mi amor – Suplico limpiando mis lágrimas.

-No puedo – Dije escondiendo mi rostro en su pecho.

Edward y yo huimos de la familia, literalmente solo llamo para informarlos que iríamos a casa, yo no había podido ceder mi llanto, ¿Por qué dolía tanto?, me había ilusionado a una magnitud enorme, que la caída me había golpeado tan fuerte que dolía como jamás pensé que podría dolerme algo no físico.

-Todo está bien – Dijo Edward acurrucándome en su pecho desnudo.

-Me ilusione tanto... - Confesé escondiendo mi cara de su vista.

-Lo se... - Dijo soltando un suspiro largo – Pero no te pongas así, pronto aquí – Dijo colocando su mano en mi vientre – Estará nuestro hijo, si no es ahora será pronto, no te desesperes – Beso mi cabeza – Llamare a Alice para que cancele nuestra asistencia... - Lo interrumpí antes de que continuara.

-No... - Limpie mis lágrimas con el dorso de mi mano y me senté en la cama – Iremos, Alice nos necesita... Sera mejor que durmamos – Dije recostándome a su lado, coloque mi mano en su pecho y me abrace a él.

-¿Estas segura? – Preguntó Edward, ascendí y cerré mis ojos fuertemente, solo sentí como sus brazos me acorralaban contra su cuerpo y me hundí en un sueño obscuro, donde me encontraba sola en mi tristeza.

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No había mencionado ni una sola palabra a nadie, ni siquiera había abierto la boca en todo el vuelo a New York, mucho menos en la comida, solo escuchaba las excusas que Edward daba a mi comportamiento, yo solo podía abrazarme a él y dejar que él dolor que estaba sintiendo disminuyera entre sus brazos, Edward me susurraba cosas lindas en mi oído y jamás dejo de dedicarme besos y sonrisas, intentaba hacer lo mismo, pero me era imposible, mis sonrisas eran muecas extrañas y solo quería un rincón para dormir, estaba deprimida, muy deprimida.

Edward hacia lo imposible por animarme, pero era imposible, aquella noticia me había dado directo en el corazón y sé que Edward estaba en la misma posición, pero se mantenía fuerte y sé que lo hacía por mí, por mi bienestar.

Me había encerrado en mi egoísmo y mi dolor.