Björn se separó del beso y coló una de sus manos dentro de la camiseta del menor, acariciando su espalda suavemente. Había algo en aquello, en estar así con el chico, que le gustaba.
—Bueno, ¿y a ti qué te gusta? —preguntó entonces Erik, posando sus manos sobre los hombros del empresario y mirándole con una pequeña sonrisa. Björn iba a contestar cuando el chico le interrumpió—. ¡No, espera! ¡Ya lo sé!
—A ver, ¿qué me gusta? —le parecía divertido que Erik fuera a responder su propia pregunta, así que prestó atención a lo que decía.
—Te gusta reparar cosas. Como la radio esa. ¿He acertado?
Björn no pudo evitar soltar una pequeña carcajada. Aquel chico tenía buena memoria. Asintió con la cabeza mientras le revolvía un poco el pelo.
—Sí, has acertado. Y como recompensa—juntó rápidamente sus labios—. Un beso.
—Qué bonito—dijo un poco en tono de mofa, posando sus manos en el abdomen del hombre—. ¿Y...?—se pensó un momento la siguiente pregunta—. ¿Cuál es tu película favorita?
—No creo que la conozcas, es bastante antigua... Se llama Casablanca.
Y Erik, que no era ningún ignorante del cine clásico, sonrió socarrón.
—"Siempre nos quedará París"
Björn abrió los ojos como platos, sorprendido, y se incorporó un poco en su asiento.
—Espera, ¿la conoces? —una risilla se escapó de sus labios.
—¿Y quién no? —no podía dejar de sonreír. Le encantaba la reacción de la gente al enterarse que le gustaban aquel tipo de películas—. ¿Sorprendido?
—Y que lo digas, no imaginé que a alguien como tú...—la extraña expresión de Erik le hizo rectificar a tiempo—. Quiero decir, que como eres joven y tal... ¿Cuál es tu favorita?
—Con faldas y a lo loco. Gangsters, travestismo, y Marilyn Monroe. ¿Puede haber algo mejor?
—Si ahora me dices que también te gustan los Beatles y Pink Floyd creo que me da algo.
—No, me gusta Britney Spears—dijo, sin embargo, entre carcajadas. Volvió a abrazarse al cuello del hombre y empezó a dejar besos por la zona.
—Sí, creo que era mucho pedir...—el teléfono sonó y lo cogió rápidamente, apartando a Erik de su cuello—. ¿Sí? Sí, debía llegar hoy. No, no es ruso, es ucraniano—hubo un momento de silencio, y luego Björn suspiró pesadamente—. Me da igual que no encuentres un traductor. Lo traduces con Google si es necesario, ¿vale? —otro momento de silencio, y acabó apartando del todo a Erik y levantándose de la silla. El chico se lo quedó mirando con una mueca de fastidio—. No hay tiempo para toda esta mierda, así que o lo solucionas rápido o te vas a la calle—colgó la llamada con otro suspiro y miró a Erik—. Perdona, cosas del trabajo...—volvió a sentarse y lo miró con una sonrisa divertida—. ¿Por dónde íbamos?
—Ni siquiera habíamos empezado. ¿Qué te apetece hacer? —Björn se encogió de hombros, sin saber qué decir, la pregunta le había pillado desprevenido—. A mí me apetece besarte...—Erik volvió a sentarse sobre el regazo del empresario, y esta vez este sí que posó sus manos sobre el culo del chico.
—Bueno... Entonces bésame.
Una suave sonrisa escapó de los labios del menor, y se acercó lentamente para empezar a besarle. Primero lo hizo suave, disfrutando de su sabor, y después fue aumentando la intensidad. Le gustaba estar así con alguien, besándose y tocándose simplemente. Era una lástima que a muchos chicos solo les interesara llegar hasta el final. La cosa apenas empezaba a calentarse cuando el teléfono volvió a sonar.
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Sugar
Romance《-¿Alguna vez has sentido que, por mucho que lo intentes, nunca conseguirás hacer las cosas bien? -Constantemente...》 Erik estaba dispuesto a llevar su vida, y todo lo que le rodeaba, al límite. Quizá fue aquello lo que hizo que se diera cuenta dema...