Sugar

Capítulo 43

[He puesto muchos dibujos al final del capítulo, porfi miradlos que me hará muy feliz ^^]

Las oposiciones eran en un mes y medio. Owen sabía que eran exámenes difíciles, pero estudiar siempre se le había dado bien y tenía tiempo de sobra, así que estaba convencido de que las aprobaría. De todas maneras, no podía bajar la guardia. Tenía que concentrarse lo máximo que pudiera en aquella prueba. Después, cuando tuviera finalmente el título de abogado podría empezar a ejercer. Entonces vendría lo más difícil. Tendría que revisar con detenimiento el caso de Kevin y buscar todas las fisuras legales para rebajarle la condena. Tendría que verse con él al menos dos veces por mes para seguir con el plan acordado y asegurarse de que el chico cumplía su parte. No es que dudara de la entereza de Kevin, sabía que si se lo proponía podía comportarse de forma excelente en la cárcel. Lo que más le preocupaba eran los cursos y las actividades. Debería estar muy encima de él para que Kevin fuera voluntario, y que lo hiciera con una sonrisa. De todos modos, si se aseguraba de dejarle claro que todo aquello era por su bien, y que si seguía sus pasos dictados al pie de la letra salir de la cárcel sería mucho más fácil, estaba seguro de que Kevin digeriría mejor el esfuerzo extra de no solo tener que aparentar ser una persona agradable, sino de además ser activo y participativo en cosas que, estaba seguro, no le apetecían ni un poco.

—Para, para, para—la voz áspera de su profesor le sacó de un tirón de sus pensamientos—. ¿Es que no ves que está sonando mal? Deja de tocar.

Owen apartó rápidamente las manos de las teclas y las posó sobre sus rodillas, bajando la cabeza tanto como pudo sin que fuera de mala educación, y evitando mirar al hombre a la cara.

—Perdón, me he distraído.

—Sí, eso ya lo veo—suspiró pesadamente, enderezándose y pasando sus manos por su cabello, que empezaba a volverse canoso—. O'Brennan, ¿dónde puñetas tienes la cabeza?

—Pues...—empezó a hablar, pero el profesor rápidamente le interrumpió.

—No, hombre. No quiero saberlo. Pero quiero que recojas tu cabeza de donde sea que la tengas y la metas en el piano, ¿me he explicado bien? —Owen asintió, aún sin mirarle—. Yo vengo aquí a enseñar el arte de tocar el piano. Mi tiempo es muy valioso, y no voy a perderlo con alguien que no sabe concentrarse en una pieza simple y sencilla. Si no eres capaz de enfocarte en lo que estamos haciendo es mejor que te vayas a casa. Y de paso, no vuelvas.

—Lo siento, de verdad. Ya me centro—la voz le tembló un poco, pero se mantuvo todo lo firme que pudo. Ya no podía acobardarse por este tipo de cosas, debía mantener la cabeza fría y hacer bien su trabajo.

—Vale, desde el principio. Presta atención a los acordes que siempre te salen a destiempo y no aceleres el ritmo, tienes tendencia a hacerlo.

Owen asintió, tomando aire y dejando las manos sobre las teclas. Finalmente levantó la cabeza y miró la partitura, leyendo rápidamente las notas y situándose en la pieza.

—De acuerdo.

Con la primera nota apartó a Kevin por completo de su cabeza, y centrándose única y exclusivamente en el piano, dejó que la pieza fluyera entre sus dedos con harmonía y serenidad. No miró al profesor, pero notó que no hacía ni el más mínimo ruido. Aquello era buena señal. Normalmente, cuando algo no le gustaba se ponía a rebufar y a dar golpecitos con el talón en el suelo. Si estaba en silencio, es que le estaba gustando. Dio lo mejor de sí para esa pieza, con el objetivo de recuperar la confianza del profesor y evitar futuros comentarios negativos. Era alguien ridículamente estricto, pero Owen había mejorado tantísimo desde que tomaba sus clases que no se podía quejar. ¿Y qué si era estricto? Después de todo, su trabajo era enseñar piano, no ser amable. Y enseñar, enseñaba jodidamente bien.