41.- La búsqueda de Malfoy

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Harry Potter, conocido como el niño que vivió, el salvador del mundo mágico, simplemente pensaba, que de todas las cosas que jamás imagino fuesen posible, ahora estaba siendo una realidad, había tenido un día bastante agradable con Snape, tanto que pensó que todo había sido un sueño, al menos no debió admitir en voz alta que creía estar dormido, esa si que había sido una gran torpeza, lo esperaba esa mañana para el desayuno, se miro al espejo traía consigo un cepillo, intento acomodar los rebeldes mechones, entonces suspiro con desgana, miro fijamente el cepillo que traía en las manos.

–Como si hoy fuese a funcionar.

Toda su vida había intentado domar sus cabellos con nulo éxito ¿Por qué pensar que esta vez sería diferente? Y lo más importante ¿Por qué aferrarse a ello precisamente ese día? Solamente Snape lo esperaba para desayunar, eso le recordaba que debía apurarse...

Se paralizo por un instante, la imagen que veía en el espejo era la suya, con una cara roja como tomate, se espantó con tal aspecto, tenía que relajarse, solo era un desayuno y nada más, respiro profundo, ayer había estado en esa misma mesa, lo soportaría, una última mirada al espejo ¡Bien!

Al llegar al gran comedor fue la misma rutina, tomo asiento y un elfo apareció, un par de huevos y unas tostadas con jugo de naranja sería suficiente, el elfo estaba por retirarse cuando lo detuvo, a su mente le habían llegado imágenes de alimentos, sintió la imperiosa necesidad de probar aquellos alimentos, así que los solicito sin más ceremonias.

Unos segundos después apareció por fin el profesor Snape, sintió que su corazón se aceleraba un poco ¡Pero que! Trato de respirar tranquilo.

–Buenos días –Dijo el oscuro profesor mientras tomaba asiento.

Un tímido saludo fue todo lo que obtuvo de su alumno junto con un débil, buenos días, un elfo apareció.

–Quiero lo que el pidió –Dijo apuntando a Potter con una servilleta antes de colocarla sobre sus piernas.

–Profesor no creo...

Snape lo miro muy serio –El día de hoy comeremos lo mismo, así que si lo que ha pedido es insuficiente para mi entonces pediré algo más, que por su puesto usted también tendrá que comer.

–No me refería a eso, yo...

En ese momento la comida hacía su aparición, Snape miro todo con satisfacción –Me da gusto que al menos desayune bien.

Pero aun así la cara de preocupación del muchacho no menguaba, esa mañana estuvo demasiado callado, por fin el desayuno había terminado, solo que Snape noto que Harry había olvidado comerse el tocino, fue cuando apareció Dobby frente a ellos con dos grandes vasos abrazados.

– Señor Harry, no sabe lo feliz que hizo a Dobby esta mañana, ya tenía mucho que no ordenaba "el especial" –Dijo emocionado el elfo.

Harry ladeo la cabeza ¿De que estaba hablando? Era la primera vez que lo pedía ¿Cierto? De solo pensar en lo que había en ese vaso sentía que se le hacía agua a la boca, tenía la imperiosa necesidad de probar aquello –Dame, dame –Dijo como un chiquillo.

Dobby entrego el vaso a Harry mientras aún tenía el otro en su poder, miro a Snape, y luego a Harry quien emocionado tomo una cuchara y dio un buen bocado, el rostro del muchacho era sumamente placentera, fuese lo que estuviese comiendo, por la reacción del chico debía estar delicioso –¿Donde está el mío? –Dijo sin despegar la vista de Harry, esa expresión en su rostro no la había visto ni siquiera cuando hacían el amor, debía probar aquello.

–¿Esta seguro señor Snape? –Dijo con temor en sus palabras el pequeño elfo.

–¡Por supuesto! Has traído otro ¿No? –Dijo mientras extendía el brazo para que se lo entregase.

–Pero señor ¿No desea saber que es antes de comerlo? –Dobby seguía un poco dudoso de entregar ¨El especial¨

–Con ver a Harry me basta ¡Ahora démelo! –Ordeno el mayor.

El pequeño elfo entrego el vaso con un poco de nerviosismo, Snape lo tomo y agarro una buena cucharada, la metió a su boca cuando noto que Harry tomaba el tocino y lo embarraba con el contenido del vaso para después lamerlo un poco antes de morderlo, aquello había sido ¿Sensual? Entonces el sabor llego a su boca, de inmediato escupió –¿Pero que? –Miro a Harry quien estaba riendo.

Regreso a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora