66.- Una boda doble y mi nuevo hogar

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Harry se encontraba en un dilema, por una parte estaba la serena y acusadora mirada de Albus Dumbledore pegada en su mente y por otra estaba el hombre que ama justo frente a él, insinuándole lo que le estaba siendo prohibido.

A la edad de Severus un embarazo no era algo sencillo, sin duda el sexo era lo mejor para la formación del bebe, pero también, como el director le había explicado, era demasiado esfuerzo físico para el Slytherin, y habían convenido en tener actividad sólo los fines de semana. Eso y el hecho de que ya se acercaban los finales y debía graduarse si quería casarse. Un Harry Potter desvelado no iba a poder sacar buenas notas.

Severus puso su mano en la frente de manera histriónica. Sabía que el de ojos verdes no podría resistirse a sus encantos –Harry estuve muy alterado todo el día. No sé si eso me haya provocado algún daño. No quiero que nada malo pase, eso es todo –Puso su mejor cara de preocupación.

El joven Gryffindor se conmovió antes tales palabras, pero no por eso iba a caer en semejante jueguito. Después de todo habían varias razones por qué el sombrero lo había querido poner en Slytherin –Creo que con los besos que nos dimos es más que suficiente. Ahora debo regresar, no quiero toparme con Filch en el camino –Harry se dio media vuelta, dispuesto a abandonar la habitación de su profesor, antes de que algo...

Muy tarde: La voz de Severus se escuchó fuerte y clara.

–Pero Harry... ¡Tu hijo te necesita! –El pocionista estaba dispuesto a jugar su última carta. No iba a permitir que se le escapara, ni en un millón de años, Potter era ciertamente adictivo.

El Gryffindor se quedó quieto. ¿Por qué tenía que sacar a colación a su pequeño no nato? ¿Era eso una especie de chantaje...?

Harry conto hasta diez y respiro profundamente. No iba a caer, no se iba a dejar convencer. Encaró al profesor tratando de poner su mejor cara de enojo –Severus, nuestro hijo está perfectamente bien. No quiero que estés jugando con esas cosas –Le regañó.

El pocionista elevó una ceja, ¿Por qué se hacía el difícil? –Harry, sólo serán unos minutos, ¡No es como si te fuese a raptar toda la noche! ¡Anda! Ven aquí solo un momento, te prometo que no tendrás problemas con Filch.

Harry entrecerró los ojos –Esperarás hasta el viernes por la noche y es todo, buenas...

Potter no llegó a terminar la frase cuando Snape se levantó de inmediato, corrió hasta la puerta y se recargó sobre ella para evitar que el Gryffindor saliera –No, nuestro hijo y yo te necesitamos ¡No dejaré que salgas de aquí! –Advirtió el pocionista.

Harry suspiró de manera cansina, lo mejor era usar la táctica cariñitos y ternura para convencer a Snape.

Se acercó al mayor y con sus manos dirigió su rostro para que lo mirara a los ojos –Amor, mañana hay clases, necesitas estar bien descansado ¿Por qué no vamos a la cama te acuestas y te acaricio la cabeza hasta que te duermas? –Harry trato de usar la voz mas dulce que pudo –Prometo que el viernes será increíble, así que...

De nuevo no pudo terminar la frase, Snape lo abrazo con fuerza y le beso en los labios, no lo iba a dejar ir ¡No podía!

Los labios de Severus eran demandantes el de ojos verdes sentía que se estaba mareando ¡No se iba a dejar vencer! Hizo uso de toda la fuerza de voluntad que le quedaba y puso sus manos en el pecho del mayor para separarse. Creyó haberlo logrado, pero no, falló miserablemente. Severus lo aprisionó con más fuerzas entre sus brazos y reinició un nuevo beso, más furioso que el anterior, tanto que Harry sentía que sus labios le dolían, se separó bruscamente –Severus me lastimas –Susurro el Gryffindor.

Snape abrió los ojos sorprendido y lo liberó de un solo movimiento, alejándose preocupado del joven –Lo siento, yo... No se lo que me pasa... Mi cuerpo pide a gritos el tuyo, no me puedo controlar –Harry notó la angustia en esos negros ojos.

–Antes de que llegaras ¿Sabes lo que iba a hacer? –Preguntó apesadumbrado, el de los anteojos negó suavemente con la cabeza –Estaba dispuesto a ir a la sala de Gryffindor y exigirte que tuvieras sexo conmigo sin importarme quién nos viera –Snape se alejo de la puerta hasta que se dejó caer en el sofá mientras cubría su rostro con las manos –Necesitaba convencerte. No quiero lastimarte, Harry... Por favor, antes de que este deseo me consuma y termine violándote –Dijo eso último como si estuviese a punto de llorar, si eso no convencía al Gryffindor, nada lo haría.

Harry se alarmó con las palabras de su futuro esposo, se sentó a su lado –Tu jamás podrías violarme –Harry puso una mano en el hombro de Severus, suspiró cansinamente –Bien, tu ganas, algo rápido aquí en el sofá y después me dejaras marcharme ¿De acuerdo?

Snape asomó la mirada entre sus manos, sonriendo maliciosamente –De acuerdo –Dijo feliz mientras se abalanzaba contra Harry, metió sus manos debajo de la túnica del menor, buscando desabrocharle el pantalón, sintió unas manos deteniéndole, miró detenidamente unos ojos esmeraldas –¿No dijiste que rápido? –Pregunto burlón el pocionista.

Harry hizo puchero –Dije rápido, no de inmediato, ¿Por qué no disfrutar un poquito más? –Aquello a Severus le sonó como una súplica.

Severus sonrió malicioso –No, por que mañana hay clases y no podemos darnos el lujo de desvelarnos –Dijo Severus usando el mismo argumento con el que Harry había querido convencerlo.

Harry frunció el ceño –Entonces ¡No lo hacemos!

Snape lo tumbó en el sofá y lo apresó con sus brazos una en cada lado –Eso no está a discusión señor Potter, usted ya dio su consentimiento y no lo dejaré ir hasta poseerlo –Ronroneo. Harry sintió una corriente eléctrica en su espalda que le provoco erizarle los vellos, el jueguito de Snape lo estaba excitando demasiado.

–Profesor... ¿Va a castigarme si me niego? –Dos podían seguir ese juego.

–Quizás en otra ocasión señor Potter, porque en este momento lo voy a llevar a la gloria –Juntó sus labios, disfrutando del rose de sus lenguas, deslizó una de sus manos para tocar la entrepierna del joven ¡Por Merlín! Ya podía sentir la excitación del chico pidiendo ser liberado. De nuevo se fue a la tarea de desabrochar el pantalón. El Gryffindor no se opuso, simplemente gimió al sentir como Snape introducía su mano para darle un ligero masaje en su palpitante miembro. El pocionista dejó de besarlo para escuchar sus jadeos, atacándolo en el cuello, besando y succionando hasta llegar a la oreja y mordisquearla –¿Quieres que me la coma? –Susurro sensual, Harry volvió a jadear al sentir la mano de Severus apretando su ya erecto miembro.

–¡Has lo que quieras, pero hazlo ya! –Demando con lujuria en sus verdes ojos.

Snape sonrió complacido –No mejor lo dejaremos para el viernes en la noche, no tenemos mucho tiempo ¿Sabes? –De nuevo un puchero por parte del Gryffindor, el chico se veía encantador cuando hacía eso. El pocionista metió dos de sus dedos a la boca de Harry y este no dudó en succionarlos y ensalivarlos, sabia lo que eso significaba y si Severus no quería probar su miembro lo mejor era que lo poseyera ya mismo.

Divina maldición, había caído redondito en las provocaciones de su prometido.

O-o

Era difícil decirle adiós al lugar que considerabas tu verdadero hogar, pero en ese momento Harry Potter estaba más emocionado por descubrir a qué lugar le llevaría Severus, el lugar donde vivirían los tres como una verdadera familia.

Harry avanzó torpemente. Snape le había vendado los ojos y lo hacia avanzar demasiado rápido. Estuvo a punto de tropezar en varias ocasiones, pero su futuro esposo lo sostenía y se disculpaba con un tierno beso en los labios, para después seguir avanzando, hasta que finalmente se detuvieron.

–Bien ahora puedes quitarte la venda –Harry respiró profundo. Sabiendo que estaba por ver su casa por primera vez, sintió un cosquilleo en el estómago, no seguro de si eran nervios o sólo la ansiedad y la anticipación de conocer su nuevo hogar. Se quitó la venda y abrió lentamente sus ojos, parpadeó un par de veces y sintió como las lágrimas se agolpaban en sus ojos, sin llegar a salir.

–¡Oh Severus, es maravillosa! –Una pequeña mansión se vislumbraba detrás del portón. La entrada tenia un hermoso jardín y cerca de la casa había una mesa con sombrilla, unos columpios y resbaladillas. Severus incluso había pensado en su hijo, aunque aún era muy pronto para que los usara, después de todo primero debía de nacer.

El joven Gryffindor abrazó con emoción a su futuro esposo –Muero por ver como es por dentro, pero me dejarás hacerle algunos cambios a la decoración ¿Cierto? –Harry lo miró con fingida inocencia.

Severus sonrió y asintió complacido –Pero primero deberás consultármelo, no quiero que tengamos discusiones por tonterías como el arreglo de la casa y lo siento, pero no entraremos hoy a la casa.

El menor se quedo muy serio, como esperando que Severus le dijera que era una broma y se encaminaran dentro de la pequeña mansión, pero nada pasó, el joven se cruzó de brazos –Entonces ¿Por qué me has traído?

El pocionista tomó la mano de Harry –Esta noche será nuestra boda y necesitaba decirte que quiero que entremos a nuestro hogar por primera vez juntos como esposos. Indagué un poco acerca de las tradiciones muggles y encontré que el novio lleva a la novia en brazos y de esa manera entran y yo...

La frase quedo en el aire –¡No! Eso es peligroso! Quedan dos semanas para que nazca nuestro hijo, no puedes estar haciendo esfuerzos –Severus acercó la mano de Harry para besarla –Solo te pondré un hechizo que te haga ligero como una pluma, será como sostener un vaso con agua –Dijo sin importancia.

El sonrojo en el menor fue evidente. Odiaba cuando se le olvidaba que eran magos. Trató de recuperarse rápidamente –Eso me parece de lo más romántico ¡No puedo esperar a que eso pase!

Harry sentía que no podía pedir nada mas. Ya tenía un nuevo hogar, pronto estaría casado con el hombre que amaba y no en un futuro no muy lejano tendrían a su precioso hijo. Abrazó al mayor, sintiendo las caricias de Severus en su espalda –Sera mejor que regresemos, debemos prepararnos para la boda y si no estamos a tiempo me temo que Draco y la señora Weasley nos mataran.

Harry sonrió con el comentario, no podían verse hasta la hora de la ceremonia, otras ideas de muggles que dicen que es de mala suerte, por ello, habían decidido que Harry se cambiara en casa de Ron y Severus con Draco.

O-o

Snape caminaba de un lado a otro preocupado, mientras Draco lo miraba divertido –Por que no me dejaron verlo antes de la ceremonia, esto es malo ¡Esto es muy malo! –Dijo mientras alzaba los brazos angustiado.

–Vamos Severus ¡No es para tanto! Si existe alguien con el suficiente autocontrol para frenarse, ¡Ese eres tu! Creo que el que debería estar preocupado soy yo –Snape se detuvo y lo miró mientras elevaba una ceja –Tuviste sexo con él hace unas horas y no lo niegues, podrás soportarlo ¡Pero yo! –El pocionista se dejó caer en una silla derrotado.

–Se que cuando lo vea vestido con esa hermosa túnica blanca, solo podré compararlo con un ángel... El más hermoso de todos y el deseo fluirá en mi y mi sensatez se ira a la mierda. Querré tomarlo allí mismo. Cuando se trata de Harry, simplemente me pierdo –Draco sonrió comprensivo. El estaba en la misma situación, el embarazo le hacia querer tener sexo a cada hora. Se acercó a su padrino y le colocó una mano en el hombro a manera de apoyo.

–Siempre hay una maña para todo, esto no tiene por qué ser la excepción –Severus lo miró de reojo. Estaba desesperado y haría lo que fuera con tal de controlarse –Sólo necesitas pensar que después de esta boda no habrá quien se oponga a que él esté entre tus brazo, desnudo, besándolo y acariciando esa melena roja que...

–¡Draco! –Interrumpió casi gritando el moreno.

–¿Qué? Solo piensa que Potter será tuyo por siempre después de esto y asunto arreglado –Concluyó el rubio. Quizás tenía razón, debía permanecer sereno, con la mentalidad de un mortífago frente a su señor, si bien él nunca tuvo ese tipo de deseos con el Señor Tenebroso. Snape hizo una mueca de desagrado, bueno que pasara lo que tenía que pasar.

Después de un par de horas, los magos y brujas ya estaban tomando posiciones en sus lugares para la ceremonia. Sería algo íntimo, sólo sus amigos más allegados del colegio, como Neville y Luna por parte de los Gryffindors, Zabini y Pansy por parte de los Slytherins, entre otros; los miembros de la orden del Fénix, los padres de Draco, aunque con la familia Weasley tenían suficiente como para llenar el lugar. Albus se encontraba en el altar, sería el quien habría de casarlos, a su lado estaban Severus y Draco, los dos novios nerviosos, esperando la aparición por el pasillo de sus futuros esposos.

La música nupcial sonó haciendo que todos se pusieran de pie, mientras Ron y Harry caminaban tomados de la mano hacia el altar, a mitad del camino se detuvieron y salió de entre los asientos Arthur Weasley, se coloco en medio de los dos jóvenes y los tomó de las manos para continuar caminando.

Llegaron al altar, el señor Weasley tendió la mano de Ron en dirección de Draco –Yo Arthur Weasley padre de Ronald Bilius Weasley, acepto este enlace y te entrego a mi hijo para que lo desposes –Draco sonrió y aceptó la mano de su prometido gustoso, acercándolo para que se colocara a su lado.

Entonces el jefe de los Weasleys miro al otro lado y tendió la mano de Harry en dirección a Severus –Yo Arthur Weasley amigo de Harry James Potter, acepto este enlace y te entrego a quien es como un hijo para mi para que lo desposes –Severus sintió que sus manos temblorosas, la visión de su joven prometido era más de lo que esperaba. Harry se veía demasiado hermoso en esa túnica blanca con adornos en dorado, incluso se había quitado las gafas permitiéndole ver mejor esas esmeraldas que tenia como ojos. Y con todo esto, ¿¡Esperaban que mantuviera el control!? Se imaginó al señor tenebroso en traje de baño tratando de disminuir sus deseos de raptar al chico antes de la boda encerrarse y hacerle el amor hasta el cansancio.

Dumbledore carraspeó para llamar la atención de los novios. Al parecer Draco tampoco la estaba pasando muy bien.

El viejo director estaba dirigiendo la ceremonia según los estatutos de los magos. Severus trató de poner atención, pero tanta palabrería lo estaba poniendo de malas. Por qué no se dejaban de juegos y saltaban directo a la parte importante, donde los dos daban el SI y así podía llevarse a Harry a algún lugar lejos de las miradas curiosas.

–¿Tienen los anillos? –Preguntó Albus a los padrinos.

Fred y George sacaron un anillo cada uno entregando uno a Draco y el otro a Ron.

El rubio tomó la mano de Ron y comenzó a decir sus votos –Yo Draco Malfoy, te tomo como esposo y prometo cuidarte y respetarte hasta el último suspiro de mi aliento y amarte incluso después de la muerte. Que este anillo sea la prueba de que mis palabras son ciertas –El rubio colocó al fin la preciada joya.

Ron enrojeció tornándose casi del color de su cabello –Yo Ronald Bilius Wealsey te acepto como esposo en la salud y en la enfermedad y prometo protegerte y honrarte hasta el último de mis días y por sobre todo amarte incluso en mi siguiente vida, acepta este anillo como prueba de ello –Draco no pudo evitar que se le escapara una lágrima de felicidad mientras su dedo estaba siendo adornado por el anillo de matrimonio.

–Los otros anillos si me hacen el favor –Ron estaba embobado con su hermoso rubio, entonces comprendió que el era el padrino de bodas de Harry. Dio un brinco alterado y comenzó a buscar entre su túnica la cajita que contenía los anillos, cuando el pánico comenzó a dibujarse en la cara del pelirrojo fue fácil suponer qué es lo que estaba pasando. Ron había olvidado los anillos.

–Draco, amor ¿Puedes prestarme tu varita? –Preguntó mas sereno. Draco se la entregó y Ron hizo unos movimientos y lanzó un rayo al cielo.

Todos miraban expectantes lo que pasaría. Entonces a lo lejos se vio como se acercaba un jugador de Quidditch en miniatura, haciendo piruetas en el aire, se subió encima de la escoba brincando, quien luego se dejó caer usando una especie de paracaídas con forma de caldero, hasta que aterrizó en las manos de Severus. Alejó el mini caldero y en vez de aparecer el pequeño jugador apareció la caja con los anillos. Harry miró emocionado lo que su amigo había preparado para ellos.

Harry tomo uno de los anillos y la mano de Severus –Yo Harry James Potter estoy aquí para tomarte como mi amado esposo, esperando ser capaz de protegerte, cuidarte, hacerte el amor –Harry entendió que su mente le había jugado chueco al ver la sorpresa en el rostro de Severus, se sonrojo visiblemente –Digo hacerte el hombre mas feliz en todo el universo y estar contigo hoy y siempre por siempre con este amor que se nadie podrá borrar. Acepta este anillo que tan sólo es una pequeña parte de lo mucho que significas para mi como una muestra de que no miento, de que todo lo que he dicho es cierto.

Severus sonrió al parecer también su pareja tenia los mismo pensamientos indecentes, eso lo hacia sentirse un poco mas calmado. Tomó el otro anillo y comenzó con sus votos –Yo Severus Snape Prince te acepto como espos...

El pocionista se encogió de dolor, no podía ser, ¿Acaso su bebe ya quería nacer? –Harry creo que ya viene –Snape trato de tomar la mayor cantidad de aire posible.

–Pero Sev aun no estamos casados y ¡Oh por Merlín! –El de ojos verdes veía como su aun no esposo se retorcía del dolor –Escucha Sev rápido termina tus votos –Severus no entendía bien la actitud de Harry, ¿Acaso no estaba viendo que su hijo nacería en cualquier momento? Aun así no supo por que obedeció –Yo, S-Severus Snape –El pocionista ahogo un grito para después jadear

Dumbledore intervino –Harry, creo que lo mejor es llevar a Severus...

–¡No! nadie se mueve hasta que nos casemos...

La lastimera voz de Severus se escucho –Te acepto como esposo y... Prometo, yo, lo mismo que tu y ah... El anillo lo prueba –Con las manos temblorosas intentó poner el anillo sin mucho éxito y Harry lo ayudó hasta que lo coloco –¡Termina! Exigió el pocionista al viejo director, mientras otra oleada de dolor se presentaba.

Albus miraba atónito la escena –¡Apresúrese! –Gritaron al unisonó Ron y Draco

–H-hay alguien que quiera separar a alguna de estas parejas? –Dumbledore paseó la mirada lo mas rápido que pudo –Con el poder que la ley mágica me confiere yo los declaro finalmente casados, ambas parejas pueden besar a sus respectivos esposos.

Harry beso rápidamente a Severus y sonrió. No era la boda que había estado planeando, pero después de todo lo que había vivido, agradecía que al fin el pocionista fuera su esposo.

Madame Pomfrey reaccionó en ese momento y se puso de pie –Albus hay que llevarlo a alguna habitación ¡Pronto!

En ese momento la realidad golpeó a Harry. El bebé se había adelantado, como cuando iba a tener a Henry, sólo esperaba que la historia no se repitiera...

Continuara...

Nota:

Hello!! No se repetirá la tragedia no se preocupen. Solo pensé en mi maldad para la boda y se me ocurrió esto XD!
Gracias a mi beta Claudia!!
Y a mis lectores por seguirme hasta el día de hoy! 66 capítulos uff son demasiados!


Regreso a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora