Capitulo 8: El cuadro maldito

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-Por favor, sin ropa no- suplicó
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Jin estaba llorando, perdiendo la fuerza de su cuerpo, cuando alguien tocó violentamente la puerta, y Ken, que parecía haber despertado de su trance, lo soltó de repente, retrocediendo, respirando de forma violenta.

-Hermano...-Sollozó quedito

-Cállate.- Murmuró.- ¿Quién es?.- Dijo elevando su tono de voz, tratando de tranquilizarse y sin siquiera dar la autorización de que pasara, la puerta se abrió, mostrando el rostro serio de Kim Namjoon en el umbral de la puerta.

-Señor Namjoon...-Dijo Ken, mientras Jin se secaba las lágrimas rápidamente, agachando la cabeza

-Lamento interrumpir, en serio, pero necesito materiales...

-¿Qué necesita?

-Algunas brochas, la pintura roja, café, más blanca y pinceles del número 14...- Dijo rápidamente y en el instante Jae Hwan sacó todo de un pequeño armario a su derecha, dándoselo todo en los brazos, con impaciencia.

-Ahí está todo, ¿necesita algo más?.- Dijo de forma cortante

-Claro, también necesito a mi asistente, si no le molesta.- Dijo mirando a Jin

-Ahora mismo está indispuesto

-Bueno, a mi perspectiva está perfectamente disponible.- argumentó.

-A la mía no.- Gruñó

-Ya veo, que problema, tal vez el padre Seejin pueda darnos su perspectiva también.- Dijo sonriendo y Ken, suspirando, casi bufando del enojo salió de la habitación, pasando de largo y los dejó solos

Namjoon se quedó en silencio, viendo al castaño que ocultaba la cara, y sólo solucionó voltearse, llevándose las cosas en las manos.- Muévete.- Sentenció- no me hagas perder el tiempo.

Jin lo siguió, subiéndose al andamio, y estando ahí se sentó en su rincón, como siempre, tratando de tranquilizarse, y así pasaron los minutos, aburridos y silenciosos como solía ser, entreteniéndose de todo con tan solo ver las pinceladas de Kim Namjoon

Namjoon se encontraba algo impaciente, si bien no le importaba demasiado Jin por alguna razón había sentido la obligación de parar la pelea, y es que, desde la noche anterior, en la que vió ese rostro pintado de blanco y rosado, ese rostro que lloriqueaba con impotencia, no había podido dejar de pensar en él, y en ese cuadro que le había obsecionado, por eso no veía a Jin a los ojos directamente, tenía miedo de que no fuera una etapa o una casualidad, tenía miedo de que de verdad esa imagen, se convirtiera en la imagen maldita, con la que se obsesionaba cada tanto tiempo..."su cuadro maldito"

-Yo... lamento si escuchaste algo incómodo.- Dijo Jin sacándolo de sus pensamientos, disculpándose, no sabía porque lo hacía, solo sentía que debía decir algo al respecto

-Sus problemas de homosexuales me tienen sin cuidado.- Respondió fríamente

-Nosotros... no...

-No me interesa.- Interrumpió, volviendo a lo suyo y Jin se quedó en silencio, antes de que Namjoon le diera una bofetada, pero dentro de él crecía una impaciencia horrible.

-Ok...-Musitó, cruzando sus brazos por encima de sus rodillas.- Yo... me alegra ver que tu tio está bien...-Dijo de repente y Namjoon dejó a un lado sus pinceles, acercándose a él de manera amenazante.

Jin apenas pudo darse cuenta, cuando Namjoon lo había arrastrado por la tabla, y teniéndolo boca arriba le presionó el cuello con el pie, llenándolo de pánico.- Cállate... de una vez...-Gruñó, ejerciendo presión sobre el cuello del castaño.- No hables de mi tio... no hables de mi... es más, no hables, o te aplastaré el maldito cuello.- Dijo furioso, y Jin, sintiendo que se ahogaba pataleó.

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora