Parte 40: Demonio de la carne

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-Yo... es muy difícil para mi decirte esto... porque se que sólo se desatará un caos en cuanto lo haga...

-¿Q-que es...?¿Ha pasado algo?.- Tartamudeó

-En realidad si...-suspiró

-¿Qué es...? Por favor dímelo.- Suplicó muerto de incertidumbre

Ken soltó aire de forma pesada, viendo hacia el cielo, dejando a Jin a la expectativa de su primera palabra...-Primero debo preguntarte...-Musitó, viendolo fijamente.- Tu... ¿Dejaste que él te hiciera uno de esos dibujos paganos en el cuerpo?.- Dijo rompiendo a Jin como un espejo

-Hermano... tu...-Musitó muerto de miedo

-Contesta.- Murmuró.- Por favor... dime que tu... no tienes un dibujo de flores purpura en el pecho...

La sangre de Jin se congeló.

-Y-yo...-Balbuceó, retrocediendo, y ante su negativa Ken abrió los ojos sin poder creerlo, acercándose a él amenazante

-Jin...

-No te acerques...-Murmuró, pero Jaehwan ignoró sus palabras, se acercó sobre pasos veloces y pesados, alcanzándolo, sometiéndolo contra el muro de la casa del árbol, pero Jin no era más un tonto, le había prometido a Nam que jamás dejaría de nuevo lo trataran de esa forma, por ello lo empujó de vuelta con todas sus fuerzas y Ken cayó de espaldas al suelo, atónito.- Te dije que no te acerques

-¿De verdad lo hiciste?!.- Gritó

-No es de tu incumbencia!

-Lo és!.- Le respondió de vuelta, levantándose, embistiéndolo acto seguido.

-Basta!.- Gruñó el castaño sin dejarse doblegar un centímetro, pero Ken lo que pretendía no era tocarlo en si, lo que pretendía en realidad era mirar, y lo logró, cuando Jin en un acto de reflejo le dio una patada, defendiéndose, sin darse cuenta de que su hermano se había sujetado de su camisa, y que con él se llevó casi todos los botones de su camisa, dejando descubierto su pecho.

Fue entonces que lo vió, con dolor, esos trazos de colores que sobresalían sobre la palidez de su hermano, esa hermosa piel pura que ahora era condenada por el pecado de las costumbres paganas.

-Jin...-Dijo tragando en seco, con indignación y el castaño solo pudo cubrirse, mirándolo de forma hostil.-Entonces es cierto...

-Hermano... déjame en paz, déjame en paz de una vez antes de que sea tarde...-Suplicó

-¿Tarde para que?

-Sabes que él vendrá a buscarme.- Lo amenazó.- Y esta vez... no seré capaz de hacer nada para ayudarte...

-Ayudarme a mi...-Dijo sonriendo de forma agridulce.- Yo no soy el que necesita ayuda... eres tú...-Musitó, desconcertándolo.- Ese tatuaje, es una condena que deberás acatar pronto... porque no soy la única persona que lo ha visto...

-N-no entiendo...

-¿Como crees que se sobre ese tatuaje?! Crees acaso que puedo ver a través de tu ropa?!.- Gritó, decepcionado, y se llevó las manos al cabello, angustiado.- Sé que estaba ahí porque alguien más dijo que lo estaria, pero yo no quería creerlo, yo no quería creer que tu fueras capaz de semejante acto, no tu!

-No sé de que estás hablando!.- Dijo Jin desesperado por la incertidumbre, temiendo lo peor

-Sabes de que hablo! Cínico!.- Dijo indignado.- lo sabes Jin... Por eso no quisiste ir con nuestro padre a mostrarle apoyo, sabías que te reconocerían, y a ese demonio perverso también!

-No lo llames así!

-Así es como debe llamársele! Mira en lo que te covirtió, en un sucio delincuente! Un sucio delincuente que ataca personas... sin importarle el dolor que le causa a los demás...

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora