Parte 23: Dolor

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El sol estaba cayendo sobre sus espaldas mientras recorrían la carretera, y ellos sin decir palabra lo veían caer con luz anaranjada sobre todo, incluyendo el camino que seguían.

Jin, recargado en Namjoon cerraba los ojos, sujetándose con fuerza, imaginando que el día y la noche pasaban por segundos, entre cada sombra producida por los árboles, entre cada destello de luz proveniente del sol que moría a lo lejos, y suspiraba aliviado, como si esa espalda fuese la perfecta almohada, y soñó con esa tranquilidad por segundos, soñó por lo que parecieron horas, deseando que Namjoon pudiese soñarlo también. 

Después de un rato entraron al pueblo, y aun con la mirada de unos pocos curiosos llegaron hasta el garaje para dejar la motocicleta.

-No hace falta que me lleves... -Dijo Jin en tono de voz bajo,dándose cuenta de que las personas los veían mientras Namjoon bajaba de la motocicleta

-¿Porqué?.- Dijo volteando a su alrededor, percatándose de los ojos curiosos sobre sus espaldas y suspiró frunciendo el ceño, los habían visto llegar juntos, era problemático, pero no quería  dejarlo ir todavía-Eso no importa

-Sabes que si...-Dijo Jin de repente, mirándolo con cariño.- Yo... te veré mañana.

-Si...

-Bien...-Dijo inclinando la cabeza.- Ha sido un placer Joven Namjoon.- Dijo recuperando su tono normal y tras ello se dio la vuelta, dejando a al menor viendo en esa dirección durante varios minutos.

Se sintió un poco desubicado al principio,por eso fue a la tienda, compró un sixpack de cervezas, un paquete de gomitas y una cajetilla de cigarros.

Se fumó dos sentado en la acera, afuera de su casa, pensando en cada palabra que Jin había pronunciado esa tarde, sonriendo a veces por ellas, sintiéndose mortificado por otras, hasta que el sabor del tabaco lo asqueó y se metió a su casa sin más, encontrando a su tío colgando algo en un perchero

-Ah hijo, otra vez temprano, ¿te peleaste con tu noviecita?

-No, tío.- Refunfuñó.- ¿que está haciendo?

-Ah esto... son los trajes para el hermano Ken y el hermano SeokJin, solo falta afinar los últimos detalles y quedan listos

Esas palabras sacudieron su corazón de repente.- Ya... veo...

-Pensar que Jinishi y Jaehawn serán pastores en tan solo unos días, me llena de júbilo

-Me imagino que sí.- Dijo con la mirada triste

-¿Qué pasa hijo?

-Nada, no es nada tío, vaya a dormir, que ya es tarde

-Bien, lo haré ya que piensas tener tu fiesta privada.- Dijo viendo el sixpack de cervezas en su mano

-Sólo beberé algunas, no se preocupe

-No lo hago, hijo.- Dijo sonriéndole y tras ello se metió a su habitación.- Buenas noches

-Buenas noches, tío.- Dijo para escuchar la puerta de la habitación cerrarse de una vez y se tumbó en el sillón, que se encontraba delante de su pequeña mesa, en donde una serie de papeles y lápices estaban regados y abrió una de las latas, recordando la forma en que Jin había bebido su primera cerveza, y le dieron ganas de tenerlo con él, para que le dijera "palurdo", para que se tropezara con cualquier cosa, y a su mente vinieron esas escenas que parecían tan lejanas, esas en las que el castaño lloraba pidiéndole piedad; parecía que aquella persona que le había inflingido dolor ya no existía, le resultaba demasiado extraño, porque desde su nacimiento había estado ahí, persiguiéndole, recordándole que no importaba que fuera buena persona o mala persona, los demás lo seguirían tratando siempre como lo que era: "Un negro bastardo"

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora