Parte 59: Pobreza, Castidad y Obediencia

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Capitulo 3 de hoy❤

Los feligreses comenzaron a aglutinarse en la entrada de la iglesia, cuchicheando, algunos riéndose, conversando de cualquier cosa, mientras iban entrando despacio, llenando las bancas largas de madera con lentitud, en el templo.

El padre Seejin, desde la puerta de la sacristía, que mantenía semi abierta, vio a todo su rebaño acomodado, llenando la iglesia,  y sonrió, cerrándola un momento, para después ver a sus dos muchachos acomodarse sus trajes para la toma de votos. Ken estaba sonriendo, acomodándole a Jin el alzacuellos con cuidado, mientras este, con la mirada perdida aguardaba en silencio, pensativo, jugando tímidamente con sus dedos, deseando que Park Jimin y Min Yoongi hubiesen podido convencer a Nam, y por lo visto así había sido, porque no había visto señales de ellos por ninguna parte, y eso, lo hacía sentir sumamente miserable, pero aliviado.

Así estaba bien... prefiera no ver más el rostro de Namjoon porque sabía que rompería en llanto y entonces no podría seguir con la falta, por eso le bastaba el recuerdo de su rostro sonriente, y ese dibujo que traía consigo en el bolsillo, doblado, casi desgastado, pero que parecía latir, parecía darle un extraño consuelo, porque su dulce amor estaría bien, iba a vivir y a ser feliz y todo.. todo valía la pena sólo por eso.

El padre Seejin lo notó distante, y lo miró curioso, preocupado.

-Hijo mío... ¿que pasa?

-Ah...-Dijo regresando a su realidad.- Lo siento padre, no pasa nada...

-¿Estás seguro?

-Si...-Dijo apartándose de Ken, dándole la espalda a ambos con el pretexto de estar viéndose en el reflejo de una de las vitrinas de la oficina.- Sólo estoy nervioso, padre

-No lo estés, hermano, lo harás bien...-Aseguró Ken y Jin sonrió a medias, asintiendo, suspirando para ocultar sus emociones.

-Hijo... ¿tu sacaste este libro?.- Dijo de repente el padre Seejin, llamando la atención de ambos, mientras señalaba un libro viejo y grueso sobre el escritorio, cuyo titulo podría leerse como "los miserables"

-Yo...-Dijo Jin extrañado.- Si... lo dejé ahí.- Titubeó y tras ello se acercó al escritorio, viéndolo con curiosidad

-Es hora mis hijos... el padre GoongYo ya está aquí.- señaló sin más, saliendo de la sacristía

-Jin...-Dijo Ken, haciendo una pausa en la puerta

-Si... ya voy.- Musitó, y Ken asintiendo salió de la sacristía, dejándolo solo.

Ese libro era algo robado, aunque no en el estricto sentido de la palabra, porque Jin lo había dejado en su antigua habitación con la intención de llevárselo, para cuando fuera tiempo de escapar con Namjoon, pero jamás lo hizo, y no se explicaba que es lo que estaba haciendo ahí, al menos hasta que lo alzó en sus manos, y un sonido metálico se escuchó de repente, llamando su atención, y en cuanto bajó la mirada al suelo encontró un anillo grueso de plata, que giró hasta quedarse inerte en el suelo; lo recogió, reconociéndolo de inmediato al tiempo que su corazón sentía comprimirse, y sin más, sin decoro o discreción alguna, los labios comenzaron a temblarle, y  apretó aquel objeto en su mano, juntándolo en su pecho, mientras comenzaba a llorar quedito, sonriendo de forma completamente triste.

Era la señal que necesitaba.

-Buen viaje, mi amor... bien viaje...-Musitó llorando desconsoladamente, y tras ello se colocó el anillo en el dedo angular, ese que una vez ocuparía el anillo de bodas que Namjoon le juró regalarle algún dia, y suspiró, viéndolo con felicidad.

-Jin...-Escuchó la voz de Ken llamarlo.- Nos esperan...

-Si, ya voy.- Dijo limpiándose las lágrimas como pudo, y pasó de largo al lado de Ken, saliendo de la sacristía. Ken se dio cuenta, de como sollozaba dolorosamente, pero no dijo nada, no pudo, la miseria de Jin fue tanta en ese momento, que logró estremecerlo, quitarle al aliento, pero seguía enfrascado, pensando que era lo correcto, que Jin lo superaría... que algún día su corazón iba a sanar y entonces volvería a ser suyo.

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora