Parte 9: Belleza marchita

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-Es la primera vez que... alguien ve más allá de esto...

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Cuando terminó, comenzó a abotonar la camisa de Jin lentamente, acomodándola sobre sus hombros hasta que llegó a su cuello, y suspiró mirando ese rostro apaciblemente dormido, y lo observó, analizando sus facciones con la mirada sin decir palabra alguna; hacia frio, y por ello las facciones de aquel rostro se remarcaban en un tono casi rojizo que cobraba vida, por eso acercó su mano curioso, ligeramente cautivado, atreviéndose por un momento a tocar con la punta de sus dedos el filo del rostro del castaño, con una fragilidad que no creía que existiera dentro de él, y aprovechándose de la ausencia de respuesta por parte de Jin se aventuró a pasar la punta de su dedo índice por la punta de su nariz... por sus cejas y después por sus labios, que estaban secos como el pétalo marchito de un flor, le parecía hermoso, sumamente hermoso, pero no era del tipo de hermosura que cualquier persona hubiese notado a simple vista, no, la belleza que Namjoon percibía radicaba en la forma en que, la belleza que poseía ese rostro, se volvía aún más preciosa por el sufrimiento que se escondía detrás de ella.

-"¿Por qué... tenías que ser tú mi cuadro maldito...?"

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Namjoon llegó a su casa, alrededor de las 3 am, y entró con cuidado, a hurtadillas, para no despertar a su tío, y como siempre lo hacía se asomó para ver que estuviese bien, para después tumbarse en el sillón, que era donde dormía, pues la pequeña casa tenía solo un dormitorio, el resto conformaba la sala, el comedor y la cocina, en el pequeño cuarto de 5 x 5 mts.

Se recostó un momento, mirando hacia el techo, y tuvo un sentimiento extraño en el pecho, cuando recordó los retratos que había dejado colgados en las paredes de la casa del árbol, pues la pasión con la que pintaba parecía haberse extinto hace ya mucho tiempo, y en cambio, ahora sentía una flama intensa quemarlo por dentro.

Miraba sus manos, sonriendo de forma nostálgica, y después llevó sus palmas a su pecho, sintiendo su corazón palpitar con locura.

Estaba pasando de nuevo.

---------Recuerdos de Namjoon--------

Su madre decía que era un don envidiable, y lo dejaba pintar lo que quisiera, aun cuando se obsesionara con una sola cosa, que pintaba una y otra vez, hasta saciar "su sed" de plasmarla, pero su madre ignoraba los sentimientos que su hijo desarrollaba por lo que consideraba "hermoso".

Al principio fue tierno, pues la primera vez que lo hizo fue con una especie de mariposa que vivían en el parque cerca de su casa, eran color amarillo con negro, y su figura volvía loco al niño, por eso las pintó varias veces y en distintas escenas, las plasmó con acuarelas, gises, crayolas, colores de madera, carboncillo, oleo... con todo lo que pudiese dibujar, pero después empezó a capturarlas para verlas de cerca, las disecó, las aplastó, les arrancó las alas y a otras las hundió en alcohol, todo para poder poseer su esencia por completo.

Lo mismo pasó con un pequeño gatito que tenía la vecina, que poseía ojos verdes y el pelaje gris, como la plata, Namjoon lo miraba desde lejos, pintándolo de todas las formas en que se le ocurría, hasta que un día, el gatito desapareció.

Su madre lo encontró en el sótano, bajo una vieja mesa, perfectamente disecado, junto con todos los cuadros que su hijo había hecho de él, y se horrorizó, al darse cuenta de que la obsesión por su hijo por las cosas que él consideraba hermosas, iba mas allá del comportamiento racional.

Fue ella la que apodó así a su errático y obsesivo comportamiento: "el cuadro maldito".

Y después de ello su madre siempre lo consideró malvado, decía que algo dentro de él estaba sumamente mal, y Namjoon había terminado por creérselo, pero no buscó perdón en la iglesia, no busco ayuda en las plegarias que su madre lo obligaba a rezar cada noche, y tampoco en la familia que siempre lo despreció, no...

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora