Parte 48: Pruébalo

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-Tienes que vivir Nam...-Lloró suspirando sobre sus labios, sin perder el contacto constante y desesperado.- Tienes que vivir...

-No quiero vivir sin ti...-Sollozó, besándolo de vuelta, aun cuando el sabor de sus lágrimas comenzó a combinarse en su boca, aún cuando la tristeza les cargaba la garganta con bruma y desesperación.- No quiero vivir sin ti... Te amo... Te amo tanto...-Sollozó.- Por favor...Vuelve...

-No...-Dijo con un nudo en la garganta

-Jin...-Suplicó sin dejar de besarlo

-Basta... cállate...-Dijo perdido entre sus labios, y se sentó sobre sus piernas, rodeándolo como si tuviera miedo de que la vida se le fuese en ello.

-Jin... yo... ¿de verdad lo hice tan mal...?.- Dijo sin poder hacer parar su llanto, bañándole el rostro con su pesado aliento alcohólico que le rompía el alma, y sollozaba, indefenso entre sus labios.- ¿Tu de verdad ya no me amas...?-Musitó haciendo una pausa, tomándolo por los brazos para mantenerlo estático, y Jin creyó que era bueno que lo hiciera, porque las fuerzas del cuerpo se les desvanecían, como si se evaporaran en el aire.- ¿De verdad lo prefieres a él...?-Musitó con dolor, ya sin un hilo de esperanza en la mirada, pero lastimosamente, con curiosidad.

-¿Porqué amas a tu juguete.... Namjoon?.- Murmuró Jin, viéndolo directamente a los ojos y sonrió de forma agridulce acariciando su mejilla con los dedos, y después la acogió en la palma de su mano, observando como Nam se hundía en ella de forma cariñosa.- ¿Tan pequeño eres...?.- Continuó

-Es que tu no eres mi juguete, Jin...-Dijo sorbiendo la nariz, sufriendo.- Tu eres mi angel...

-Los demonios no tienen ángeles, Nam.- Musitó volviendo a sus labios, con dolor.- Los demonios tienen perras... tu lo dijiste

-No lo eres...

Jin no dijo nada, tragó en seco, tratando de disimular todo el dolor, ese que estaba cortándolo por dentro, ese que pronto lo heriría tanto que comenzaría a ahogarse en su propia sangre, y sin embargo sonrió por lo bajo, tomando la cadena que colgaba del collar en su cuello, y tras verla un segundo tomó la mano de Nam y se la colocó en la palma con tranquilidad.- Lo soy...-Musitó.- Si lo soy...

-No... Jin...-Masculló apenas, cuando Jin le tapó la boca de repente, interrumpiéndolo de forma abrupta, y tras ello, sonriendo, comenzó a moverse encima de él, moviendo la caderas de forma lenta, y tras cada uno de los movimientos se presionó con fuerza sobre los muslos de Nam, distrayéndolo.

-Soy tu perra... no soy nada más que eso... -Insistió, sin dejar los movimientos hipnotizantes, completamente deliciosos, y cerró la mano de Nam entre las suyas, obligándolo a jalar la cadena.- Asúmelo y tómame de una vez...-Lo exhortó.- Pero entiéndelo... y después vete... porque no tienes nada más que hacer aquí.- Sentenció, impidiéndole dar respuesta alguna, pues sus labios, temblando, lo besaron con fuerza, mientras sus brazos, casi desesperados lo rodearon añorándolo en silencio.

-Jin...-Dijo Nam sobre sus labios, recibiendo sus besos de forma deliciosa, y sus lágrimas, abundantes que hace unos segundos parecían no tener fin ahora encontraban la muerte, y después la extinción, todo porque estaba siendo besado de esa forma, esa que le recordaba los buenos días, en los que fue feliz con él, en los que creyó que jamás en su vida volvería a sentir dolor.-Jin...

-Hazlo Nam...-Insistió el castaño, haciendo que moviera la mano para jalarlo de la cadena, al tiempo que lo miraba profundamente, mordiéndose los labios, se había vuelto caótico, demasiado peligroso, porque dejar que Nam lo tomara solo empeoraría las cosas, lo sabía... lo sabía y aún así no pudo detenerse.

Lo besó un par de veces más, metiendo su lengua de forma morbosa entre los labios del menor, y jadeando se separó, dejando un hilo de saliva brillante que los unía, para después humedecer el cuello de Namjoon, estremeciéndolo. Namjoon movió los dedo de sus manos en éxtasis, alargando el cuello hacia arriba, dejándolo pasar de forma lenta y tortuosa, sobre sus hombros y después sus clavículas, hasta que sintió sus dientes herirlo, y tras soltar un quejido hacia el suelo jaló de la cadena con fuerza, haciendo que lo mirara.

-Dime... que es lo que debo hacer.- Dijo Jin sintiendo la fuerza de Nam jalarlo del cuello, pero Nam no respondió, con la cadena enrredada en su mano lo atrajo lentamente a su entrepierna, mientras se desabotonaba los pantalones con lentitud, mientras quitaba del camino su ropa interior color negro, y finalmente liberó la erección que lo aquejaba, jadeando, viendo a Jin a sólo centímetros de ella, que lo miraba fijamente, esperando una instrucción, y se la dio, pero no con palabras, acortó esa distancia tirando del collar, y el castaño obediente comenzó a dar pequeñas lamidas tiernas, extasiándolo.

Su lengua, primero tímida y pequeña fue sintiendose osada tras cada lamida, alargándose, mojando con detenimiento cada rincón de la extención de Nam, y cuando pudo estar perfectamente lubricada hizo una pausa para mirarlo a los ojos.

-Abre...-Musitó el mayor, regresándole la mirada, observando como Jin abría las puertas rosadas de sus labios, y el menor, ancioso, tomó su miembro para dirigirlo al interior, mordiéndose los labios.- Hazlo bien...-Jadeó, metiéndose por completo en la boca del castaño, y presionó su cabeza unos segundos, quitandole el aire, Jin apretó los ojos, resistiendo, sintiéndolo punzar en el interior de su garganta, y tras aquellas pulsaciones lo sintió deslizarse fuera, dejando que tomara aire otra vez.-De nuevo...-Dijo Nam tranquilamente, jalando la cadena para profundizar la penetración en su boca y Jin sintiéndola tocar el fondo quiso toser, pero no podía, en su lugar un ritmo lento comenzó a invadirle la garganta, acompañado de la mano de Nam que dictaba un ritmo, jalándolo de aquel collar de cuero negro mientras jadeaba hacia el cielo, extasiado, y ese collar, nuevo y reluciente comenzó a empaparse de la saliva que escurría de su boca, por su mentón hasta su cuello.-Entrenamos muy bien esa garganta...-Gruñó, moviendo la pelvis de forma deliciosa, penetrando la boca de Jin a placer una vez tras otra y otra, y después otra, hasta que el castaño, sin poder resistirlo más se escapó un momento, incorporándose, tratando de respirar normalmente, con los ojos ligeramente rojos y la quijada cansada, y Nam, sonriéndole de forma agridulce lo miró quitarse la saliva con las manos.

Jin tosió, tapándose la boca con vergüenza, dándole a Nam esa hermosa vista de su cuerpo pálido aun amarrado con las cuerdas, aún usando ese lindo collar sin poder recuperar el aliento todavía.

-Eso es ser tratado como una perra... -Sonrió.- Pero yo jamás te traté así...-Musitó.- fui rudo, y te tomé con fuerza... Y tu piensas que eso fue reclamarte como un juguete.- Dijo haciendo una pausa, con tristeza.- Pero la verdad es que te follaba proclamándote mi Dios... siempre te follé proclamándote mi todo...

El mayor no dijo nada, suspiró una última vez de forma pesada viéndolo fijamente, y gateó de nuevo hacia él, poniéndole la cadena en las manos de nuevo, y se arrodilló entre sus piernas abiertas, esperándolo.

-No estás escuc...

-Si lo estoy.- Interrumpió

-Jamás aguantarías ser tratado de esa forma...

-Pruébalo...-Sentenció

Si me da tiempo de corregir les subo el otro, las y los amo ❤

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La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora