Parte 11: Un regalo de Dios

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-Sé que tienes miedo pero... cuando me tengas dentro todo ese miedo se va a ir...-Sonrió

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-Oh por favor no sientas pena por mí o lograras que te pateé hasta el cansancio.- Dijo sonriendo de forma agridulce.- No te he mostrado esto para que me tengas lástima, padrecito... en realidad te lo he mostrado para que sientas pena por ti... para que puedas darte cuenta de que Dios no existe... y si existe, estaba aquí ... y no hizo nada para defenderte de mí... ni lo hará.- Sonrió, dándole la espalda y tras ello salió de la casa del árbol, sin molestarse siquiera en llevarse sus cosas.
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Estaba sentado, con pequeños pedazos de pintura seca desprendiéndosele de la piel, como pequeñas hojas marchitas color púrpura, que caían muertas, al igual que su mirada fija en el piso de madera.

Habían pasado horas, estaba conciente de ello, pero sencillamente no tenía la fuerza para moverse, siquiera para tomar su ropa y vestirse, porque aquel altercado parecía haberle quitado todas las fuerzas y ahora sólo le quedaba que el tiempo se las devolviera pero no estaba funcionando.

No sabía como sentirse, por primera vez en la vida alguna de las cosas que Kim Namjoon dijo tenía un poco de sentido para él y eso le dolía; el padre Seejin siempre le había dicho que las causas de dios eran misteriosas y que solo debíamos aceptarlas y afrontarlas con la frente en alto, confiando en que nos mandaba las pruebas con un propósito y se preguntó que propósito tendría su padre como para enviarle a un verdugo cruel y sin moral como Kim Namjoon, y sobre todo se preguntaba... que razones tendría su padre para... que el verdugo que le mandaba a veces pudiese engañarlo, simulando ser una persona con sentimientos... una persona que te hacia estremecer los huesos.

Aquel pensamiento le hizo recordar su atroz acto de hacía algunas horas, lo hizo recordar como su cuerpo había despertado por ser tocado por el de tez morena de esa forma, y se mordió los labios arrugando la cara con angustia, era un sucio... un pecador que no merecía la gracia de Dios y en su vergüenza con todas sus fuerzas corrió hacia donde Namjoon había arrojado su ropa y comenzó a vestirse con impaciencia, apenas percatándose de que afuera comenzaba a ponerse oscuro, y frío.

Había metido el último de sus brazos en la camisa blanca, y lo hizo sin siquiera limpiarse la pintura, pues ya quería irse de ese lugar y después de todo la pintura ya estaba seca, cuando volteó hacia la pared y sus ojos, cautivados por ese segundo encontraron de nuevo los retratos que Namjoon había hecho de él, estaba por precipitarse a la pared, para arrancarlos y romperlos en miles de pedazos pero no fue capaz siquiera de tocarlos, porque eran hermosos... eran... lo más hermoso que alguien...

-"Padre mío... te pido tu clemencia, te pido tu indulgencia ante mi debilidad, porque sabiendo que es mi deber destruir estas atrocidades, no lo haré, mi corazón no quiere permitírmelo... "¿puedo quedarme con ello?, con la única imagen buena que alguien ha tenido de mi persona, ¿puedo desobedecer un segundo... y dejar que se queden intactos?".- Preguntó viendo hacia la pared.- "resistiré las pruebas y te pido tu fuerza y tu misericordia, padre"

No esperó por un respuesta, salió corriendo de la casa del árbol, dejando todo inmutable, y caminó a través de la espesura del bosque, llegando minutos después a la parroquia, a la que tuvo que entrar a hurtadillas para después dirigirse a su habitación y cuando estuvo ahí suspiró aliviado, comenzando a desvestirse cuanto antes para comenzar a quitar la pintura.

Un paño húmedo tras otro, repasaron su cuerpo con devoción, siendo enjuagados en la tina con agua enfrente de su espejo para después volver tibios sobre su piel, desapareciendo la pintura de su cuerpo, pero no el recuerdo de los dedos que la había puesto ahí, de esa manera. Los pensamientos de Jin estaban hechos un caos, porque se sentía arrepentido, su culpa y su miedo eran genuinos y sin embargo, cuando comenzó a quitar esa pintura de su piel parte de él se sintió ligeramente abandonado por algo que no lograba descifrar...

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora