Capítulo 6: obediencia

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-Después de lo que te haré Dios no te dejará entrar en su cielo....
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Namjoon caminó sobre pasos lentos, por el pasillo de la pequeña y austera casa que su tío poseía, atravesó la diminuta sala, dejando su mochila a un lado, y abrió quedito la puerta del cuarto de su tío, encontrándolo dormido, y sonrió, le alegraba ver una cara apacible en él mientras dormía.

Se dirigió a esa pequeña parte de la sala que usaban como la cocina y comenzó a hacer ramen instantáneo y a ver una receta de carne, verduras y otras cosas pegada en el refrigerador con el sello de un hospital.

Siguió las instrucciones de aquel menú con cuidado, y por supuesto haciendo su mejor esfuerzo, pues era pésimo cocinando, pero extrañamente lo hizo bien y cuando estuvo listo lo sirvió a la mesa, dirigiéndose de nuevo a la habitación de su tío.

-Tío Min Joo...-susurró, moviéndolo con paciencia.- Tío, despierta... la comida está lista...

-Namjoon...-musitó, incorporándose con cuidado.- ¿Qué hora es?

-Son las 4... es hora de comer

-Ah... que decepción, me proponía dormir solo unos minutos y he dormido toda la tarde.- Dijo un poco molesto consigo mismo.- A este ritmo mis clientes pensarán que ya no puedo trabajar

-No diga eso, además descansar de vez en cuando está bien, vamos.- Dijo levantándolo para que se acercara a la mesa y comenzaron a comer lentamente.

-¿Saldrás esta noche también?.- Preguntó el anciano, masticando con lentitud

-Si

-Sabes que no me meto en tus cosas, hijo, pero... me impacienta que algo vaya a pasarte

-Tio... ¿que podría pasarme en este pueblo aburrido?

-Yo que sé, hace mucho que dejé de saber cómo funciona el mundo

-Lo dice como si tuviera 100 años

-Casi...-Sonrió, y sin embargo su cara, antes feliz, comenzó a transformarse, en una mueca de dolor.

-Tio...-Dijo Namjoon levantándose.- Tio!

El de tez morena lo estrechó en sus brazos, pegándole despacio en la cara, pues parecía estar desmayándose, y comenzó a sudar frio.- Estoy bien... estoy bien hijo.- Dijo casi inaudiblemente, luchando por incorporarse

-No tío, no se mueva, espere a que pase...-Suplicó

-Estoy bien hijo... ya pasó.- Dijo respirando profundamente.

-están volviendo...-Dijo temeroso

-No había pasado en mucho tiempo hijo, no te alarmes

-Pero...-dijo angustiado y sin embargo fue interrumpido, por la caricia de la enorme y bonachona mano del sastre, sobre la suya

-No tengas miedo Hijo... esto tiene que pasar...

-No, no diga eso...

-Tranquilo...-Dijo dirigiéndole una mirada comprensiva, incluso alegre.- Ah hijo mío... me da tanta pena que hayas tenido que venir a cuidar a este viejo, cuando podrías estar viviendo tu vida, eres demasiado joven, y apuesto.- Sonrió

Y Namjoon a pesar de su corazón roto le sonrió.- No digas eso tio, además no solo vine a cuidarlo, vine a despejarme de la ciudad, es demasiado ruidosa

-¿En serio?.

-Así es... así que no sea tan presuntuoso.- Aseguró

-No me atrevería.- aseguró.- Bien... ¿antes de que te vayas quieres ver televisión un rato?, hoy pasaran un clásico de piratas.- Dijo entusiasmado y con inocencia, pues cuando Namjoon era un niño, siempre le contaba en sus cartas que soñaba con ser un pirata cuando creciera

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora