Parte 39: Tatuajes

69.4K 8K 11.2K
                                    

-Tu eras precioso como la brisa del verano, y como la brisa del verano me acariciaste brevemente, yéndote una vez que me cautivaste...

-----------------------

Llevaba varias horas despierto, lo sabe porque el pequeño reloj en la pared, a pesar de la oscuridad, se distinguía por tener las manecillas en las 12 pm, y Namjoon, acogiéndolo en su brazo dormía apaciblemente sin poder darse cuenta que su amante no había pegado los ojos en toda la noche. Había decidido quedarse a dormir con él, creyó que sería buena idea ya que después de empacar algunas cosas de la casa lo notaba un poco deprimido, bastaba con que se levantara más temprano de lo común y entrara a la iglesia sin que nadie lo viera, para hacer sus tareas de siempre, pero no lo haría bien descansado, porque los pensamientos dentro de su cabeza no lo dejaban conciliar el sueño.

Pensaba en muchas cosas, entre ellas como es que le diría al padre Seejin, llegado el momento, que había descubierto que ser un sacerdote no era su vocación, que seguía siendo un hombre de Dios, pero que definitivamente no se sentía con madera de pertenecer a la iglesia, y que por ello se iría, a buscar su verdadero lugar en el mundo. Se imaginaba el drama. Todo lo que el padre le diría y lo que el respondería, había aceptado que definitivamente el padre se decepcionaría de él, pero también sabía que aquel hombre lo quería tanto que lo perdonaría, que lo aceptaría, no de buena gana, pero lo haría, y entonces el podría volver a verlo con dignidad un dia a los ojos, sólo hacia falta fe, y sobre todo paciencia, mucha.

Tenía miedo, de todo lo que vería afuera, de ser un tonto chico de pueblo y de avergonzar a Namjoon, por ello pondría todo su empeño para actuar como ellos aunque Namjoon le hubiese dicho que no era necesario, y sobre todo ello... sobre todas esas cosas pensaba en el hermano del padre Gongyoo, deseando, aunque sin muchas esperanzas, que no fueran las mismas personas que había encontrado en el lago, y de no ser así, pedía perdón a su padre por desear que jamás averiguaran en donde se encontraban.

-Jinie...-Musitó una voz somnolienta en medio de la oscuridad.- ¿Pasa algo?

Jin volteó a verlo, encontrando el rostro de su lindo amor en la oscuridad, que se tallaba los ojos como un niño pequeño.- No...-Murmuró.- Vuelve a dormir mi amor...

-¿Estás seguro? Luces raro...-Afirmó

-Si, estoy seguro, anda...-Dijo colocando el cobertor sobre él, era una noche fría

-No... me quedaré despierto contigo hasta que puedas dormirte

-No hace falta

-Igual sería un mal novio si yo duermo plácidamente y tu no

-No tendría nada de malo

-Para mí si.- Dijo rodeándolo con sus brazos y lo estrechó con cariño, suspirando con sueño en su cuello.- Así que estaré así hasta que te hayas dormido... o puedes decirme porque no puedes dormir, tal vez pueda ayudar en algo

-No es nada Nam...

-Vamos, actúas como si yo no te conociera ni un poquito.- Musitó sobre tu oído, llevando su mano al vientre del castaño, que estaba sumamente calientito.- Tienes algo, lo sé, ¿Qué es? ¿Te duele algo?, ¿tu pancita?.- Dijo en un tono pequeño que provocó a Jin ternura

-No...-Musitó sonriendo, volteándose hacia él.- Sólo estaba pensando en que le diré al padre Seejin cuando llegue la hora, pero ya sé que será, es solo que estoy repasándolo en mi cabeza

-Ya veo...-Dijo dándole un beso pequeño en la frente.- Sé que lo harás bien, además el te quiere, no te preocupes

-Lo sé... a veces soy un poco obsesivo, eso es todo.- afirmó

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora