Parte 32: El castigo

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-Yo... estaba pensando en que... haz gastado mucho últimamente y yo no he contribuido con nada

-No debes preocuparte por eso, con el dinero que me darán por el mural será suficiente para vivir algunas semanas, modestamente, pero sólo en lo que consigo trabajo.

-No quiero que gastes todo tu dinero...

-Oye... no pienses en eso, vamos...

-Yo... conseguiré dinero.- Dijo determinado

-Pero Jin se supone que tu no puedes trabajar... al menos por ahora

-No pero aun está el festival, si me apuro puedo hacer una tanda de postres muy grande... siempre terminan pidiéndome más...

-¿En serio?

-Si... se venden bien, pero hago pocos porque el presupuesto con el que cuento para comprar los ingredientes no es mucho

-Vaya... eso suena bien

-Si... pero yo amm... crees que la gente se enoje si les subo un par de wones más?

-No lo se... supongo que no, pero tengo una idea...-Dijo sentándolo en la cama y se puso a su lado.- invirtamos un poco de lo que tenemos

-¿Cómo así?

-Mañana el padre Seejin me pagará, tomemos una parte de ello para comprar los ingredientes que necesites

-Pero... el festival es en dos dias, no me va a dar tiempo de...

-Yo seré tu asistente, ¿que te parece?

-¿Tu?.- Dijo burlón

-Oye, soy capaz de seguir una simple instrucción

-Mmmmh... pero debes hacer todo lo que yo te diga, ¿está bien?

-Ah, ¿intercambiamos roles?

-Sip- Dijo sonriendo de forma tierna

-Bien, puedo hacerlo.- suspiró determinado, y Jin le sonrió de vuelta, abriendo por completo los ojos cuando sintió las manos de Namjoon jalarlo de los tobillos con fuerza, y tras ello quedó debajo de su cuerpo, sorprendido

-Mientras tanto ¿que te parece si me das un poco de amor...?

-Nam... es tarde...

-Vamos... no lo hemos hecho en dos días... mis bolas van a explotar...

-Nam no hables de esa forma.- Dijo pegándole en el pecho, y Namjoon solo pudo reírse, tomándolo de las manos para detenerlo.

-Vamos... ven.- Dijo sonriendo, mientras llevaba su mano a los botones del pantalon de Jin, y estando ahí los quitó con cuidado, besándole el cuello, aspirando el dulce aroma que su piel desprendía.- Siempre hueles tan bien... es tu culpa que yo parezca un perro en celo...

-Eso no es cierto.- Murmuró sintiendo sus labios disfrutarlo.- Tu... ya eras así...

-¿Como puedes decir eso? Yo era tan puro antes de conocerte, criatura perversa.- Dijo burlón

-Que malo...

-Oye... ¿porque de repente mencionas el antes?

-No lo sé... es que... yo no siento que pueda tomar el lugar de una mujer, ellas son... bueno... lindas

-¿De que estas hablando?

-Antes te gustaban mucho... no?

-Si... supongo.- Dijo continuando con lo suyo, sin hacer demasiado caso de las palabras de Jin, hasta que este se quedó en silencio.- ¿pasa algo?

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora