Parte 44: Oración

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-No soy nada tuyo...-Gruñó, sintiendo como Namjoon acariciaba sus piernas, con fuerza.

-Oh claro que lo eres, padrecito, y te voy a decir porqué.- Musitó acercándose demasiado, dejando que los labios de Jin percibieran el frio de aquellos aros en sus labios.- Porque si te portas mal... entonces no sólo voy a hundirte a ti y a tu pequeña iglesia hecha de mierda... si no que voy a matarlo...-Dijo riendose

-Tú... no harías eso.- Dijo con firmeza, aún cuando con sus palabras las manos comenzaron a temblarle.

-No me conoces lo suficiente y a diferencia de ti... no tengo ya nada que perder.- Sonrió.- Rétame... y encontrarán su cuerpo en el bosque... aunque no precisamente en los mismos lugares...-Musitó divertido, y a Jin se le heló la sangre, recordando ese miedo que Namjoon le daba cuando solía golpearlo por cualquier cosa.- Ahora...-Continuó.- Vas a ser un buen chico, ¿verdad?.- Sentenció, sacando el cuchillo, y presionó ese botón horrible con el que hacía que la navaja saliera expulsaba, exponiendo su filo, se rió ligeramente, llevando la navaja al cuello de Jin, y tras colocarla lentamente lamió su cuello, rozando un poco la hoja, y fue subiendo poco a poco, estremeciéndolo.

Estaba siendo obligado, de nuevo... y tenía que detenerlo, porque de lo contrario en cualquier momento la sensación de necesitarlo iba a salir a flote, y entonces todo se iria a la mierda, A seokJin no le importaban sus palabras, ni que estuviese actuando como un sociópata o como un borracho, era Nam... Era su amor...

Sabía que estaba herido, que era doloroso...

Los aros metálicos llegaron a sus labios de repente, presionándolo, y comenzó a besarlo de forma deliciosa, metiendo su lengua en el interior con fuerza, como un degenerado, Jin cerraba los ojos, sin corresponderle, tratando de ladear la cabeza a pesar de que el cuchillo lo presionaba.- Hazlo... hazlo o voy a cortarte la maldita garganta.- Gruñó Namjoon, volviendo a sus labios, y lo empujó despacio, profundizando sus besos, y en ese momento, cuando Jin comenzó a corresponderle, la sensación tracionera de calor inmeso se le subió por el cuerpo. Había llorado por él dias y noches enteros, lo añoraba y lo maldecia, lo extrañaba, y de nuevo estaba ahí, provando el delicioso sabor de su saliva, la calidez de su aliento, y la suavidad de sus labios rosa pálido que embriagan con dulzura; su ángel estaba ahí... de nuevo... lo estaba obligando y sometiendo, y no podía evitar sentir que el alma se le rompía por ello, porque no quería hacerle daño... pero lo necesitaba desesperadamente, solo necesitaba un poco de él para seguir viviendo, porque como todo drogadicto, la abstinencia del cielo estaba haciéndolo perder la cabeza.

Lo hizo perder la cabeza

-Saca la lengua...-Jadeó, viendo como Jin obedecia, e imitandolo comenzó a acariciarla lentamente, muriendo de éxtasis, mientras Jin, avergonzado rezaba porque Namjoon no notara todavía la erección punzante entre sus muslos.-Eres mío...-Musitó, desabotonando su camisa con impaciencia, descubriendo el tatuaje de las flores, que casí lo hace llorar y por ello descendió a sus pantalones, desabotonándolos con prisa.- Eres mío...-Repitió, desnudándolo poco a poco, dejando a un lado el cuchillo para tomarlo entre sus brazos, para estrecharlo con fuerza, volviéndose loco.- Eres mío... eres mío... -Musitaba mientras lo acostaba sobre la mesa, y perersamente llevó su dedo pulgar a su boca, metiéndolo, recibiendo como respuesta los labios de Jin presionándolo, y le acarició el rostro con amor, frotándose entre sus piernas...-Sólo mío...

-"Sé que soy tuyo... siempre seré tuyo..."-Pensaba Jin, cerrado los ojos, luchando contra si mismo, luchando por no gritarle que lo tomara en ese momento, por gritarle que lo besara profundamente, que le dijera lo mucho que lo amaba, ¡Y luchó!... lo hizo, contra todo pensamiento, contra todo deseo y esperanza de salir huyendo tomados de la mano y no volver nunca más, porque eso no serviría de nada...  huir sólo les daría burdo tiempo... y solo lograría que le hicieran daño, que lo mataran a golpes.

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora