Parte 30: El lago

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Este es el segundo capítulo que subo hoy, por si Wattpad no les avisó vayan atrás ❤

Namjoon tragó en seco, acariciando su rostro con duda, con tristeza feroz que le quemaba la manos.- Sé un buen chico y obedece... -Musitó.- N-no... tomes los votos... no los tomes...-Dijo con dificultad, quitándose de encima un peso que creyó que terminaría aplastándolo.-Y larguémonos de este pueblo

-Si Nam...-Dijo con las piernas flaqueándole, y se hundió de lleno en la palma de su mano, sollozando.

-Tonto...-musitó el menor atrayéndolo a su cuerpo.- No sabes en lo que te haz metido...-Dijo hundiendo su nariz en el cabello del castaño, suspirando con el alivio más grande que había sentido en su vida, con el amor más devoto que había profesado alguien alguna vez.

-No me importa.- Aseguró, rodeando la cintura de Nam con los brazos, y se metió en su pecho, buscando refugio.- Nadie esperaba que esas flores estuvierasñn vivas, pero florecieron... y ahora están grabadas en mi pecho

Nam suspiró pesadamente, estrechándolo con fuerza, y se tragó todo el miedo de golpe, tensando su quijada con valor, sus puños con firmeza.- Yo... voy a cuidar bien de ti, no importa como pero lo haré

-Yo también!, no se como... pero lo haré, no me convertiré en una carga Nam...-Aseguró

-Cállate... una carga siempre será una carga.- Dijo dándole repetidos besitos en la frente con cariño.- una demasiado ligera... Demasiado una hermosa

-Te amo Nam...

-Yo te amo más mi amor...-Dijo haciendo a un lado su flequillo castaño con los dedos, y depositó un beso en su frente con suavidad.

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El traje para tomar los votos fue puesto sobre un gancho elegante, y tras ello lo metió dentro del closet, con una sonrisa agridulce en el rostro, para después dirigirse al crucifijo de madera que colgaba en su pared, y lo contempló unos momentos, en silencio.

Hacía horas que Namjoon lo había dejado en su habitación, hacía frío y la madrugada pasaba taciturna ante sus ojos, pero no tenía sueño, ni cansancio, no podía tenerlo, y jamás volvería a tenerlo nunca porque velaría por su amor toda la vida, lo cuidaría y lo protegería ante las penurias venideras que se avecinaban cuando todos descubrieran que... habían huido juntos.

Suspiró, como si quisiera sacudirse el miedo que le hacia flaquear las piernas y tras ello se arrodilló lentamente, juntando las manos con devoción, y cerró los ojos, esperando el momento para empezar a hablar.

-Padre mío... tu que me ves desde tu cielo divino sabes que te tengo presente, te pido piedad y te pido indulgencia, porque esto que siento, aunque incorrecto es puro... y es sagrado... padre mío, padre mío... te pido misericordia y apelo a tu inmenso amor... pidiéndote que perdones a tu hijo, que le tengas piedad, y clemencia, porque no era mi misión estar a tu lado después de todo, porque no era mi misión enseñar tu palabra, sino comprenderla y acogerla dentro mío para atesorarla siempre... padre mío, padre mío... no tomes en cuenta mis pecados, sino la fe que te tengo, los rezos que te dedico, la esperanza que te tengo ...-Suplicó, inclinando la cabeza.

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Namjoon terminó el mural la tarde siguiente, ante el cual el padre Seejin lo elogió con ahínco, sonriendo, era maravilloso, casi divino, y se sentía orgulloso, entusiasmado, pensando en lo impresionados y encantados que quedarían los feligreses al admirarlo el dia de la toma de votos, sin sospechar que uno de sus queridos hijos, lamentablemente no podría asistir a dicho evento.

Jin lloró un rato después de eso, sollozando como un niño en los brazos de su amor, que le acariciaba la espalda y lo mecía, consolándolo, diciéndole que el padre Seejin en su inmensa bondad lo perdonaría cuando llegara el tiempo, que seria capaz de ver su rostro con orgullo una vez más después de que se fueran, y con eso en la cabeza Jin asintió repetidas veces, tratando de tranquilizar su llanto, de tranquilizar su alma que se sentía culpable y al mismo tiempo liberada.

La casa del árbol - NamJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora