(Ad+18)-Si fuera tu dejaría de rezar... no parece servir de mucho.- Dijo en un tono burlón su verdugo, mientras sus labios y su nariz repasaron la blanca piel de su cuello, absorbiendo de forma infame el aroma que su piel desprendia.-"Libranos de to...
-Si... definitivamente ya no siento nada.- Dijo escupiendo hacia el piso, con desdén.- Espero que... eso haya sido suficiente... para que dejes de molestarme... -Sentenció cruelmente, dándose media vuelta.- La próxima vez... llamaré a la policía.- Musitó, comenzando su camino hacia el convento.
-Jin... ¡Jin!- Gritó Namjoon desgarrándose la garganta, viéndolo huir sobre pasos apresurados.-¡Jin!
-Por favor... Olvídame mi amor...-Suplicó quedito, sin dejar de correr.
Y de sus lágrimas el camino se empapó un poco.
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Namjoon no estuvo en la iglesia.
No estuvo ahí, en la última fila en la que siempre se sentaba a esperar a que todo acabara, para intentar hablar con él, y Jin, con un nudo que lo ahogaba en la garganta bajó la cabeza cuando se dio cuenta, juntando sus manos con devoción, esperando que él se hubiese ido ya... que todos esos crueles actos... esas crueles palabras hubieran terminado por ayudar a hacerlo entender que tenía que irse de ahí, de una vez por todas.
Sin embargo, nada de eso pasó, y fue aún más caótico, porque Namjoon estaba dentro de un limbo del que no sabía como salir y después de todo era comprensible; su tío ya no estaba... y aunque no tenía razón ya para seguir en ese pueblo no podía irse... porque su primer amor... su único amor habitaba las paredes de ese convento, pero... como todo en la vida, todo lo que lo había hecho feliz alguna vez ahora lo torturaba, y ahogándose en alcohol lloraba amargamente, preguntándose cuando es que acabaría su sufrimiento.
-Tío... si encontraste a mamá... ¿podrías decírmelo? ¿Podrías preguntarle, si es que Dios la acogió en sus brazos como tanto quería? ... Pregúntale si tuvo misericordia a pesar de que se quitó la vida - Musitó mirando hacia el cielo, dando un enorme trago a una botella de whiskey que le corroía el estómago a causa de no haber comido nada en mucho tiempo.- Tio...-Susurró.- Y si ella no está ahí, entonces por favor pregúntale a Dios si es que ya ha tenido suficiente con lo que me ha hecho... pregúntale si de verdad pequé tanto en la otra vida... si de verdad pequé tanto cuando nací... ¿que es lo que hice? Para que él me condene de esta forma tan dolorosa...-Musitó llorando, limpiándose las lágrimas con enojo.- Tio... pregúntale por favor... porque trato de hablar contigo si no creo en su cielo...
Era la primera vez que sentía amor genuino, nacido de la nada, porque el amor que había sentido antes era por su madre, por ser su madre, era de las manos bonachonas de su tio que siempre lo acogían, era por Min Yoongi que lo había salvado de morir en la calle, pero ninguna de esas emociones podría equipararse jamás con lo que sentía por Jin... Jin era único, porque todo lo que había en él lo enamoraba: el tono de su voz, y su ridícula risa, la forma en que arqueaba los ojos cuando se preocupaba y como sacaba el labios haciendo pucheros cuando se enojaba, su piel blanca cernida a su cuerpo como un lienzo y esas comisuras color rosas remarcadas por la sangre cuando se exitaba, como sus pezones se ponían erectos, como su boca se abría cuidadosamente cuando gemía... cuando lloraba.
Namjoon, había sentido tristeza casi toda su vida, y era cruel decirlo pero estaba acostumbrada a ella, pero esta tristeza no solo era tristeza que te jodia, era desolación... completa desesperanza, y ante su naturaleza agresiva, completamente errática, lo único que pudo hacer con su miseria fue como siempre... convertirla en enojo.
El enojo lo conocía perfectamente.
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