17.- ARRINCONADA, CON EL MUNDO DEL REVÉS

317 7 0
                                    

Pasaron un par de semanas y Malú y yo hablábamos a diario. A veces nos conectábamos a través de Skype, cosa que me era difícil debido a las ganas de llorar que me entraban al verla. Fingir sonrisas al hablar con ella cada vez se me hacía más complicado. 

Estaba anulada por completo. Ya no salía para nada, ni siquiera para comprar comida. Solía pedirle a mi hermana que me la trajera si pasaba por algún restaurante, o pedía pizzas pero poco más. No cogía el teléfono a nadie más que a ella y, a Sofía, como era obvio. 

Pedro me llamaba, día tras día y me dejaba mensajes en el contestador, diciéndome que tenía que hablar conmigo, por lo del trabajo y eso pero yo no le contestaba. No estaba yo ahora para trabajo la verdad. 

Mi hermana me traía a Chloe cuando venía. Decía que era una buena manera de distraerme y ya de paso se la cuidaba para que pudiera hacer sus recados más tranquilamente. Pero no me distraía, sino todo lo contrario. Cuando estaba con la niña no hacía más que acordarme de cuando Malú jugaba con ella y sus perras, de cuando dormían juntas o veían los dibujos animados que yo tanto odiaba. Mirara a donde mirara la  veía a ella en todas partes y cada vez me derrumbaba más. 

Alguien llamó a la puerta y ni siquiera me levanté a abrir. Mi hermana no me había  dicho nada de si iba a venir y no había pedido comida con lo cual no esperaba a nadie. Siguieron insistiendo bastante tiempo hasta que se decidieron a hablar. ¿No se cansaba? No sabía quien era, pero la verdad es que ya me estaba cansando. 

-Se que estás ahí Alex... ¿No piensas abrirme?- Carlos... Como no. 

-No tenía pensado la verdad. Vete por favor. 

-No me muevo de aquí hasta que me abras la puerta. 

-Pues siéntate porque vas a tener que esperar bastante. 

-De acuerdo, aquí te espero.- Lo dicho, incansable. 

-Carlos, en serio, vete. No te voy a abrir la puerta. 

-¿Por qué? ¿Estás ocupada? 

-Si, mucho. 

-¿Puedo saber en qué? 

-No, no puedes. Bueno, si quieres esperar espera, yo te avisé.

Subí a la habitación y me puse los cascos con la música a todo volumen. Si iba a seguir hablando no me interesaba escucharlo. Como si no tuviera bastante y aún encima viene este imbécil. 

No, no me cae bien. No lo trago. Y desde luego no quiero verlo ni en pintura, porque con mi mal humor no iba a ser nada bueno. 

Cerré los ojos y me quedé un rato más escuchando aquellas canciones de mi móvil. ¿Adivináis de quien?                    Exacto.

Cuando abrí los ojos para cambiar de carpeta (porque tenía todos sus discos organizados en diferentes listas) me encontré con Carlos mirándome fijamente. No quedé colgando de la lámpara del techo porque el susto me paralizó. 

-¿Se puede saber que hostia haces aquí?- le grité enfadada- ¿Como entraste? ¿Y por qué? ¿Sabes que te puedo denunciar por esto? Eres un imbécil Carlos y un psicópata y...- me cortó

-A ver, a ver. Tranquilita niña. Es solo que como te seguí hablando y no me contestabas pensé que a lo mejor te había  pasado algo y... cogí las llaves de emergencia de la macetita y vine a ver si estabas bien. Soy todo un héroe ¿no?

-No te lo crees ni tu... Lo que eres es un gilipollas Carlos. ¡Vete!

-Encima que me preocupo por ti y me echas, desde luego... 

-Pues ya ves que estoy perfectamente. Vete, en serio. 

-Vale, vale. Me voy. Pero antes... ¿Puedo hacerte una pregunta? 

-Si con eso te vas, adelante. 

-¿Por qué me odias tanto?

-Porque eres un completo imbécil, porque no te soporto y porque...- y me besó- ¡¿Estás loco?! ¡Sal de mi vista pero ya!- dije gritándole mientras lo empujaba. 

-No deberías resistirte tanto... Yo se que tarde o temprano caerás, como todas.- dijo sonriendo

-Que te quede claro Carlos, yo no soy como todas.- Lo llevé hasta fuera y cerré el portal principal, que gracias a Dios no tiene llave de repuesto.

-Caerás, ya verás.- gritó detrás de la puerta. 

No puede ser. Un problema más, como si no tuviera suficiente. ¿Y ahora como le explico esto a Malú? ¿Que se supone que voy a hacer? Si es que no me  va a creer, está claro... Pero al fin y al cabo yo no hice nada ¿no? ¿O si? 

Y así, entre preguntas y más preguntas mis lágrimas caían por mis mejillas. ¿Pero que me pasa? No estaba segura de si me sentía culpable por lo que acababa de pasar o es que echaba demasiado de menos a Malú. O las dos cosas. 

En un impulso entre mi enfado, mi culpa y mi desesperación en general llamé a Pedro. 

-¿Si? 

-Pedro,soy Alex. Perdona por no haberte contestado a las anteriores llamadas... no estaba en condiciones de trabajar. 

-Claro Alex, te entiendo. ¿Quieres entonces que quedemos para negociar tu contrato?

-No... no... No voy a aceptar el trabajo. 

-¿Pero qué estás diciendo? ¿Por qué? 

-Porque no quiero trabajar con Carlos y porque... bueno... No pude ir a México con Malú por este trabajo y después de estos días pensándolo mucho prefiero renunciar y estar con ella allí, es lo mejor...

-Alex, es una oportunidad importantísima para ti... Si no quieres trabajar con Carlos puedes hacerlo sola o elegir tu a otra persona ¿de acuerdo? Pero no lo dejes escapar, de verdad. 

-Bueno ¿y por qué no puedo elegir a Malú para que esté conmigo? No quiero estar un año y medio tan lejos Pedro, tienes que entenderme. 

-Lo siento Alex, de verdad... Se que lo de México no es la mejor de las opciones pero era la única que le quedaba para volver a la normalidad con su carrera ¿entiendes? Además, un año y medio se pasa volando, ya verás, cuando menos te lo esperes la tendrás otra vez a tu lado, tranquila. Pero por favor... Acepta este trabajo. Tu sola si lo prefieres. ¿Que me dices? 

-No lo sé es que... No se si voy a poder, que no esté aquí me hace todo mucho más difícil... 

-Bueno, mira. Te dejo un par de días para que te lo pienses y luego me lo confirmas de acuerdo? 

-De acuerdo. Y gracias.

-No hay de qué. Cuídate. 

Y colgamos. La verdad, esto de trabajar sin ella aquí yo no lo veía claro. ¿Como iba a cantar, si ella no estaba entre el público haciéndome gestos? ¿Quien me iba a abrazar antes y después de las actuaciones? ¿Quien me enviaría mensajes de "Buena suerte cariño, lo vas a hacer genial."? Si es que no puedo. No puedo porque hay veces que faltan personas demasiado importantes, y cuando no están te das cuenta de que no eres nada sin ellas. Se te cae el mundo encima y no puedes, es imposible. Porque te acostumbras a vivir días tras día con una persona, a depender de ella en todos los aspectos y eso te perjudica cuando esa persona no está. Y ahora mismo yo dependo de ella. Dependo de ella para cantar, para salir, para bailar y para sonreír. En pocas palabras, en este punto me estoy dando cuenta de que hasta dependo de ella para vivir. 

THE BIGGEST CHALLENGE OF LIFE IS TO LIVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora