A la mañana siguiente nos despertamos abrazadas en mi cama. Lo primero que sentí esa mañana fue como una inmensa felicidad me invadía en toda plenitud. Miré su espalda desnuda y repasé todos aquellos lunares que la llenaban, junto con sus tatuajes que tanto me gustaba acariciar. Como echaba de menos aquello... Se giró y pegó su frente junto a la mía depositando un pequeño beso en mis labios.
-Echaba de menos estos amaneceres a tu lado...- susurró
-Bueno... seguro que los de México no son tan malos.- sonreí
-No lo son... Pero no te tengo conmigo.- no dije nada, no tenía respuesta para aquello.- Oye Alex...- la miré indicando aún más atención- ¿Tu lo dejarías todo para venir conmigo a México?- dudé en que contestarle, pero finalmente opté por ser como yo era, sincera a pesar de todo.
-No Malú... Eso era lo que creía que quería al principio, pero ahora no. Ahora tengo un trabajo que me cuesta llevar a cabo porque tu no estás, pero aún así para mi es vital. Y lo importante, tengo aquí a mi hermana, que por cierto se casa en unos días y a la que no quiero dejar así por las buenas.
-Ya... Pero no quieres quedarte por ella sino por otra persona ¿me equivoco?
-¿Que estás queriendo decir?
-Pues lo que escuchas Alex. Primero querías dejarlo todo para venirte conmigo pero de repente ahora quieres quedarte con la excusa de que no quieres dejar aquí a tu hermana. Hay cosas que no cuadran.- cada vez levantaba más el tono de voz y a mi me ponía nerviosa, con lo cual hacía también lo mismo.
-¿Piensas que estoy con otra persona o como va la cosa?
-Eso pienso.
-Malú... Vete por favor.
-¿Como?
-Eso, que te vayas. No tengo por qué aguantar que me vengas con esto ahora cuando tu estabas con el tal Nicolás constantemente.
-No tiene nada que ver una cosa con la otra.
-Igual para ti no. Ahora en serio, si piensas montarme estas escenas va a ser mejor que te vayas, no voy a discutir contigo.
-Solo quiero saber por qué te empeñas ahora en quedarte.
-Porque voy a estar presente en la boda de mi hermana, porque quiero seguir con mi trabajo y porque ahora estoy de maravilla aquí. No tengo pensado dejarlo todo y mudarme a México para seguirte a todas partes constantemente como tu perrito faldero. Necesito sentirme útil, no ir detrás de ti y ya.
-Pues muy bien.
Se levantó de la cama y se encerró en el baño. Puse la almohada sobre mi cara y me quedé allí un rato intentando no soltar toda la rabia que había en mi en aquel momento. ¿Por qué no podía entenderme? ¿Por qué se había vuelto tan egoísta?
No quería esperar a que saliera del baño así que me vestí y fui directamente a la cocina. Cogí mis cosas y salí del apartamento. Total, ella sabía donde estaba la puerta y podía irse cuando quisiera.
Fui a la cafetería para seguir la misma rutina de cada día y allí vi a Sandra, la que en seguida me atravesó con la mirada. Seguía sin entender por qué razón se había puesto así conmigo, pero esperaba que me lo explicara. Lo malo era que, al parecer ella no tenía pensado acercarse a mi y dejó que el otro camarero me atendiera.
-Perdona ¿puedes llamar a Sandra? Me gustaría hablar con ella.- le pedí al camarero en cuanto me tomó el pedido
-Claro, se lo diré.
Y seguramente se lo dijo pero ella nunca vino. Al final me harté de esperar y volví a casa. Malú ya se habría ido así que ahora me tocaba echarla de menos, otra vez.
Aunque cuando abrí la puerta las cosas no fueron como me las esperaba.
-Sigues aquí...
-Si. Alex... Lo siento. Se me fue la cabeza. Perdóname, por favor. Yo, de verdad que...- no la dejé continuar y la besé, con toda la pasión que pude, con todas las ganas que le tenía a su boca, y se notó.
-Malú... tenemos que asumir que te vas a ir, vas a estar fuera mucho tiempo y no sabemos lo que va a pasar, no sabemos como va a cambiar nuestra vida y...
-No me importa, de verdad. Pero tenemos que disfrutar del momento, del ahora. Estoy aquí Alex, aún no me fui. Cuando me vaya ya veremos lo que hacemos pero mientras tanto, déjame que disfrute de ti como antes, por favor...
Sonreí, no me esperaba aquella respuesta. Se acercó, tanto que me tapó la sonrisa con sus labios, aunque yo por dentro seguía sonriendo cual enana la primera vez que visita un parque de atracciones. La felicidad que ella me transmitía era superior a todo lo demás. Dejaba atrás cualquier bronca que hubiéramos tenido antes, nada de eso importaba mientras sus labios se juntaran con los míos y eso se notaba. Entonces lo comprendí. Comprendí que ni lejos iba a dejar de quererla nunca. Puede que si algo pasara, después de cierto tiempo pudiera llegar a vivir sin ella, pero eso no entraba en mis planes ahora. Había comprendido a saborear este mismo instante a su lado, a olvidarme de ese avión al que subiría en apenas un par de días y a olvidar los miles de kilómetros que nos distanciarían en todos los sentidos. En esos instantes solo existíamos ella y yo, con nuestros labios pegados, mis manos acariciando su vientre y las suyas dibujando garabatos en mi espalda. Sin ninguna duda, aquellos pequeños instantes eran mágicos, realmente insuperables. No puedo explicar exactamente como me siento cuando sus labios se juntan con los míos. Ni tampoco se el por qué de mis escalofríos cada vez que me mira y me sonríe. Solo se que mariposas en mi estómago no hay, solo terribles terremotos que cualquier día moverán el mundo entero, al que le podemos sumar esos intensísimos latidos que provocan miedo en mi. Mi corazón, que late tan fuerte que cualquier día se para ahí mismo. Pero no importa. No importa lo que sienta, si es por ella. No importa si me muero, si es por ella. Morir de amor ¿existe? Sin duda con ella yo muero cada día. Muero de amor con su sonrisa, con sus buenos días, con sus besos, con sus ojos, con sus caricias... muero de amor hasta con sus rabietas, y si eso no es amor ¿qué es?
Cuando volví a la tierra los besos de pie junto a la ventana habían pasado a la historia. Caminábamos hacia mi cama mientras se deshacía de mi ropa y yo de la suya, con la misma calma que siempre, pero con unas ganas locas la una de la otra.
Me empujó y se puso sobre mi, recorriendo mi cuello con sus dedos y después llenándolo de besos. Acaricié su espalda y me deshice de su sujetador. Ella hizo lo mismo con el mío y bajó a mi cintura hasta deshacerse también de mis braguitas, acto que copié en ella. Estábamos unidas completamente la una a la otra, sin dejar pasar ni un solo soplo de aire entre nosotras que no proviniera de nuestra respiración. Me hizo suya y la hice mía, una vez más. Le dije todo, sin decirle nada, con besos que recorrieron cada lunar de su cuerpo y creedme que me aseguré varias veces de no saltarme ninguno...
Quedamos tendidas boca arriba sobre mi cama, con la respiración algo agitada aún y con una sonrisa que hablaba por si sola. Juntas, muy juntas, otra vez.
Su cabeza estaba apoyada en mi hombro y mientras yo acariciaba su precioso pelo. Lo tenía todo cuanto quería ahí, a mi lado. Me di cuenta entonces de lo mucho que la había echado de menos. ¿Como se puede querer tanto a una persona? Volví a besarla, por que sí. Simplemente me giré, le planté un apasionado beso y volví a mi posición anterior. Le sorprendió, pero no dijo nada sobre eso, ¿para qué?
-Alex...
-Dime cariño.- dije girándome hacia ella, dibujando en su vientre con la yema de mis dedos mientras miraba fijamente sus hipnóticos ojos.
-Te quiero.
![](https://img.wattpad.com/cover/13619567-288-k868211.jpg)
ESTÁS LEYENDO
THE BIGGEST CHALLENGE OF LIFE IS TO LIVE
RomanceHistoria totalmente ficticia entre Alex, cantautora pendiente de descubrimiento y Malú, famosa cantante española.