Jazmín una chica llena de luz interior

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El despertador una vez más interrumpía el tranquilo sueño de una somnolienta pelirroja, dando manotazos para apagar el insistente interruptor de su cálido sueño.
Un día muy movido le esperaba a esta señorita quien lejos de despertarse entre las sábanas revueltas, de mal humor, comenzaba cada mañana abriendo sus ojos de ese verde tan especial como su alma y con esa alegría y chispa que la caracterizaba.
Acomodándose el camisón favorito de seda, rosa pastel decidio levantarse (se desperezo) y como rebote se paro de la cama dirigiéndose al gran ventanal que daba a la hermosa ciudad de Montevideo recibiendo con mucho amor aquel sol en la cara que hoy brillaba de manera especial (echándole un vistazo a esos rascacielos que siempre la distraían y la hacían perderse por quién sabe dónde mientras los admiraba, el movimiento desde tempranito la gente yendo y viniendo y eso era una de las cosas que Jazmín amaba, que aquella ciudad siempre estaba tan llena de vida y tantos colores en sus calles, solo pudo achicar sus ojitos en una gran sonrisa de esas gigantes que detenían el tiempo.
Lista para comenzar su día se dispuso  a ir hacia el baño para bañarse.
Su departamento era pequeño pero no se podía discutir la calidez que destilaba y la buena energía por cada rincón. Su apartamento se encontraba en la planta baja de uno de los edificios cercanos a la plaza principal que a diario reunía a ciento de personas para pasear por allí, eran las 7:00 am mientras la cafetera estaba en proceso de un delicioso y aromático café que no podía faltar en las mañanas de la colorada.
Y es que el aroma a café era uno de los aromas preferidos de ella en el mundo, traía a su mente los más tiernos recuerdos de aquellas tardes de verano en que compartía con su abuela Dulce (así es su nombre dulce como ella), sobre aquella mesa que juntas preparaban habían dos tazas humeantes esperando por ellas y una deliciosa tarta de limón como no había probado en ningún otro lugar.
Horas de charlas donde no podía parar entre mordiscos a su tarta de escuchar con atención las aventuras de juventud de su dulce viejita como ella la llamaba en ocasiones.
Su abuela siempre supo darle una palabra a tiempo, una palabra justa para hacerla sentir mejor y sus abrazos para Jaz... los abrazos de su abuela eran de otro mundo, un solo abrazo y su mundo volvía a estar bien.
Entre pensamientos, sonrisas y suspiros que se le escapaban fue interrumpida por el reloj cocinero que le avisa que su café ya estaba pronto para disfrutar y saborear, no cómo le gustaría ya que era costumbre que por las mañanas anduviera a las corridas, no quedandole más que poner su café en el vaso térmico en el que se podía leer una de las frases preferidas *Deja que suceda* una vez pronto el vaso a las corridas fue por su abrigo dorado, su bufanda de lana gruesa color chocolate..(muy importante sus llaves...) Y su bolso negro con tachuelas que ella misma había decorado.
Afuera estaba invernal realmente aún así le gustaban los días fríos, pero no sabía exactamente por qué.. o si.
El caso es que las calles estaban llenas de aquellas adorables narizes coloradas que a ella le daban entre gracia y ternura.
Tenía treinta minutos para llegar al bar-cafe "Dulce Sabor" donde trabajaba,un bar precioso, pequeño pero cálido y familiar como pocos, lugar que había sido testigo de tantos comienzos de historias bonitas de tantos encuentros y también desencuentros, cruzes de miradas que estaban destinadas a encontrarse en fin un lugar acogedor que le robaba el corazón a todo el que entraba alli.
Jazmín no era la excepción por supuesto amaba mucho su lugar de trabajo, se encontraba justo en la esquina de una de las calles principales, este empleo lo consiguió cuando tenía veinticinco años y hoy... Hoy no era un día cualquiera, claro que no porque hoy esta señorita estaba cumpliendo treinta y cinco años, estaba a tres cuadras de llegar cuando su celular comenzó a sonar, era una nota de voz de su mamá felicitando a su hija:
(Audio de voz mamá)... Cariño Feliz Cumpleaños mi pequeña gran princesa, ¡te amo! nos vemos en la tarde para festejar).
(Grabando audio)... Ma ¡muchas gracias! te amo, te espero en casa en la tarde besote) se puso feliz y sonrió como una niña pequeña, siempre la emocionaba ser tan mimada el día de su cumpleaños, guardo su celular ya estaba enfrente de la puerta de cristal del bar-café, suspiro con entusiasmo frotando sus manos para calentarlas por tanto frío,empujó la puerta hacia adentro sintiendo el ruido de pajaritos que provenía de la puerta cada vez que la gente entraba al local.
Jazmín entraba a las 8:00 am en punto a trabajar a Dulce Sabor por lo visto era una mañana movida, clientes de siempre caras conocidas que bebían y comían sus medialunas mañaneras le sonreían con cariño, era muy querida allí, tan amable, tan amorosa, siempre haciendo sonreír por si los demás habían tenido un día fatal, se merecía cada demostración de cariño que recibía y ella no podía más que sonreír y saludar a cada uno con sus cachetes sonrojados y es que tanta atención a veces la ponía nerviosa pero aún así la hacían sonreír, sin más se dirigió al sector favorito, el de la cocina, sorprendida por no encontrar a ninguno de sus compañeros tanto silencio no era normal algo que caracterizaba a Dulce Sabor eran las conversaciones y las risas que con alegría adornaban el lugar y por eso lo hacía tan especial para sus clientes.
Siguió caminando, buscando algún rastro de su banda cocinera algo decepcionada se desenredo la bufanda, se quito el abrigo y lo colgo en el perchero de madera junto con la cartera, se abrió la puerta y salio su banda entonando de manera escandalosa y alegre el Feliz Cumpleaños a su cocinera favorita, su mejor amigo Javo sosteniendo un pastel de fresas detalle que no pasó por alto para Jazmín.
_Feliz cumpleaños belleza
_Feliz cumple Jaz
Feliz cumple Cachooo  de mi corazón.
Jazmín estalló en risas abrazando a sus cocineros que le devolvían el gesto cariñosamente, el bar estaba movidito así que el pastel de fresas tuvo que esperar.
El día en el bar transcurrió lleno de risas y felicitaciones por todo aquel que se enteraba.
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Su jornada laboral había terminado.
Jv- Cacho te veo en un rato para festejar esos treinta y cinco añitos, guiñandole un ojo y abrazándola
J- Greys te espero en casa, te adoro. m
Mirándolo con el mismo cariño que siempre compartían.
Ambos tomaron sus respectivos rumbos mientras caminaba hacia su hogar con aquel brillo en los ojos que la hacía ser ella, brillo que delataba la felicidad que tenía y es que no podía sentirse más afortunada del trabajo que tenía, de los compañeros que tenía que ya eran amigos y el mejor amigo que tenía, aquellos clientes que le hacían las jornadas laborales tan entretenidas.
Eran las nueve de la noche y el departamento comenzaba a llenarse de sus amigos de siempre Javo, Lolita, Sofi, Vale, Rochi, su mamá, papá y su amada abuelita, ella era un ser tan lleno de vida y tan especial que sólo podía estar rodeada de gente con linda energía.
Entre risas y aplausos llegaba el momento de pedir como cada veinticinco de enero sus tres deseos.
El tercero como los últimos tres años se volvía a repetir, Jazmín era muy feliz pero había algo que deseaba hace tiempo para completar su felicidad...

La magia de encontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora