Sos mágica ❤️

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Las once a.m,  la mañana había llegado con un sol hermoso dejando esa sensación linda de frente, apenas durmieron un par de horas y ya estaban en pie compartiendo unos mates en la vereda de la nueva casa, sentadas sobre las baldosas desgastadas de tanto que la gente pasaba, Jazmín del poco dormir tenía lo ojos más chinos que de costumbre cuándo le sonreía a Flor que cruzaba y abría las piernas en el suelo porque siempre solía acalambrarse cuando estaba mucho tiempo en el suelo, mientras cebaba el mate para dárselo a la pelirroja que cantaba suave y sin apuro la canción armoniosa que salía del tocadiscos y incitaba a la más bajita a que le siguiera la canción, la otra se puso a cantar moviendo la cabeza de un lado a otro mientras peinaba el pelo largo de su novia que daba los últimos sorbos a su mate, la de ojos cafés no acostumbraba a tomar casi nada de mate pero le entusiasmaba compartir algunos con Jazmín por las mañanas.
A Flor le había gustado siempre encargarse de cebar y ir pasando, lo hacía desde siempre con su familia, amigos o compañeros y como no podía ser de otra forma ahora lo hacía con aquella muchacha a la que amaba, la miró mientras agarraba el mate que la de ojos verdes le daba mostrándole los dientes al sonreír, la observó desparramada con su cabello detrás de la oreja tal como ella se lo había dejado segundos antes y que caía pegado al muro y sobre su espalda.
Se rieron de las cosas que recordaban de la noche anterior, sonrieron con nostalgia, y volvían a reírse porque los recuerdos iban llegando a sus mentes mañaneras.
Los ojos de Jaz siempre le habían parecido especiales a la de cabello ondulado pero a primeras horas del día se veían deliciosos, cada vez que se despertaba y los veía pensaba lo mismo y lo pensaría cada vez que viera sus ojos abrirse cada día de su vida.
Le dió el quinto sorbo a su mate, un sorbo largo para terminarlo, y con esmeró prepararse lo una vez más a la otra.
El sol estaba suavecito y no tenían que arrugar la cara para mirar, la de cabello naranja se acomodó quedando de costado y pegando su hombro derecho en el mismo muri, pestañeo un par de veces se mordió el cachete por dentro quedandole su boca más gordita como si fuese a dar un beso.
Jaz- Tus mates son los mejores!!!
F- mmm no creo te puedo asegurar que debe haber mil mejores por ahí!!!
Jaz- mm no! Para mí son los mejores porque saben a vos! Dijo limpiando el pantalón en la parte de la rodilla que se había empolvado un poco, y enseguida devolvió la mirada a Flor que la miraba con gracia.
F- a mi? Un mate con sabor a Flor, y río por cómo se escucho aquello haciendo que la pelirroja tragara de forma abrupta por la risa de la bajita.
Jaz- jajaja saben a vos porque los haces vos cada uno tiene su forma de prepararlo y acá le dijo señalando el mate para esta tu forma personal de armarlo, tu dedicación, un poco de vos, capaz suena un poco cursi pero en cada cosa que hacemos esta algo de nosotros.
Y todo lo que está hecho por vos me cautiva, me apasiona, se iba acercando más y más hasta que sus cabezas se encontraban apoyadas a milímetros una de la otra...
La más grande hizo un huequito en sus piernas para sostener el mate de cuerina marrón. Ya no podía ser de otra manera siempre todo terminaba en besos, en medio de cada conversación aparecían ellos, y que bendito momento ese en que su boca se acurrucaba contra los labios más finitos de la otra, que lindo se sentía todo al rededor desde esos labios.
Esos finos y rosaditos eran para besarlos sin prisas, sin interrupciones eran para detenerse, para experimentarlos como si nunca hubiese estado antes frente a ellos.
Que sensación más hermosa, se sentía con poderes especiales cuando Florencia le regalaba un beso y otro y muchos y todos.
Y al separarse para que recuperarán aire sus ojos se mantenían cerrados y sus mejillas llenas de color, los abría sonriendo con encanto porque al abrirlos se toparia con su cara aquella misma que hacía con ella de todo, y ese de todo la hacia feliz.
Si la magia existía era eso, era muchas cosas con ella eran los mates al solcito en la vereda era despertarse con el cosquilleo de sus rulos en el cachete, en el cuello, eran todas las miradas que se regalaban en el día  en la noche y en los sueños, era caminar sintiendo sus manos unidas, eran sus múltiples caras que tanto la hacían reír.
Era ese brinco que daba de la cama para preparar el desayuno antes de que la chica despertara y entonces comerlo juntas y comerla a besos.
El cómo se caminaban la vida las dos, la sonrisa permanenete, el sentir el corazón ir muy rápido cuando volvía a su encuentro al llegar a casa.
El verla atreverse a dar un paso más, esa manera de ser valiente y de invitarla a serlo junto a ella, esa inspiración inagotable.
Cada rincón en el que hacían el amor.
Amor o magia como quisiera llamarlo, era lo mismo existía cuando estaban juntas.





La magia de encontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora