Tu amor

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La hora se acercaba, solo minutos las separaban de verse, la bajita iba en camino al registro civil en el auto donde iban sus dos padres y Miranda con ella atrás, su primer destino no era él registró su primer destino era hacía uno de los jardines bonitos que se encontraban a tan sólo cuadras, allí se juntarían ambas por primera vez en el día.
El papá de Jazmín era el que la llevaba a ella, su mamá iba con una sonrisa de oreja a oreja en el aciento del acompañante.
La infaltable Dulce atrás al ladito de la pelirroja, las dos se habían tomado de las manos que quedaron apoyadas en la pierna derecha de su abuela.
La mujer le contempló el perfil, Jaz percibió enseguida sus ojos en ella y también la miró.
D- Estás tan hermosa! Le dijo moviendo su cabeza con ojos de emoción y una sonrisa que se presentaba entusiasmada.
Jaz suspiró y separó su mano que abrazaba la de ella y la acarició suavemente.. gracias, vos sos la testigo más hermosa del universo.
Sus ojos que seguían junto a los de su abuela se empañaban cada vez más, no quería llorar y llegar con los ojos negros pero no pudo evitar que pasará y se deslizaban unas lágrimas de emoción, Dulce subió su mano izquierda, esa mano que tantas veces había estado en su rostro para acariciarla con amor, y despacito con esa preciosa paciencia que siempre guardaba, secó los pómulos mojados, y le dijo que seguía perfecta, que nada se había corrido de su lugar, y dejó un beso allí justo en su mejilla que brillaba  sutilmente con un tono doradito .
La morocha charlaba con Miranda y con sus dos padres, solía hablar lo más que podía cuando se sentía nerviosa, ellos ya la conocían y trataban de ayudarla con sus nervios.
Miranda sonreía porque a pesar de que Flor no iba por el mundo mostrando sus nervios ella la había visto así bastante más veces de las que ninguna persona, y sabía que iba a hablar hasta por los codos.
Que bueno que su familia estaba ahí para hacerla reír, aún cuando se moría de nervios, así eran desde siempre no había situación de la que no sacaran algo divertido.
Las ruedas iban suavizando la marcha para estacionar y sus corazones aumentaron, los dos hombres habían estacionado uno por delante del jardín y el otro por la entrada de atrás.
Bajaron en compañía de cada familia, sus respiraciones estaban iguales.
Había una fuente hermosa y grande, ahí las reunirían. El cuerpo les temblaba, la morocha vio a una distancia a su novia rodeada de los suyos y juró que su corazón no le iba a aguantar en el pecho, se le iría volando a la mínima oportunidad.
Los pasos desordenados las acercaban más y más, aquella fuente de mármol se interponía en medio, los demás quedaron a cada extremo de esta, se estacionaron allí para darles espacio a ellas que recorrían la fuente circular antes de mezclar sus cuerpos se asombraban, el pecho de Flor subía y bajaba y sus ojos grandes se sorprendían infinitamente con Jazmín que poco le importó que sus lágrimas arruinaran el maquillaje, no iba a limitar sus emociones.
Se besaron se abrazaron, sus labios volvieron una y otra vez a enfrentarse, a rozarse.
Jaz- Hermosa!!! Estás hermosa!!! Le dijo con las manos en sus rulos brillantes, con voz quebrada.
F- Vos sos lo más hermoso que vi!
Te extrañe! Mucho mucho!!! Te amo!
Jaz- Te amo, te amo princesa.
Los demás iban yendo al registro civil y el papá de Flor las llevaría a las dos para allá.
Querían llegar juntas.
Rápido se arreglaron la corrida de labiales que se habían dejado las dos.
En el registro estaban las personas más íntimas.
Ellas en medio delante del juez, a la izquierda Miranda la testigo de Flor y a la derecha Dulce la testigo de Jaz.
El juez pronunció sus palabras, y ellas no podían dejar de mirarse de reojo, la morocha sonrió y la pelirroja achino sus ojos verdes mordiendo suavemente su propio labio inferior con sus dientes.
El Juez cedió un momento para que cada una pudiera decir unas palabras hacia la otra.
Rotaron ambas apenas un poco para quedar frente a frente, sus luces interiores brillaban y se asomaban por sus ojos.
Decidió comenzar la más bajita, la pelirroja  le tomó la mano derecha entre la suya y suspiró mirándola y muriendo de amor.
La bajita trago y intentó calmar su nerviosismo quizás de sentir que más personas la veían, pero en cuanto puso la vista en la más alta, otra vez volvía a sentir que nada la debía detener, su cuerpo se calmó.
F- A estas alturas no sé si quede algo que no te haya dicho ya, pero de todos modos nunca está demás decir lo que se siente.
No tenes ni idea de lo hermoso que es vivir la vida contigo, tu dulzura y tu amor hubiesen sido impensables un tiempo atrás, es más de lo que se me hubiese ocurrido amar y que me amen.
Muero porque sigamos dándole la vuelta al reloj juntas te amo con todo mi corazón.
Lo dijo tan llena de paz, y sus ojos color cafés con tanta armonía aunque con lágrimas.
Jazmín tenía las dos manos en las suyas a las que le dio un agarre más fuerte mientras las palabras de Flor le elevaban el corazón.
Y el te amo a la bajita se lo susurró con el tono perfecto para que fuera de ellas.
Sonrío inflando sus mejillas empapadas y achino los ojos verdes, tomó aire.
Jaz- Flor, no hay día en que tus ojos no se roben mi corazón, te vi aquél día y no hubo nada que hacer, me enamoré.
Gracias por vivir cada día conmigo como si no fuera a existir otro día, sos el amor de mi vida!!! Te amo.
Si no fuese por los aplausos hubiesen jurado que habían quedado solas, siendo solo dos, mirándose de esa peculiar forma en la que solo ellas lo hacían.
Bajo la mirada enamorada de la otra firmaron el acta matrimonial, y dejaron paso a los testigos para que dejarán la huella de sus firmas en aquella hoja de tono amarillo,  aquellos trazos que iba dejando la lapicera las unía de una manera formal porque las dos ya se habían unido irremediablemente desde aquel día sin que ninguna firma en un libro les diera el permiso.
Celebraron el gran día en un salón en la ciudad con todas las personas que las acompañaban en sus vidas.
Primero se fueron todas las personas para el salón, y el dúo de chicas se encargaron de demorarse unos minutos antes de entrar, minutos a los que le sacaron brillo y los gastaron a besos, nunca iban a cansarse de besarse descontroladamente por algún rincón.
Bailaron hasta que los pies les pedía descanso.
Javo las felicito con total honestidad, y las felicito un par de tantas veces más producto de las copas de más que se había mandado.

Apenas unos minutos sentadas fueron suficientes para poder volver a la pista, estaban tan felices que la energía les daba para mucho más.

Sus familias se divirtieron juntas y con el resto de los invitados.

Todos estaban asombrados de la energía de sobra que tenía Dulce, aquella era una de las almas de la fiesta.

Rodeadas del amor y la incondicionalidad de los suyos, se encontraban pegaditas, frente con frente, la pelirroja tomaba su cara pequeña entre sus manos acariciando suavecito sus orejas y besando poquito a poquito sus labios, deteniéndose en el labio inferior para después atrapar su boca, entonces sus movimientos fueron más lento al bailar.

Javo, Valen y Sofi se llevaban de maravilla, asi que disfrutaron de unas cuantas carcajadas juntos.

Sofi abrazaba a Flor, y en ese abrazo, había felicidad, emoción y así la de rulos lo sintió, tantas veces en sus locas conversaciones hasta la madrugada habían charlado y imaginado el momento en que alguna se casará, la rubia se separó arrastrando sus manos desde su espalda hasta sus brazos.

S- Estoy tan orgullosa de vos amiga, te mereces todo lo feliz de este mundo. Tu felicidad es la mia, te amo.

Flor apretó y jugueteo con los cachetes de sofi moviendolos un poco como había hecho siempre desde que comenzó su amistad.

F- Yo sé amiga, sos mi hermana sos parte de mi familia y se que estas tan feliz como lo estaría yo.

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Volvían a casa casi cuando ya empezaba a amanecer, si asi se habia extendido la fiesta no se imaginaban lo que sería el festejo del casamiento por iglesia.

En el medio de la cama estaban sentadas y entreveradas, lo más cerca que se podia estar de alguien, todavía no podían creer el día del que habían venido, Jazmín la tenia tomada de la cintura, Flor se acomodaba más cerca rebotando en el colchón. 

Sus cuerpos libres, descubiertos uno enfrente del otro y aquellos suspiros hondos que parecían desinflar, dejaban una sonrisa grande en sus rostros acalorados, la claridad iluminaba la habitación y también la piel de ellas, que cansadas pero enormemente felices se mimaban, se miraban sin descanso, la de ojos verdes acariciaba su espalda, sus hombros sus cachetes y volvia a esconder con habilidad y delicadeza los dedos en el moño que la bajita se había hecho enroscando sus rulos entre sí. 

Flor beso sus labios y recostó su mejilla en el hombro izquierdo y desnudo de Jaz, la pelirroja balanceo su cachete por el cabello de la bajita, amaba la sensación de sentir lo suavecito de su pelo en su cara, dejó un montón de besos en el cuello pudiendo sentir la respiración de Florencia que se aferraba con su mano izquierda a la espalda suave de la pelirroja y con la otra palma de su mano abierta sentía la textura de aquel largo cabello.

Sus ojos cafés pestañeaban al borde de quedarse dormida, la alta sentia el cuerpo tranquilo de ella contra el suyo conocía bien a la bajita y sabia cuando estaba por quedarse dormida así que despacito la alejó la miró con ternura achinando sus ojos, con sus largas pestañas arqueadas, beso a Flor con tanta dulzura que la de rulos media adormilada sintió que se podia derretir completa en esa cama, Jazmín en sus brazos se encargó de llevarla para atras junto con ella hasta que su cuerpo tocó las sabanas y su pelo naranja se desarmo contra la almohada, y la morocha quedó de costado sobre la alta que beso su frente.

Jaz-(le susurro con sus labios pegados en la frente) Mi princesita te amo!

Flor aun no se había quedado profundamente dormida y pudo escucharla... 

F-Te amo para siempre! dormir con el calor que irradiaba el cuerpo de la pelirroja que la sostenía como cada noche era indescriptiblemente increíble y hermoso.


La magia de encontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora